Diálogo entre el lápiz y la goma de borrar
Etiquetas: Mi familia.
Alea jacta est
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El acceso a la misma por parte de menores de edad queda librado por lo tanto a la responsabilidad y vigilancia de los señores padres.
Etiquetas: Mi familia.
Mi hijo pone en su blog este tema, cantado por Harry Chapin. Y reflexiona que la letra es un tanto dura. Viniendo de un adolescente, y como el tema es la relación de padres e hijos, que nunca se encuentran, es, creo, toda una confesión. Y quizás, me atrevo a pensar, hasta una disculpa. Aunque nosotros dos, a veces nos encontramos, ¿no es cierto, M.?
Aquí la letra para los que no la conocen:
My child arrived just the other day
He came to the world in the usual way
But there were planes to catch and bills to pay
He learned to walk while I was away
And he was talkin' 'fore I knew it, and as he grew
He'd say "I'm gonna be like you dad
You know I'm gonna be like you"
And the cat's in the cradle and the silver spoon
Little boy blue and the man on the moon
When you comin' home dad?
I don't know when, but we'll get together then son
You know we'll have a good time then
My son turned ten just the other day
He said, "Thanks for the ball, Dad, come on let's play
Can you teach me to throw", I said "Not today
I got a lot to do", he said, "That's ok"
And he walked away but his smile never dimmed
And said, "I'm gonna be like him, yeah
You know I'm gonna be like him"
And the cat's in the cradle and the silver spoon
Little boy blue and the man on the moon
When you comin' home son?
I don't know when, but we'll get together then son
You know we'll have a good time then
Well, he came home from college just the other day
So much like a man I just had to say
"Son, I'm proud of you, can you sit for a while?"
He shook his head and said with a smile
"What I'd really like, Dad, is to borrow the car keys
See you later, can I have them please?"
And the cat's in the cradle and the silver spoon
Little boy blue and the man on the moon
When you comin' home son?
I don't know when, but we'll get together then son
You know we'll have a good time then
I've long since retired, my son's moved away
I called him up just the other day
I said, "I'd like to see you if you don't mind"
He said, "I'd love to, Dad, if I can find the time
You see my new job's a hassle and kids have the flu
But it's sure nice talking to you, Dad
It's been sure nice talking to you"
And as I hung up the phone it occurred to me
He'd grown up just like me
My boy was just like me
And the cat's in the cradle and the silver spoon
Little boy blue and the man on the moon
When you comin' home son?
I don't know when, but we'll get together then son
You know we'll have a good time then
En mi apurada traducción:
Mi hijo llegó el otro día
Llegó al mundo de la manera usual
Pero había aviones que tomar y cuentas que pagar
Aprendió a caminar cuando yo no estaba
Y estaba hablando antes de que lo conociera, y cuando creció
Me dijo: "seré como vos, papá,
Sabés que seré como vos"
Y los gatos en la cuna y la cuchara de plata
El pequeño muchacho azul y el hombre en la luna
¿Cuándo vendrás a casa, papá?
No sé cuando, pero estaremos juntos entonces, hijo
Sabes que pasaremos buenos momentos entonces
Mi hijo cumplió diez el otro día
Me dijo: "Gracias por la pelota, papá, vení y juguemos
Enseñame a arrojarla", Le dije: Hoy no,
tengo un montón de cosas que hacer. Me dijo: "está bien"
Y se fue caminando pero su sonrisa nunca se atenuó
Y digo: "Seré como él, sí,
Sabes que seré como él"
Y el gato en la cuna y la cuchara de plata
El pequeño muchacho azul y el hombre en la luna
¿Cuando vendrás a casa, hijo?
No sé cuándo, pero estaremos juntos pronto
Sabes que pasaremos buenos momentos entonces
Bueno, volvió del colegio el otro día
Casi un hombre, tuve que decirle
"Hijo, estoy tan orgulloso de vos, ¿podés sentarte un rato?"
Sacudió la cabeza y dijo con una sonrisa
"Lo que quiero en realidad, papá, son las llaves del coche
Te veré más tarde, ¿podés dármelas, por favor?"
Y el gato en la cuna y la cuchara de plata
El pequeño muchacho azul y el hombre en la luna
¿Cuándo vendrás a casa, hijo?
No sé cuando, pero estaremos juntos entonces pronto
Pasaremos buenos momentos entonces
Hace tiempo estoy jubilado, mi hijo se mudó
Lo llamé el otro día
Le dije, "Me gustaría verte, si no te importa"
Dijo, "Me gustaría, papá, si pudiera encontrar un momento
Mi nuevo trabajo me enloquece y los chicos tienen gripe
Pero es un gusto hablar contigo, papá
Ha sido sin duda un gusto hablar contigo"
Y cuando colgué el teléfono se me ocurrió
Que había crecido igual que yo
Mi muchacho era igual a mí
Y el gato en la cuna y la cuchara de plata
El pequeño muchacho azul y el hombre en la luna
¿Cuándo vendrás a casa, hijo?
No sé cuándo, pero estaremos juntos pronto
Sabes que pasaremos buenos momentos entonces
Etiquetas: Mi familia.
¿Porque no nos dejamos de joder de una vez con este asunto?
Etiquetas: El mundo es ancho y ajeno., Mi familia.
Hace un tiempo, una gran amiga y excelente poeta, publicó en su blog un cuento de su hija.
Lo que me hizo recordar que también tenía atesorada una joyita de una mis queridas hijas (claro: ¿para qué padre no ha de ser una joyita algo que escribió su hija?).
Sin propósito de entablar competencias, sino más bien de estimular en los amigos este tipo de recuerdos, aquí va (se respetó rigurosamente el original):
Lo que pasó esta tarde
Mamá dijo: ¿vamos al balcón? ¡sí! ¡sí! Dos voces gritaron: eran yo y Elisa (mi hermana). Llegamos al balcón era un día fresco y cuando entramos mamá dijo Corina (yo) ¿traes el Royal Ludo? Bueno, mamá, lo traje y Elisa y yo empezamos a jugar. Elisa hizo una pequeña trampa y yo la dejé, pero no, no la pude dejar y le hice yo también otra trampa. Ella se dió cuenta y empezamos a pelear y terminamos:
1o. Elisa me empujó y le rompió una maceta a mamá.
2o. Elisa tiró el Royal Ludo y casi me pierde una bolita.
Después me dijo mamá, hacé una composición y... ¡aquí está!
Corina Laporte
Etiquetas: Mi familia.
Mi hijo me invita en su blog a hacer una de esas manifestación new age, donde uno tiene que confesar públicamente ciertos planes o deseos para su vida futura e invitar a otros a hacer lo propio. Es lo que vengo haciendo desde que tengo el blog. O si no, ¿que otra cosa son los blogs sino la confesión diaria de nuestros deseos y frustraciones?
Bueno, veamos primero la propuesta, que casi todos, de una u otra forma, conocerán ya:
1. Cada jugador comienza con un listado de ocho cosas que quiere hacer antes de morir, no importa las que sean, pero ocho.
2. Hay que escribir esas ocho cosas en su blog, junto con las reglas del juego.
3. Hay que seleccionar a ocho personas más, invitarlas a jugar y anotar sus nombres o el nombre de su blog.
4. Es importante no olvidar dejar un comentario desde donde nos invitaron a jugar.
Veamos ahora sus respuestas, nada despreciables para un muchacho de 18 años:
• Familia. Una linda familia. Que se pueda mantener bien unida, que se sienta como tal. Problemas va a tener, como todas, por supuesto, pero que al menos, sean felices todos sus miembros.
• Poder cambiar. Sé que tengo fallas (vine mal de fábrica viteh), sé muchas de las que tengo, y me gustaría poder “evolucionar” y cambiarlas, para poder estar mejor con el resto y, por supuesto, conmigo mismo.
• Estudiar las cosas que me gustan. Son muchas, tengo gustos bastante amplios, pero es otro proceso que exige maduración y compromiso con el estudio, me gustaría poder estudiar varias carreras a lo largo de mi vida, para poder tener una amplia base de conocimiento. Química, biología, medicina, derecho, computación, y música (estas dos últimas “las estoy haciendo”).
• Poder trabajar de lo que me gusta. Con todas las carreras que me gustaría hacer, ALGO me tiene que gustar de lo cual pueda recibir el sustento suficiente para mantener a mi familia y a mí con holgura :P.
• Ésta, sacada de The Bucket List: poder ayudar a un completo desconocido.
• Dejar un legado, una marca de mi paso por esta vida. Que se sepa que estuve aquí.
• Tratar de tener la menor cantidad de arrepentimientos posibles, para tener la conciencia tranquila, y poder dormir pacíficamente por las noches.
• Encontrar sinónimos para las palabras poder, y gustar, para no tener que repetirlos tan exhaustivamente en memes como éste.
Por fin, hay que invitar a las ocho personas, entre las que me incluye de esta forma:
"a mi papá (que, con su edad ((ya me da por muerto, el h. de p.)), si bien puede ser tanto cosas que le gustarían cumplir, preferiría que haga una retrospectiva, qué sueños tenía cuando era joven, y qué pudo cumplir; aunque dudo que lea esto"
Pues bien, leí esto, y aquí va mi respuesta:
Curiosamente, nuestras respuestas coincidirían casi totalmente. Veamos una por una:
* Familia: Sí, yo veía a la mía, y quería tener otra igual. No fue posible. Los tiempos habían cambiado, y la "fuerza del destino" era más poderosa que mi voluntad. Las familias que tuve no fueron perfectas, pero igual me siento muy orgullosa de ellas, sobre todo del último retoño. (Aunque en un libro de ética que leí, decía que delegar en los hijos la tarea que uno debía cumplir y no pudo, es simplemente transmitir a otros lo que no supimos o no fuimos capaces de hacer nosotros -como decía Alfonsín-, con lo cual no solucionábamos el problema existencial).
* Cambiar. Sí, uno cambia. A veces para mejor, otras no. Si se lo propone, siempre es para mejor.
* Estudiar lo que a uno le gusta. A mí también me gustaba todo. Cuidado con eso. No termines como yo, dispersándote, y siendo un especialista en ramos generales, o sea, sabiendo de todo y nada en el fondo. Especializate, y lo demás, que sea divertimento.
* Sí, me gustó la película. Lo he hecho muchas veces. Y nunca te arrepentirás, creéme.
* ¡Sí!, siempre lo sostengo. Hay que dejar algo. Y que sea algo por lo que nos recuerden, pero bien (¡hay tanto h. de p. que nunca olvidaremos!..).
* Bueno, me metí mucho en la ética, y esa materia seguramente la tengo aprobada. Me alegra que a vos también te preocupe.
* Hay que leer mucho, cosa que le recomiendo a todo el mundo, no importa el problema que tenga.
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Crab y Matías, su hijo, tienen habitaciones contiguas, separadas por una pared.
Sendas computadoras, con banda ancha, respectivos anchos de banda adjudicados para cada una, y conectadas en red. Lo que se dice comunicación total.
A veces suena el teléfono. Como hay en la casa cuatro internos, el primero que contesta es quien habla. Si atiende él y es para mí, me lo indica un golpe en la pared.
Fuera de eso, cada uno está en lo suyo. Ignoro que será para Matías lo suyo, aparte de la compu.
De repente, un aviso sonoro me indica que alguien está queriendo comunicarse conmigo por el MSN, que tengo permanentemente conectado.
A veces abro la ventana, y es Matías que avisa: "timbre". Así me indica que están tocando el timbre abajo, que con la puerta cerrada y la música de jazz que escucho, no oigo.
Abro ahora la ventana, y es un mensaje de Matías, que me dice: "Aceptá e imprimime este archivo". (Les recuerdo, está en la habitación contigua).
Obediente, acepto el archivo, lo bajo y lo mando a imprimir. En mi habitación hay una impresora láser, y él tiene una jet ink color, pero siempre con los cartuchos vacíos, porque no se priva de nada.
Copio el archivo -generalmente trabajos prácticos que los profesores le mandan por Internet- y se lo llevo.
Tenemos, eso sí, una relación excelente.
En el almuerzo seguro nos vemos y charlamos un rato.
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A pedido de otra hija, Lorena, censuré parcialmente mi post de hace un par de días. L. consideró que me regodeaba en mi propio dolor, y que era bajoneante.
Como a Crab le encanta complacer a sus hijos, y quizás podía tener algo de razón, lo modifiqué.
Pero no, pienso que no tiene razón. Admitirlo sería desconocer a Elisa, y su irrefrenable pujanza.
Elisa es una topadora. Consigue todo lo que se propone y derriba todo lo que se ponga en su camino. (Por suerte se propone fines sanos).
Siempre dije que Elisa sería presidenta. No lo fue porque se fue a Brasil, y ahí no permiten presidentes argentinos.
Todo (y digo todo) lo que Elisa se propuso lo consiguió. Y hasta consiguiò muchas cosas que no se había propuesto.
Se casó con ese músico que conoció en Berlín (mirá vos: irse hasta Berlín para conocer a un brasileño, cuando se podrían haber encontrado en Río y ahorrarse miles de kilómetros). Se vino a Buenos Aires con él, con la decidida idea de casarse. Con la reticencia de los padres, ya que la cosa era una remake de Guess who's coming to dinner? y todo daba para pensar que no iba a salir bien.
Pero salió. Ahora bien, ¿qué iba a hacer Elisa en Brasil con 19 años, recién egresada de El Colegio?
Seguir estudiando, claro. Pero primero había que: 1) aprender bien portugués, que apenas hablaba; 2) rendir las equivalencias, sin olvidar que Brasil es cinco veces más grande que Argentina, tiene una historia que arranca en el siglo XVI, y no en el XIX, como la nuestra; que tiene una geografía y una organización política muchísimo más complicada... Nada, ella dio todas las equivalencias, y se preparó para: 3) el Vestibular, que es el equivalente a nuestro CBC, con la desventaja de que entran 5 de cada 100 que se presentan. Tampoco fue inconveniente.
Se recibió de Directora de Teatro en la Facultad de Artes (que nosotros no tenemos) y fue becada un par de años.
Luego, como abrazó una religión que podía ser incompatible con su vocación artística, dejó todo eso.
Entonces se dedicó a lo mejor que podía hacer, con sus conocimientos: enseñar castellano. Empezó con clases particulares, pero eso era poco para ella. Ahora es profesora del Vestibular, y de uno de los más importantes colegios particulares de Río. Además, ha hecho tantos postgrados que no los puedo detallar.
Claro, ustedes dirán, esas son las naturales vanidades con que se puede deleitar todo padre. Pero no, lo de Elisa es diferente: tiene una voluntad irrefrenable y, como dije, por momentos roza la falta de escrúpulos: si ella quiere algo no te le pongas delante. Mis demás hijas, con inteligencia y capacitación equivalentes, no tienen esa pujanza y esa persistencia en el esfuerzo.
Así que no me cabe ninguna duda de que Elisa va a vencer una vez más.
¡Fuerza, querida, todos te acompañamos (ya ves: mis amigos bloggeros también)!, y -como dijo Faulkner- prevalecerás.
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Yo no podría “escribir los versos más tristes esta noche”, como Neruda, porque cuando estoy triste, no me salen cosas lindas.
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Cuando paso por "La quinta", todas casas ahora (y cada tanto paso especialmente, aunque no tenga nada que hacer por ahí) me acuerdo de mi abuelo. Sí, me acuerdo de mi abuelo.
La quinta era mi abuelo. O lo que es lo mismo aunque no, mi abuelo era la quinta. Era toda su creación, como las criaturas que la habitaban.
Mi abuelo se llamaba Juan. Había venido, como todos los abuelos, en la 3ra. de un barco en un largo viaje desde Génova. Hablaba un diálecto cerrado que sólo nosotros entendíamos. Vino a los doce años y murió a los 96, hablando el mismo dialecto. Yo, que lo entendía muy bien, creía que hablaba italiano hasta que fui a Italia y no me entendieron nada, ni yo a ellos. ¡Gracias, abuelo!
Don Juan era analfabeto, pero con esa profunda sabiduría que tiene también la gente del campo, que a veces les oigo decir cosas sobre las que me digo "puta, pensar que me tuve que tragar un par de libros para llegar a esa misma conclusión".
La quinta, lo supe después, era el paraíso. Tenía todos los frutales, incluso algunos exóticos, como los caquis. Los comunes: duraznos, pelones, damascos, manzanas, ciruelas, en distintas variedades. Naranjas, mandarinas, kinotos, pomelos. Granadas, frutillas, melones, sandías, y me olvido algunas ¿qué tal?
Pero mis frutas preferidas, claro, eran las tropicales, que no había: bananas y ananás.
Legumbres y vegetales, ni hablar: tambien todo. Pidan, pidan: ahí estaba.
Todo eso plantado y cuidado por mi abuelo. Había dos tíos, pero eran dos pelotudos. Y además se dedicaban a las abejas, que como mi abuelo, laburaban para ellos.
En materia de animales, también todo: gallinas, patos, gansos, conejos y cerdos: uno para hacer al horno en navidad y otro para hacer facturas en marzo. Siempre recordaré los chillidos de ese pobre cerdo que no terminaba de resignarse a morir de una vez. Una vaca para leche y manteca, un caballo para tirar del arado.
Teníamos el gran tanque australiano para riego, por supuesto. Y también como pileta de natación de la familia.
Don Juan tenía un ingenioso sistema de acequias con la cual, a partir del tanque, regaba toda la quinta. La quinta, olvidé, eran dos hectáreas, pero toda la producción se concentraba donde estaba la gran casa, en tanto que la otra era para el ganado, árboles, y otros frutales. También para el rancho del inglés, que nunca supe qué hacía y porqué vivía ahí, pero que era un gran tipo con el cual mi abuelo iba en mi compañía a conversar todas las tardes. Fumaba en pipa, y tosía continuamente. Tenía una conversación interesante, en voz grave y pausada, y se ve que había leído. Vivía a orillas de la laguna que había en la parte baja de esa poco usada hectárea.
Las dos tías que vivían con mi abuelo (mi abuela había muerto hacía años) tenían sus especialidades: Margarita se ocupaba todo el día de sus pájaros. También aquí había de todas las variedades, pero sobre todo canarios. Había más de cien pájaros. Elena, de las plantas de adorno y de las flores, además de la cocina.
Como ven, un vergel.
Entre otros, mi abuelo dominaba el arte del injerto, que lamentablemente no alcanzó a transmitirme. Murió cuando yo (todavía adolescente y no preocupado aún por árboles y flores) estaba sacando en mi casa con mi trompeta un solo de Fats Navarro. Creo, con todo, que fue una buena manera de despedirlo.
Pero el recuerdo esencial que tengo del abuelo fue cuando casi en sus noventa años (murió con la pala en la mano) lo vi plantando árboles. ¡Qué maravillosa lección!, pensé. Planta árboles de cuya sombra no habrá de disfrutar. Planta árboles para quienes vengan después (mis hijas, que no alcanzó a conocer).
Entonces me acordé del verso de Los trabajos y los días, de Hesíodo, que pongo en latín en el encabezado, porque suena mucho más conciso y poético: "abeja, haces la miel, no para ti, sino para los otros". O quizás al revés, cuando conocí a Hesíodo me acordé del abuelo. No importa. Es lo mismo.
Mis hijas, alcanzaron a disfrutar, muerto el abuelo, de la quinta, ya en decadencia. Padeció, ya sin cuidados, una larga, larga agonía, que igual alcanzamos a disfrutar todos. Me hubiera gustado tomar la posta, pero entonces estaba en otras cosas. Sabe dios cuáles.
Como ves, abuelo, te recuerdo. ¡Gracias por todo!
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