Todos hablan del surrealismo. ¿Cuántas veces hemos oído la frase “algo surrealista”? Pero la verdad es que pocos lo conocen. Todos, claro, sabemos que Dalí era un pintor surrealista, pero poco más.
El surrealismo nace oficialmente en 1924 en París con la publicación del "Manifiesto Surrealista" de André Breton, quien estimaba que la situación histórica de posguerra exigía un arte nuevo que indagara en lo más profundo del ser humano para comprender al hombre en su totalidad.
Para los surrealistas la obra nace del automatismo puro, es decir, cualquier forma de expresión en la que la mente no ejerza ningún tipo de control. Intentan plasmar por medio de formas abstractas o figurativas simbólicas las imágenes de la realidad más profunda del ser humano, el subconsciente y el mundo de los sueños, para lo que utilizan recursos como: animación de lo inanimado, aislamiento de fragmentos anatómicos, elementos incongruentes, metamorfosis, máquinas fantásticas, relaciones entre desnudos y maquinaria, evocación del caos, representación de autómatas, de espasmos y de perspectivas vacías. El pensamiento oculto y prohibido será una fuente de inspiración; en el erotismo descubren realidades oníricas, y el sexo será tratado de forma impúdica.
El movimiento tuvo mayor difusión en la pintura, con representantes como Miró, Klee Chagall, Max Ernst, Chirico, Frida Kahlo, Man Ray, Magritte y Dalí.
Y en el cine, fundamentalmente con realizaciones como Un perro andaluz (1929), de Luis Buñuel y La sangre de un poeta (1929), de Jean Cocteau.
En literatura, fundamentalmente en poesía (donde el surrealismo se sentía más a sus anchas), se destacan, entre otros, André Breton, Louis Aragon Antonin Artaud, Philippe Soupault, Robert Desnos, Alfred Jarry, Georges Limbour, André Masson, Roger Vitrac, Georges Ribemont-Dessaignes, Francis Picabia, Paul Éluard, Benjamín Péret. En los años treinta se sumaron al movimiento Salvador Dalí, Luis Buñuel, Yves Tanguy, René Char y Georges Sadoul.
En América tenemos: en Argentina: Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar. En Cuba: Alejo Carpentier. En México: Octavio Paz, Juan Rulfo. En Perú: César Moro, Emilio Adolfo Westphalen. En Chile: Enrique Gómez Correa, Braulio Arenas, Teófilo Cid.
A continuación, una de los poemas favoritos de Crab:
La unión libre, de André Bretón
Mi mujer con cabellera de llamaradas de leño
Con pensamientos de centellas de calor
Con talle de reloj de arena
Mi mujer con talle de nutria entre los dientes de un tigre
Mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud
Con dientes de huella de ratón blanco sobre la tierra blanca
Con lengua de ámbar y vidrio frotados
Mi mujer con lengua de hostia apuñalada
Con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Con lengua de piedra increíble
Mi mujer con pestañas de palotes escritos por un niño
Con ceja de borde de techa de invernadero
Y de cristales empañados
Mi mujer con hombros de champaña
Y de fuente con cabeza de delfines bajo el hielo
Mi mujer con muñecas de cerillas
Mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
Con dedos de heno cegado
Mi mujer con axilas de marta y de bellotas
De noche de San Juan
De ligustro y de nido de escalarias
Con brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de combinación de trigo y molino
Mi mujer con piernas de cohete
Con movimientos de relojería y desesperación
Mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer con pies de iniciales
Con pies de manojos de llaves con pies de pájaros en el momento de beber
Mi mujer con cuello de cebada sin pulir
Mi mujer con garganta de Valle de Oro
De cita en el lecho mismo del torrente
Con senos nocturnos
Mi mujer con senos de montículo marino
Mi mujer con senos de crisol de rubíes
Con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer con vientre de apertura de abanico de los días
Con vientre y garra gigante
Mi mujer con espalda de pájaro que huye en vuelo vertical
Con espalda de azogue
Con espalda de luz
Con nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en el que acaban de beber
Mi mujer con caderas de barquilla
Con caderas de lustro y de plumas de flecha
Y de canutos de pluma de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer con nalgas de greda y amianto
Mi mujer con nalgas de lomo de cisne
Mi mujer con nalgas de primavera
Con sexo de gladiolo
Mi mujer con sexo de alga y de viejos bombones
Mi mujer con sexo de espejo
Mi mujer con ojos llenos de lágrimas
Con ojos de panoplia violeta y de agua imantada
Mi mujer con ojos de pradera
Mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer con ojos de bosque eternamente bajo el hacha
Con ojos de nivel de aire de hierro y de fuego
Etiquetas: Un cacho de cultura.