Terminemos con Macri
Scioli y Macri se van a París. Allá, en el Maxim's, cenarán juntos con champagne francés y resolverán los problemas argentinos. Aquí no encuentran la tranquilidad necesaria.
Macri tuvo las dos entrevistas. Una con cada gobernante. Vamos por turno.
Kirchner le prometió todo lo que iba a pedir, los perros incluidos. Mandará todo al Congreso para ser tratado en su oportunidad. En su oportunidad. Claro, sabemos, el Congreso es parte de la máquina de impedir. 1) se trata el proyecto (esperar que el congreso se reúna, esperar que haya el quórum necesario), 2) el consabido pase a Comisión (igual trámite, pero mucho más prolongado), 3) el dictamen de la Comisión, que seguramente modificará según costumbre gran parte del original, tornándolo inocuo. Finalmente, la aprobación por la Cámara (ver 1). Pero ojo: el mismo trámite para ambas cámaras. Esto, si alguna de las cámaras no resuelve rechazar el proyecto, ya que derogará una ley que aprobó en su oportunidad.
En tal caso, Kirchner le dirá a Macri: "y, què querés, viste, los muchachos no estuvieron de acuerdo, no es mi culpa".
Si todo va bien, la ley pasará al Poder Ejecutivo para que la promulgue. Un viejo truco consiste en dejar la reglamentación de la ley en manos del poder ejecutivo, que sin reglamentación se torna una mera declaración de principios. Esto deja en manos del ejecutivo otro largo plazo, porque la ley debe pasar entonces al ministerio competente, a las distintas direcciones de este ministerio que la estudian y se pronuncian, etc.
Hay leyes importantes, que hacen a educación, cultura (¿a quién le interesa eso?) en las que todos han estado de acuerdo en su momento, y que duermen el sueño de los justos en algún cajón: ley del libro, ley del cine, en espera de su reglamentación.
Esperá nomás, Macri, y tratá de que te reelijan, porque en este período...
En el orden de la ciudad, también hubo acuerdo con Telerman, siempre tan educado. Macri quiere un presupuesto equilibrado, y para ello, echar gente, echar gente, su vieja obsesión. Una de sus fijaciones es la guardia urbana. A mí tampoco me simpatiza la guardia urbana, estoy de acuerdo conque pretendió resolver -mal- un problema social, como es el de los adolescentes sin trabajo. Pienso que se debería replantear en su totalidad. Pero la creación de puestos públicos responde a necesidades sociales, además de políticas. Hay provincias donde más de la mitad de la población trabaja en puestos oficiales, nacionales o provinciales. Si en el altar del combate a la burocracia termináramos con esos puestos, crearíamos desórdenes sociales sin precedentes. Todos recordamos lo que pasó con Menem cuando privatizó empresas que empezaron a despedir a la mitad del personal.
Por supuesto, Telerman estuvo de acuerdo, pero "despedilos vos". ¿A qué un gobernante que termina sin grandes sobresaltos (con excepción del "Licenciado") su gestión se va a poner a echar gente, con toda la impopularidad y los trastornos que eso significa?
Si Macri lo intenta por las suyas, por otro lado, ya sabe que se ha de enfrentar a Genta (un mafioso de esos) y su gente, que curándose en salud y previendo lo que se viene, ya hicieron enfáticas advertencias al respecto.
Y con esto me despido de Macri, a menos que haga algo valioso. O sea, me despido para siempre.
Etiquetas: El mundo es ancho y ajeno. (Pero no ya para Macri).