Mascaró


Alea jacta est

Crab no se responsabiliza por las opiniones vertidas en este blog, que a veces ni siquiera comparte.

No toda la información aquí publicada ha sido debidamente chequeada. Ley 23444.

La idea de este blog es crear un espacio amable y compartir recuerdos, puntos de vista o apreciaciones con gente amiga o en proceso de serlo. Por tal motivo queda prohibido el acceso de energúmenos, cuyos comments serán eliminados. Crab atenderá y contestará por línea directa (ver Perfil) a todos los que quieran insultarlo, amenazarlo, amedrentarlo, despreciarlo o menoscabarlo. Quienes busquen sus efímeros 15´ de fama aquí, no los encontrarán.

Los contenidos de esta página pueden afectar creencias tradicionalmente aceptadas respecto de cualquier institución, grupo o individuos, tales como el estado, el gobierno, la iglesia, el sindicalismo, las fuerzas armadas, la familia, el capitalismo, el imperialismo, las madres de Plaza de Mayo, la Asociación Argentina de Fútbol, el Ejército de Salvación, la Organización Scoutista Argentina, los homosexuales, los negros, los judíos y los chinos. El acceso a la misma por parte de menores de edad queda librado por lo tanto a la responsabilidad y vigilancia de los señores padres.

sábado, junio 30, 2007

Terminemos con Macri





Scioli y Macri se van a París. Allá, en el Maxim's, cenarán juntos con champagne francés y resolverán los problemas argentinos. Aquí no encuentran la tranquilidad necesaria.
Macri tuvo las dos entrevistas. Una con cada gobernante. Vamos por turno.
Kirchner le prometió todo lo que iba a pedir, los perros incluidos. Mandará todo al Congreso para ser tratado en su oportunidad. En su oportunidad. Claro, sabemos, el Congreso es parte de la máquina de impedir. 1) se trata el proyecto (esperar que el congreso se reúna, esperar que haya el quórum necesario), 2) el consabido pase a Comisión (igual trámite, pero mucho más prolongado), 3) el dictamen de la Comisión, que seguramente modificará según costumbre gran parte del original, tornándolo inocuo. Finalmente, la aprobación por la Cámara (ver 1). Pero ojo: el mismo trámite para ambas cámaras. Esto, si alguna de las cámaras no resuelve rechazar el proyecto, ya que derogará una ley que aprobó en su oportunidad.
En tal caso, Kirchner le dirá a Macri: "y, què querés, viste, los muchachos no estuvieron de acuerdo, no es mi culpa".
Si todo va bien, la ley pasará al Poder Ejecutivo para que la promulgue. Un viejo truco consiste en dejar la reglamentación de la ley en manos del poder ejecutivo, que sin reglamentación se torna una mera declaración de principios. Esto deja en manos del ejecutivo otro largo plazo, porque la ley debe pasar entonces al ministerio competente, a las distintas direcciones de este ministerio que la estudian y se pronuncian, etc.
Hay leyes importantes, que hacen a educación, cultura (¿a quién le interesa eso?) en las que todos han estado de acuerdo en su momento, y que duermen el sueño de los justos en algún cajón: ley del libro, ley del cine, en espera de su reglamentación.
Esperá nomás, Macri, y tratá de que te reelijan, porque en este período...
En el orden de la ciudad, también hubo acuerdo con Telerman, siempre tan educado. Macri quiere un presupuesto equilibrado, y para ello, echar gente, echar gente, su vieja obsesión. Una de sus fijaciones es la guardia urbana. A mí tampoco me simpatiza la guardia urbana, estoy de acuerdo conque pretendió resolver -mal- un problema social, como es el de los adolescentes sin trabajo. Pienso que se debería replantear en su totalidad. Pero la creación de puestos públicos responde a necesidades sociales, además de políticas. Hay provincias donde más de la mitad de la población trabaja en puestos oficiales, nacionales o provinciales. Si en el altar del combate a la burocracia termináramos con esos puestos, crearíamos desórdenes sociales sin precedentes. Todos recordamos lo que pasó con Menem cuando privatizó empresas que empezaron a despedir a la mitad del personal.
Por supuesto, Telerman estuvo de acuerdo, pero "despedilos vos". ¿A qué un gobernante que termina sin grandes sobresaltos (con excepción del "Licenciado") su gestión se va a poner a echar gente, con toda la impopularidad y los trastornos que eso significa?
Si Macri lo intenta por las suyas, por otro lado, ya sabe que se ha de enfrentar a Genta (un mafioso de esos) y su gente, que curándose en salud y previendo lo que se viene, ya hicieron enfáticas advertencias al respecto.
Y con esto me despido de Macri, a menos que haga algo valioso. O sea, me despido para siempre.

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miércoles, junio 27, 2007

Macri, preocupado: "¿me dará al menos los perros?"


Definitivamente es negocio hablar de Macri. Este blog tuvo ayer la mayor cantidad de visitas de su corta existencia: dobló la cantidad cotidiana. Y no es, seguramente, porque mejoró su calidad, invariablemente mediocre. Pienso, pues, que es la temática la que atrae.
Porque, sin dudas, hay temas que dividen, excluyentemente. Uno es Boca y River: uno, si es de River (como Crab), difícilmente puede ser amigo de alguien de Boca. Hay miles de otros antagonismos.
En política, sin duda, es el peronismo y el resto. Si bien algunos peronistas la van de izquierdistas, y casi nos convencen, finalmente muestran la hilacha. Acuérdense, cuando cae el proceso, de los nuevos jóvenes peronistas, llenos de ideas progresistas, que integraban Grosso, Manzano, de la Sota... ¡Les juro que les creí!
Pero ahora emergió otra poderosa divisoria de aguas: Macri y el resto. Aunque, como en el peronismo, también parece haber macristas honestos, poco a poco o saltarán el charco, o se convertirán en deshonestos, como fatalmente debe ocurrir: Macri es la deshonestidad (por decirlo con elegancia).
Hoy se entrevista con el presi. Ahí (quizás no mañana, por supuesto) llegaremos a conocer verdaderamente cuánto vale cada uno. O mejor dicho, cuánto cuesta. (Y no olvidemos que a pesar de todo lo que ya afanó Kichner, Macri viene afanando desde mucho antes, y tiene por lo tanto más guita).
Macri va con la pretensiòn de máxima: la autonomía de Buenos Aires. ¡Pero estás loco!, ¿Qué te pasa? Por las dudas, va con una lista, para negociar ítem por ítem: policía, justicia, transportes, todas limitaciones impuestas por la ley Cafiero (como vemos, los peronistas, viejos y todo, siguen siendo hijos de puta, y se lo cogieron al buen ingenuo de Alfonsín, que creía que se podía negociar honestamente con ellos).
En la policía, Macri va por todo: comisarías, agentes, bomberos, los perros.
¡Los perros! ¡Ahí está la cosa! Todo quien haya ido a una cancha o a una manifestación sabemos del respeto (más bien terror) que inspiran. Ahí sí que cobra sentido la conocida expresión "que te larguen los perros". Sabemos que a los caballos se les pueden tirar bolitas, y divertirnos cuando se van a la mierda con cana y todo. Las mangueras son jodidas en invierno, pero en verano, bienvenidas sean. Pero con los perros no se jode: los hijos de puta se prenden y estate seguro de que si te salvás de un buen desgarrón, por lo menos volvés con la ropa hecha mierda. Y como todos sabemos, con la ropa no se juega.
¿Se imaginan a Macri con los perros?
¡Por fin terminaremos con los barras, con los cartoneros, con la prostitución, y hasta con las huelgas! Y casi sin bajas policiales. Quizás con algunos perros muertos, pero esos no cuestan demasiado. Y sobre todo, no cuestan presidencias.

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martes, junio 26, 2007

Sigamos con(tra) Macri


Hoy La Nación, que no puede ocultar sus simpatías por Macri, pero que también quiere posar de objetivo, lo que no siempre es coherente, analiza seis propuestas de Macri relacionadas con su futuro gobierno. Las seis, como corresponde, referidas exclusivamente al ámbito de la ciudad, o sea, de lo que realmente se podría hacer en ella, puesto que estarían dentro de las facultades que le han sido otorgadas. Y las analiza una por una. Insisto: son propuestas de Macri.
Seguridad: Aumento a todos los agentes, ampliación del equipamiento policial, un policía por manzana y otros divagues, son todas decisiones que están al arbitrio de Kischner, en tanto no se derogue o cambie la famosa ley Cafiero. ¿Y porqué la cambiaría Kirschner, que dispone de las mayorías en el Congreso, si así como está le gusta? Por lo tanto, Macri no podrá concretar sus propuestas sobre seguridad.
La Villa 31, la 31 bis y la 20: Prometió urbanizarlas. Pero el espacio que ocupan, pertenecen al estado nacional (ex YPF, la Administración Nacional de Puertos y el ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado). Por lo tanto, nuevamente, las buenas intenciones de Macri dependen de la voluntad de Kirschner, quien si no procuró cambiar las cosas hasta ahora, ¿porqué habría de hacerlo en beneficio de un rival?
Los subterráneos: Tema que sí le interesa particularmente a Macri, ya que cuantas más líneas haya, y mayor recorrido tengan, mayor serán sus ganancias, como concesionario del transporte subterráneo (para quienes no conozcan las interioridades; toda la infraestructura: estaciones, vías, son del gobierno de la ciudad y están a cargo de éste; los trenes, su mantenimiento y su personal, están a cargo del concesionario). Pero resulta que para hacer las ampliaciones prometidas (como gobernante de la ciudad, no como concesionario) hacen falta 3.645 millones de pesos. Otra promesa imposible de cumplir.
Los cartoneros: En 2003 prometió a La Nación ponerlos presos. En 2007, se dio cuenta de que no era políticamente correcto, y prometió emplearlos en lugares cerrados, con barbijos y guantes (!). Las empresas de recolección dicen que con 200 personas empleadas en la diferenciación de la basura, alcanza y sobra. El actual gobierno de la ciudad dice que hay alrededor de 10.000 trabajando informalmente. Macri dice que son menos, unos 3.000, y que todos pueden ser empleados en esas tareas.
Importantes contradicciones. Veremos cómo se resuelven. Por lo que Crab ve cuando vagabundea de noche por las calles, me gusta más la cifra de 10.000.
Los gremios municipales: Ayer aludí a la dificultad que presentan los gremios, todos kirschneristas (como antes fueron menemistas, y antes, etc.) para la solución de cualquier problema en la ciudad. Macri habló de recortar 20.000 contratos de ñoquis que ni siquiera se presentan a trabajar (no hablemos de que efectivamente trabajen, lo cual sería mucho pedir a un peronista). Genta, conductor de Sutecba, que puede paralizar hospitales, escuelas, Rentas, y todas las oficinas de atención al público, ya advirtió que nada se puede hacer sin su consentimiento. Lo mismo, sucede, claro, con los demáss gremios que controlan el resto de los organismos municipales.
La ciudad gasta en personal más del 45% de su presupuesto.
¿Qué hará Macri? ¿Negociará con los gremios adversos (que son todos, claro)? ¿Los comprará?
Grandes obras: Entre los proyectos de Macri está la solución del problema de la autopista ribereña y la ampliación de la Arturo Illia. La realización o mejoras de esas autopistas necesita también del consenso y la participación del gobierno nacional, ya que forman parte de una inversión conjunta con el mismo. ¿Contribuirá Kirschner con plata para mayor gloria y honor de su enemigo más dilecto (junto con Carrió)?
Como vemos (y lo dice La Nación), los principales proyectos de Macri no pueden concretarse sin que Kirschner les levante el dedo.
Prometer no cuesta nada.
En otro espacio, La Nación anuncia que Macri disfrutará de 10 días de descanso en París. Y que se alojará en el departamento de su amigo, el tristemente famoso ex gobernador de Misiones, Ramón Puerta. ¡Mirá vos! ¡Departamento en París y todo! Así da gusto tener amigos, no como los secos que tiene Crab.
Y anuncia que lo llamaron para felicitarlo (anotar y recordar): Maradona (¿y lo del cartonero Báez, dónde quedó?), Tinelli, Russo, Ramón Díaz, Barros Schelotto, Susana Giménez y Eduardo Romero.

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lunes, junio 25, 2007

La triste actualidad


Se dio nomás la que temíamos (o la que esperábamos).
Muchos se consuelan diciendo: "ya van a ver cómo se equivocaron, y se van a arrepentir". Para mí ese no es consuelo, porque me la paso esperando el arrepentimiento ajeno, y éste tarda en llegar, y mientras tanto sufro el desgobierno consecuencia de esas equivocadas elecciones de la mayoría.
¿Pero son equivocadas? ¿O acaso esto no es lo que realmente quiso la mayoría?
Ruibarbo, mi habitual y afectuosa corresponsal cordobesa, me escribe:
La hipocrecía de nuestros intelectuales que están en contra del capitalismo y todos tienen casa en P. del Este, viajan a Europa y no saben lo que es dar clase en escuelas públicas a chicos con sueño por no haber podido dormir de hambre y con sarna en sus manos y frío en sus pies en invierno, en el medio del campo. Los gobernantes que se llaman progres y tienen 7.000.000 declarados de ganancias durante la dictadura haciendo usura de la mejor, quitándole electrodomésticos a los pobres que no podían pagar las cuotas en Río Gallegos. Los conozco.
¿Quiénes eligieron a Macri?
Los hinchas de Boca (¿o en Buenos Aires los pudientes son mayoría?). Aunque Maradona lo denostara, él demostró que para poder seguir haciendo negocios impune y eternamente, hay que
hacer también gestión (rouba mais fais, decía sobre Adhemar do Barrios, un cartel que cruzaba la ruta la primera vez que fui a Brasil). Que nada menos que el hincha de Boca lo apoye, quiere decir algo sobre lo que tenemos que reflexionar
Por otro lado, los que tienen country's, por miedo a que los roben, y siguen teniendo ese miedo cuando vienen a sus empresas en la Capital, pero que piensan que
ahora Macri va a terminar con la delincuencia. El problema es que Macri no va a hacer (ni poder) hacer nada al respecto. Todas sus promesas apuntaban a su futura candidatura presidencial, no nos engañemos. Pero ésa es pista barrosa y hay que correr con otros caballos.
Macri va a robar, sin duda. Como lo hicieron siempre él y toda su familia (no sólo el padre). Como decía nuesstro gran filósofo Barrionuevo, "en este país nadie hace la guita laburando". Su gobierno no superará, en general, la mediocridad general. Tiene las manos atadas legalmente en lo que respecta a seguridad, y transporte público. Y en lo que respecta a otras àreas: educación, cultura, salud pública, no nos engañemos, el sindicalismo es el que gobierna realmente a Buenos Aires, y cuando quiera joder un poco, le harán una de esas huelgas que lo harán hociquear (recordar, por ejemplo, la que le hicieron en sus subtes).
Pero, ojo, así como
es conservador, el elector de Buenos Aires es también inteligente. Muchas veces lo ha demostrado. Y siempre, en lo que respecta al peronismo, a pesar de que éste importara toda la gente del interior que hiciera falta para impedirlo, y ni con todo fue muchas suficiente.
Como premio consuelo, ganamos en Tierra del Fuego. Confieso que en muchos aspectos simpatizo con Carrió. Entre otras, su origen radical (Crab confiesa que de muchacho militó y llegó a ser candidato -de esos que no entran- en el radicalismo). Pero, claro, está esa cuestiónn confesional. El radicalismo ha sido tradicionalmente un partido laico, pero a la vez abstinente frente al tema. Nunca toleró, tampoco, el confesionalismo como bandera. En ese sentido, Carrió es poco confiable. No hay que olvidar la eterna pretensión de la iglesia de inmiscuirse (abierta o veladamente, según la dejen) en asuntos de gobierno. La actualidad da fe. ¿Cómo obraría la gorda, de confesión y comunión diaria, frente a un conflicto con la iglesia?
(A propósito: ¿para qué necesita confesar diariamente una persona que vive en santidad?)
Pero bueno, es lo que hay. Lo demás es descartable.
Y Macri, mal que nos pese, nos tocó el culo a todos. No sólo a su ex, como en la foto.

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domingo, junio 24, 2007

Las supersticiones


Hoy quiero hablar de una forma de creencia más primitiva aún que la religión: la superstición.
Se hace supersticiosa toda persona que siente en algún momento que depende de factores que no puede controlar.
Así, la gente de campo, que advierte que los elementos naturales (granizo, sequías, inundaciones, langosta) pueden destruir todo un año de sus esfuerzos. Es casi seguro, que según su grado de evolución, caiga en la religión, o si no, en la superstición.
Uno supone que eso es natural en la gente de campo, en muchos casos alejada de la civilización, gente que generalmente ni siquiera ha recibido algún tipo de instrucción, pero curiosamente observamos que también en estratos de mucho mayor educación, se da la misma costumbre, siempre buscando la misma protección ante lo desconocido o ante lo que no se puede controlar.
Generalmente es gente que trabaja a diario con elementos que escapan a su control, que depende de factores de los cuales es por veces plenamente consciente, pero que como no ellos los que deciden, entonces caen forzosamente en la creencia en la existencia de lo imprevisible y en la necesidad de tener cómo controlarlo.
Es el caso de los deportistas, de los corredores de autos, de los artistas (habría muchos más casos: estos son los que Crab más conoce).
El deportista (tenista, nadador, atleta), se levanta un día bien, y mata a todo quien se le cruza por el camino. Otro día, por cualquier elemento incontrolable (y hay mil factores: Crab, que hizo deporte de competencia, lo sabe bien), ya no es el mismo. Siente que su rendimiento bajó, sin que él hiciera nada a favor ni en contra. ¿Qué sucedió, entonces? Algo desconocido intervino.
Igual con el corredor de autos, aunque en este caso no es él, sino el auto, al que se le rompió una pieza (en algunos casos una insignificante piecita) y se fue todo al diablo.
¡Ni hablar de los astronautas!
Los artistas, por fin. De repente están en la cima, con toda la gloria, la fama, el dinero, y el poder que todo eso da. Pero de pronto el programa decae, los productores cancelan el ciclo, y le dicen: "te llamaremos". A veces los vuelven a llamar, otras veces caen en el ostracismo, y nadie los vuelve a llamar ni a hablar de ellos.
Todos crean, entonces, la famosa "cábala". Recuerdan qué pasó el cuando triunfaron, desde el momento en que se levantaron, y entonces comienzan a elaborar una serie de ritos que creen que cumpliendo rigurosamente, les devolverá mágicamente el control. Así, levantarse con determinado pie, usar determinada vestimenta, o ciertos accesorios. Por supuesto, todo demuestra ser a la larga inútil. Lo que no los hace desistir, simplemente vuelven a repasar el día exitoso y lo que hacen es cambiar la lista de los elementos a utilizar. Así, hay un montón de gente que usa toda una parafernalia de objetos que creen que los hará otra vez exitosos: corbatas, lapiceras, relojes, medias, los objetos más insólitos y por supuesto inútiles que puedan imaginar...
Pero cuando todo falla, puede aparecer además un personaje curioso, que sospecho tiene su origen ahí: el jettatore, el fúlmine, el tipo que acarrea desgracias, que no es sino la representación, en una persona, del daño que originó la superstición.
En el mundo del espectáculo (vimos con el innombrable que también en el de la política) se atribuye muchas veces a determinados personajes la culpa de ocasionar desgracias. ¡Pobre de aquél sobre quien caiga tal estigma! A partir de ahí, todos dirán: "¡guarda que ahí viene!", se apartarán reticente y más o menos disimuladamente de él, y el pobre tipo caerá en un inmerecido ostracismo. Porque la fama puede adjudicársele a cualquiera: ¿quién en su vida no ha participado de alguna actividad que terminara en fracaso?
La creación de fama de fúlmine, sospecho, sirve también para eliminar posibles rivales, a quienes en el ambiente, siempre será fácil atribuir el fracaso de algún espectáculo o de algún programa.
En el ambiente, son famosos los casos de actores, de periodistas de televisión, de directores, a los que se les endilgó el mote. Conocí a algunos personalmente, y eran excelentes personas.
Pero qué vamos a hacer: eran fúlmines.

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sábado, junio 23, 2007

Màs sobre el amor


Crab tiene dos amigos indios. Son grandes especialistas en medicina deportiva y utilizaciòn de drogas en el deporte. Esto no va por jactancia, sino porque si a alguno de los cinco o seis que frecuentan este blog les interesa el contacto, Crab siempre está disponible para ese tipo de intermediaciones.
Con ambos, en sendas estadas de ellos en Argentina, pasamos un par de semanas en cotidiano contacto.
Hubo por lo tanto, tiempo suficiente para hablar de deportes, autos, filosofìa, religiones y mujeres, mucho de mujeres, la mayor parte del tiempo de mujeres, que a los indios parecen gustarles tanto (para quienes los mayores de 18 que lo soliciten, hay también un interesante archivo .pps que uno de ellos me mandó ayer).
Bueno, en una de esas conversaciones se tocó el punto de los matrimonios en la India. Como ustedes saben, y me confirmaron ellos, los matrimonios se conciertan en la gran mayoría de los casos (lógicamente, siempre hay excepciones) por arreglos entre los padres de ambos contrayentes. Aunque, por supuesto, en muchos casos los novios dan su conformidad final. Pero si no la dan, son los padres quienes, sin darse por vencidos, se encargan de seguir buscando la pareja apropiada, hasta dar en la tecla.
-Pero... ¿y el amor? -pregunté yo, ingenuo creyente todavía en esas cosas.
-¡Ah! el amor viene después -fue la respuesta.
-Pero ¿funciona?
-En casi todos los casos. En la India no hay casi divorcios.
Parece que la cosa es así: las dos familias que buscan ponerse de acuerdo, una ofreciendo el novio, la otra la novia, pertenecen a una misma comunidad social, religiosa, cultural, económica, etc.
Las negociaciones son largas, ya que cada familia intenta primero sacarse de encima al hijo menos interesante, pero es una negociación amistosa, y con el propósito de llegar a un acuerdo final, lo que supone que éste finalmente se alcanzará. Una parte deberá resignarse, finalmente, a ir elevando la apuesta conforme a los méritos del candidato/a que el contendiente ofrezca.
O sea, que no siendo el irracional (y no podemos negar que el amor, si algo es, es precisamente irracional) el criterio que prevalece, los demás criterios, ponderados por personas objetivas, que consideran esta negociación como un contrato libre y equilibradamente alcanzado por ambas partes, son los que finalmente producen el éxito de la unión.
Cuando el hijo/a, luego que comienza a vivir la rutina de la cotidianeidad, que es lo que desgasta a toda pareja, se encuentra con que le han elegido por pareja un igual, descubre que el otro está hecho a las mismas costumbres, tiene la misma educación, la misma actitud frente a problemas de todo tipo o a dificultades económicas, a la crianza y educación de los hijos, etc.
Pero, lo que es importante, la cosa resulta. Después me vienen con el cuento de que el amor derriba las barreras sociales (recomiendo a los que quieran leer una impecable mirada sobre el tema, la novela Les jeux son faits (excelentemente traducido por Losada como La suerte está echada), de mi venerado Sartre.
Puesto que el amor, finalmente, siempre fracasa en la sociedad occidental, ¿no tendríamos que considerar esta opción?

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viernes, junio 22, 2007

El dinero y los amigos (hay que elegir mejor los amigos)

Antes las cosas eran sencillas, había cuatro clases, perfectamente identificables:


La clase alta: terratenientes, empresarios, quizás algún gobernante.

La clase media alta: profesionales, gerentes de banco o empresas, profesores universitarios, comerciantes importantes, artistas famosos.

La clase media baja: empleados de empresas, maestros, pequeños comerciantes.

La clase baja, por último: los peones y obreros.

A pesar de lo que se habla de la permeabilidad, esta no era tan sencilla: cada clase era perfectamente identificable por la manera de vestir, por tener o no auto, por las casas en que vivían. Y el que quería ascender a una clase superior, debía realmente esforzarse, y mucho, para lograrlo.

Crab perteneció en sus orígenes a la media alta, luego cuando muere su padre lo mandan a la B, y luego, tras muchos esfuerzos, volvió a la superior, a la que ahora no está muy seguro de seguir perteneciendo (aquello de los ámbitos de apetencia y los de pertenencia).

Las cosas, claro han cambiado mucho. Las clases siguen siendo las mismas, pero no quienes las integran. Ahora están, como diría Guillén "todos mezclados, todos mezclados".

Si bien antes, como dije, las clases altas y media alta se distinguían entre otras cosas por sus viviendas, estas no eran insultantemente ostentosas, como ahora. Estaban diseñadas conforme a las familias que moraban en ellas.

Ahora han aparecido por un lado nuevas profesiones: dirigentes y jugadores de fútbol, deportistas en general, lobbista, dirigente sindical, comunicador (lo que quiera que esto sea) modelos (¡modelos!) que, todos ellos, sin distinción, quieren ostentar, gran característica común del argentino chanta.

Conforme con esa inquietud, han aparecido productos que satisfacen ese afán de ostentación.

Vinos de cien dólares, restoranes con platos de cien pesos, televisores y sillones de masajes que cuestan casi lo que un auto, autos que cuestan lo que un departamento: la lista sería larga.

Y uno se pregunta: ¿pero hay alguien que compra estas cosas? La respuesta es: si se ponen a la venta, debe ser porque hay gente que las compra. ¿Y dónde están, que yo no los conozco? Y la respuesta: si no los conocés, por eso es que estás donde estás...

En los de muy arriba, la ostentación se da en otros niveles: los finos (Amelita, y sí, algún sindicalista también), compran Picassos, los grasas compran caballos de carrera. ¿Sabían que todo dirigente sindical que se precie tiene caballos de carrera? ¿Porqué? Porque exige cuantiosos gastos todos los meses, y no depara, salvo rarísimas excepciones, ninguna ganancia (requisito esencial del consumo ostentoso). Ahora, eso sí, la ostentación en sus viviendas es común a todos ellos.

Crab tuvo sus buenas y sus malas. Esta idea de querer vivir de la cultura es seductora pero no retributiva: la cultura no paga. Y aunque Crab se vende bien, a veces no tiene quien quiera comprarlo. Por lo tanto, ha pasado tiempos muy buenos y tiempos muy malos.

Todo el período del presidente capicúa (algún día hablaré de las supersticias respecto de nombrar a alguien: es un tema muy interesante), Crab las pasó mal. Muy mal. Y cuando digo muy mal, significo muy mal. Eso no quiere decir que lo odie porque las pasó mal. Las razones son más profundas.

Ahora las cosas han mejorado. Lo que no quiere decir que por eso vaya a ser hincha de Kirschner (a quien todavía y por ahora se puede nombrar): la objetividad es la objetividad.

Pero en el período malo, pasaron cosas tristes. Hubo gente (entre ellas algunos amigos) a las que las cosas les fueron muy bien, y que cambiaron sus formas de vida: empezaron a tener, además de sus trabajos, inversiones en distintos emprendimientos, a tener mejores autos, a comprarse casas en countrys, empezaron a conocer de marcas de vinos, cuando antes bastaba con que fuera de tres cuartos. Crab, que se pone contento cuando a sus amigos les va bien, se alegraba.

Pero ineludiblemente, llegaba el momento de hacer inventario. El amigo comenzaba a hacer un listado de sus realizaciones, de sus logros, de sus inversiones, de los progresos que iba haciendo en todos los órdenes. Cuando le llegaba el turno, Crab, que en otro tiempo había sido su igual, y que le había dado la firma para alquilar el departamento, no tenía nada que decir sobre el tema. Esbozaba tímidamente (porque no está en sus principios inspirar lástima) que no le estaba yendo bien, y ahí dejaba reposar sobre lecho de espinas, en medio de oprobioso silencio, su confesión.

Esto se repitió muchas veces, y con varios amigos.

Hasta que paulatinamente, Crab se dio cuenta de que las invitaciones a comer se reducían, de que a veces se olvidaban de invitarlo a algún cumpleaños, que la relación se mantenía gracias a los llamados de Crab, que el otro, siempre ocupado, a veces respondía y a veces no. Y finalmente dejó de llamar.

Entonces se dio cuenta de que el desgraciado inspira desprecio (o al menos rechazo) al que está en buena situación. Que el otro siente como una molestia, quizás como un reproche, que a su amigo no le vayan bien las cosas cuando a él le van tan bien, y que quizás está temiendo que en cualquier momento le salga con algún pechazo, que nunca se produjo, ¡boludo!

Así, Crab perdió algunios amigos. Pocos, en realidad, porque la mayor parte de sus amigos, por suerte, pertenecen al mundo de la cultura en serio, son tan tirados como él, no compran helados en Freddo, no toman vinos de más de diez pesos (y eso en las grandes fiestas) y no compran ropas, zapatillas, repostería, ni chocolates ni otras exquisiteces de marcas prestigiosas.

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miércoles, junio 20, 2007

El amor y los amigos


Bueno, los pocos que siguen Mascaró están enterados de que estoy enamorado. O en trance, que es lo mismo. O mejor.

Cuando uno anda en eso (chicas: ya lo saben) planifica estrategias. Que siempre, por supuesto, fallan. O lo que es peor, resultan contraproducentes.

Sin contar conque a veces todas esas estructuras intelectuales que uno cuidadosamente elabora, se destrozan ante un repentino acceso emocional, que no podemos controlar, y que nos obliga a forzosos retrocesos en los avances logrados.

Todos esos momentos de escarceos, de atisbar los movimientos de la presa, de cuidar los propios para no asustarla, forma parte por un lado de un gran plan de la naturaleza, y por otro de convenciones que tanto hombres como mujeres hemos convenido en adoptar y cuyas reglas seguimos más o menos minuciosamente.

Entonces uno habla de sus sentimientos con la mujer elegida (aunque como decía una gran amiga: es la mujer quien elige ser elegida), pero poco y con cautela, no sea cosa de que en un descuido revelemos partes del plan y demos lugar a eficientes contraataques.

Pero también lo habla, más libremente, con sus amigos más cercanos. Si los encuentra.

Porque, convengamos, y esta sí es una regla general, por encima y más allá de las que haya adoptado y seguido Crab a lo largo de los años: a uno le gusta hacer saber que está enamorado. Uno está orgulloso de amar, y quiere proclamarlo a los cuatro vientos.

Entonces intenta hablar a sus amigos del gran amor de su vida.

Pero aquí comienzan los problemas. Uno cree que está unido a esos amigos por una identidad de intereses, de afectos, de emociones compartidas.

Pero algunos, casados, están ya lejos del amor y más bien apegados a las rutinas y a las costumbres. Recuerdan que en un tiempo amaron, pero eso fue hace mucho, y nada queda de entonces. Incluso, descreen ya de que exista algo llamado amor.
Unos pocos se acuerdan algo de cómo eran esas cosas y me transmiten su envidia, añorando aquellos viejos buenos tiempos.
Otros, por fin, ya ni se acuerdan.

Después están los que se separaron, en busca de nuevas oportunidades. Y que han reiterado malas experiencias anteriores (¿es que nunca aprendemos, en materia de amor?) y terminado en el mismo lugar, o peor.

Están, por fin, los menos, los que sí están enamorados. Entre ellos, también dos categorías: las de quienes están muy enamorados, pero no son totalmente correspondidos (y Crab podría entrar también en ella). Que están enredados con gatas floras que un momento los quieren y otros no, y los tienen permanente sumidos en oasis de felicidad y grandes desiertos de desolación.

Y por último, están los que aman y son amados plenamente. Pero son muy pocos.

Así que Crab no tiene a casi nadie con quien hablar de su nuevo amor, porque a casi nadie le interesa el tema.

Y miren que es todo un tema. Si lo buscan en Google, verán que tiene 124 millones de entradas.

MAÑANA: la secuencia "El dinero y los amigos".

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martes, junio 19, 2007

Las religiones


Hoy voy a hablar de un tema que me tiene podrido. Tengo discusiones frecuentes a través de hotmail con mi hija brasileña por el tema religioso.
Crab es, como la juez Argibay, un agnóstico militante: no le interesa la posibilidad de conocer a dios, no le afecta ni le interesa su existencia. Y como no cree en la existencia de otra vida después de la muerte, cree que todo termina acá, que tenemos que tratar de joder a los demás lo menos posible, que si podemos hacer algo bueno por ellos, debemos hacerlo, que debemos educar a nuestros hijos de modo que sirvan de algún modo a la humanidad, y que no sean un estorbo, y en general, que debemos tratar de ser lo más decentes posibles.
Pero a mi hija, complicada en uno de esos cultitos que existen en Brasil, donde debe haber unas cien confesiones distintas, eso no le basta: uno tiene que creer en dios. En su dios, claro.
Ustedes dirán conmigo: peor hubiera sido que saliera drogona. Pero no es tan fácil, no vayan a creer. De la droga se sale, pero de la religión... Lo lindo es que de ocho hijos, es la única renegada que tengo.
Entonces, cada vez que me sale algo bien, me dice: "gracias a dios, a quien siempre le rogamos por vos". Lo mismo cuando le va bien a ella. Yo pregunto: ¿y aquellos que les va para el carajo y no se cansan de rogar también a sus dioses?
Me acuerdo de un cuento, que es bueno. Van dos paisanos caminando por un desfiladero. Uno tropieza y resbala, pero alcanza a sujetarse de la rama de un árbol. Su compañero se asoma y le grita:
-Espera, Jesús, que voy a traer una soga.
Le alcanza la soga y lo sube. Cuando Jesús está arriba, le dice:
-Vaya, Jesús, gracias a dios, ¡qué suerte has tenido!
Y Jesús contesta:
-¿Gracias a dios? ¡Gracias a palo, que la voluntad de dios bien clara estaba!
Pero para mi hija dios rige nuestras vidas, controla e interviene en cada uno de nuestros actos, que pierden así toda relevancia, ya que cualquier cosa que hagamos dependerá siempre de la voluntad de dios.
Claro, es fácil pensar así, porque a pesar de contar con el auspicio de dios, y por si acaso, se rompe toda, labura como loca y gana guita a paladas (así es lindo creer en dios, qué joder).
Cada vez que la visito (y ya voy preparando mi ánimo, porque estaré en Río largo tiempo) insiste e insiste para que vaya a su templo, que es más aburrido que chupar un clavo, ya que además se deben soportar ceremonias interminablemente largas. Que eso sí, son más animadas que las católicas, porque cuentan con coros que cantan canciones que aunque religiosas, siempre tienen ese toque que distingue a la música brasileña, y además el pastor matiza sus discursos con chistes, que la concurrencia festeja educada, ya que no son muy divertidos. Pero igual rehuso ir.
El tema es que no me deja no creer. Y a veces me amenaza con el infierno y todo eso, a lo que contesto que si existe la voy a pasar bárbaro, porque todos mis amigos estarán seguramente allí.
El tema, en el fondo, es el fanatismo. ¿Porqué no dejar que cada uno crea lo que quiere? Personalmente pienso que si una persona en lo más recóndito de sí, quiere creer en la existencia de un ser todopoderoso, por mí está bien, no me molesta. En tanto no haga proselitismo.
El asunto es cuando intervienen las organizaciones, en general instrumentos de sometimiento, y cuantos más miembros posean, más poderosas son. Todas las religiones, con el tema de que el premio está en el otro mundo, nos enseñan que debemos sufrir nuestra desgraciada condición porque constituye una prueba y que en el otro mundo tendremos la recompensa.
¡De acá!, yo la quiero aquí y ahora. Y veo que aunque me esfuerzo, aunque laburo como loco, no tengo lo que otros tienen con menos esfuerzo, pero ayudándose con otros arbitrios.
Y fíjense que no es sólo el catolicismo y sus derivados protestantes. También los musulmanes prometen creo que son 25 vírgenes esperando a los mártires que mueren defendiendo su fe (o atacando la de sus enemigos). En general, las religiones son un tanto ingenuas, y no resisten un severo análisis filosófico. Por ejemplo, todo el antiguo testamento está lleno de metáforas, que el literalista evangelista se toma en serio, al punto de llegar ¡a negar la teoría evolucionista de Darwin, y considerarlo una reencarnación del demonio¡
En cuanto a las teorías católicas de la divina concepción a través del espíritu santo, y de la ascensión de Jesús y la virgen, bueno... para no hablar del infierno... o del cielo, con la eterna contemplación de dios...
La única religión más o menos decente que Crab ha encontrado a través de sus estudios y lectura es el budismo, que enseña la supresión de todo deseo como método para alcanzar la perfección. No está del todo mal, pero ojo: hay en la supresión de todo deseo también una voluntad de sometimiento. Lo que viene bien para la India, donde hay tantos desesperados que viven una vida miserable, y a quienes enseñar que hay que desprenderse de toda violencia conviene a los intereses de gobernantes y terratenientes.
En la Argentina existe consenso respecto a que es un país de mayoría católica.
Creo que sería interesante que alguna vez se hiciera un censo para saber cuánto de cierto hay en esto y terminar de una vez con ese mito. Me atrevo a adelantar el resultado, dado que siempre que se ha esbozado alguna intención en ese sentido, las autoridades religiosas se opusieron.
Si hiciera una especie de estadística de todas las personas que conocí en mi vida con quienes toqué alguna vez el tema, resultarían estas cifras aproximadas: 15% de fervientes feligreses de alguna religión; 70% que reconoce creer en dios, pero no en los curas; finalmente, el 15% de agnósticos, a quienes el tema no les preocupa ni interesa.
Termino con una anécdota de Lavoissier: cuando le presenta a Napoleón su sistema que fundó la química moderna. Napoleón, después de haberlo estudiado (o hecho estudiar por sus asesores), lo llama y le dice:
-Su sistema es brillante, pero ¿dónde está dios?..
-Hemos prescindido de esa hipótesis, señor Emperador.

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viernes, junio 15, 2007

Crab en Córdoba

Tengo un hermano en Córdoba, que vive con su mujer y con su nene de 40 años, a quienes venía de hace tiempo prometiendo una visita, que dilataba porque sabía lo que me esperaba.
A la vez, como todos sabemos, en este bendito mundo blogger se hacen amistades, que a veces se encaminan en una dirección meramente (bueno, tacho meramente) intelectual y en otros casos se encaminan en otras direcciones.
Tal era el caso de una amiga con la que muy pronto iniciamos una relación cibernética muy intensa. Intercambio diario de e-mails, cada vez más cargados, además de inteligencia (por lo menos en el caso de ella) de demostraciones de ternura y afecto. Las direcciones, en este caso, parecían ser ambas. ¿Es posible entablar una relación así? Habíamos intercambiado fotos, así que ya sabíamos lo que podíamos esperar físicamente. Aclaro además que los dos habíamos hablado de nuestras recientes (malas) experiencias en terrenos sentimentales, de modo que ambos estábamos en aguardo de alguien que lamiera nuestras heridas. Y conscientes de ello.
De modo que se me ocurrió que la visita a mi hermano podría ser una excelente excusa para conocer a mi corresponsal cordobesa. Se lo propuse y me dijo que no viniera por ella (pero que tampoco dejara de hacerlo). Como le hago saber de mi absoluta ignorancia geográfica de la ciudad, y temía perderme, propone irme a buscar a la terminal de ómnibus cuando llegue. Ya estaba establecido que la dama vivía sola.
Llegué pues a Córdoba, y contrariamente a todo lo que se supone, media hora antes del horario fijado. La llamo por el celular (ya habíamos intercambiado todas las referencias posibles), y me dice que estaría en 15 minutos. Así fue.
Llegamos a la hermosa y acogedora casa. Me muestra mi dormitorio y mi toilette. Hacemos planes. Crab, buen cocinero, se ofrece a preparar el almuerzo. Vamos, pues, como un matrimonio bien establecido, a Carrefour a hacer las compras necesarias.
Con anónimA actuando como Juanita, Crab prepara la comida, acompañada de moderados sorbos de vino (sabemos que, contrariamente a lo que muchos piensan, el alcohol no es un antiafrodisíaco: da las ganas pero no las fuerzas), y para entonces Crab ya tenía la idea fija.
Pero antes debo decir que no era sólo eso. Las cosas, planteadas en otro terreno, eran por demás gratificantes: estaba conociendo a una mujer excepcional, en todos los aspectos, llena de ingenio, de sabiduría, de ternura, y, porqué no agregarlo, de excelente figura.
Más bien era para proponerle matrimonio.
La charla siguió y siguió, interminable. Como siempre, coincidencias. Que eran más que coincidencias: parecíamos gemelos.
Luego, ambos convinimos que sería bueno descansar. No se planteó siquiera cómo dormiríamos.
No voy a entrar en detalles escabrosos. Sólo hablaré de una maravillosa conjunción física y espiritual, que duró esa tarde, la noche y el despertar siguiente. Y que interrumpió el anuncio de la inminente llegada de sus sobrinos, que motivó mi partida destino a Carlos Paz, donde vive mi hermano.
Prometimos darnos un tiempo para examinar serenamente lo sucedido, que no había sido nada sereno, precisamente. Al parecer, luego apareció el tercero en discordia, lleno de arrepentimientos y para colmo... (suprimido por el autor para evitar posibilidades de identificación). Sin embargo, un comentario en el post de ayer sobre óperas, parece dar pábulo a Crab como para alimentar esperanzas.
Ahí viví unos días donde no sabía muy bien si estaba en el Cottolengo o en The little horror shop. Mi hermano y su mujer se odian. Pero no como los Rose, porque no se tiran cosas, sino con ese odio que consiste en recriminar y rechazar constantemente lo que hace y dice el otro. Para colmo, debo reconocer que ambos tienen razón. Lo malo es que me tomaban como confidente y cada vez que me agarraban a solas contaban remotos episodios que cualquier persona medianamente sana, por su propia salud mental, debiera tener sepultados. Pero ellos no: se acuerdan de cada agravio con toda minuciosidad, y lo relatan con pelos y señales. Envidiable memoria, de cualquier forma. Pero me pregunto: ¿es necesario vivir así? Rechazan además cualquier intento de conciliación que uno realice, y cualquier sugerencia de separación. En definitiva, parecen ser felices así, después de todo, sufriendo y agraviando al otro. ¿Será ésta la relación amo-esclavo de Hegel?
Felizmente, mi hija brasileña me había conseguido un largo trabajo de corrección de estilo de un macaco que presenta una tesis de derecho en Madrid, y que habla (escribe) en un español que te la regalo, y eso me sirvió de excusa para volverme. También para ganarme unos buenos pesos, que nunca están de más, y con los que me iré el mes que viene a Brasil.
Pero a no ponerse contentos. Desde allá seguiré con mi blog.-

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miércoles, junio 13, 2007

Las óperas


Hace unos días, en el comentario a un comentario, cometí la irreverencia de decir que no me gustan las óperas.
El mundo de los melómanos se divide, entre otras posibles maneras, en dos bandos: los que les gustan y los que no les gustan las óperas. También están los que les gustan las dos cosas, lo que no se entiende muy bien, y con lo que entonces los bandos serían tres.
Bueno, he leído por ahí algunos libros de estética que dicen que la ópera es la síntesis de todas las artes, puesto que reúne en sí a todas ellas: literatura (el guión), música, canto, teatro y ballet.
Puede ser, a mi juicio las reúne, pero mal.
Vamos por el orden expuesto. Hay veces que escuchando o leyendo el argumento de una ópera, no puedo sino sonreír ante la ingenuidad de sus planteos. Si bien es cierto que por momentos alcanzan algunos picos de dramaticidad, a grandes rasgos, tenemos que convenir en que son por lo general elementales. Podrían muy bien ser el guión de cualquier telenovela (de paso: ¿cómo no se les ocurrió aún a los muchachos?).
La música, que en el fondo es (o debiera ser) el fuerte de una ópera, tiene sus momentos de grandeza, pero en general sirve de monótona apoyatura a largos parlamentos donde los actores exponen sus interminables argumentaciones. El fuerte musical, convengamos, reside esencialmente en las famosas arias, y en las introducciones, donde la orquesta hace un resumen de las partes musicales sobresalientes de la obra.
El canto, como no me gusta ese tipo de exhibicionismo (ni ninguno) no lo voy a comentar. Reconozco que hay grandes cantantes que me han llegado, pero, insisto, como prefiero la voz humana utilizada en otras formas musicales, prefiero pasar.
El teatro, ¡ah!, aquí sí. La representación teatral de una ópera es lisa y llanamente una payasada. No me explico porqué no hay ninguna ópera donde el protagonista NO cante en algún momento de rodillas, ya sea declamando su amor, pidiendo perdón, o por cualquier otro motivo, plausible o no (ver fotos).
Tampoco me explico porqué un tipo al que acaban de atravesar el pecho de un lanzazo, se disponga a los gritos a despedirse del mundo mediante largas, "conmovedoras" y por veces aburridas parrafadas. Creo que la gente vive el acto de morir una cosa demasiado seria como para ponerse a cantar en esos momentos. De hecho, he presenciado muchas muertes, y todos estaban demasiado ocupados muriendo como para ponerse pensar en cantar.
El ballet, por último, es un relleno más dentro de un espectáculo que pretende sintetizar todas las artes. Justamente si hay algo que NO hace es sintetizar. He visto algunos ballets interesantes, pero si me gusta el ballet, prefiero no ir a una ópera para verlo. De hecho, no conozco a ningún balletómano que lo haga.
Me gustan, sí, algunas óperas. Pocas. De atrás para adelante, algo de Pergolesi, sin duda Orfeo y Eurídice de Glück, casi todas las de Mozart, Pelleas et Mellisande de Debussy, con ese conciso, sobrio y tan poco operístico: "Mellisande, je t'aime" y su respuesta: "et moi aussi".
Carmen tiene sus cosas, no se puede negar su musicalidad, y de los tanos (a pesar de que el 50% de mi ascendencia tiene ese origen, pero Crab no se deja arrastrar por nacionalismos) sólo rescato momentos, muchos, eso sí, que sería largo mencionar, pero que de ningún modo justifican, siempre a mi entender, el gran desperdicio de tiempo que significa toda una ópera.
Finalmente, debo confesar mi gran pecado: me gusta casi todo Wagner. Reconozco que, como decía W. Allen, cada vez que lo escucho me dan ganas de invadir Polonia, pero su música tiene algo de épico que coincide con partes esenciales de mi sensibilidad. Como todo genio, llevó a la música por senderos que constituyeron finalmente callejones sin salida: después de Wagner, había que escribir música de otra forma, y sus seguidores, como Richard Strauss y algún otro, no son sino fotocopias.


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martes, junio 12, 2007

For man only - Humor corbodés III (final)

De paso, siempre dentro del tema, me dice mi hija brasileña, exquisita tiradora de pedos a pesar de su delicadeza y prestancia de gran dama, que en Brasil, cuando uno eructa se dice que ofreció un eructo. En cambio, cuando se tira un pedo, se dice que soltó uno. Sutilezas de los idiomas...

MÁS DIVAGACIONES EN TORNO AL PEDO
En realidad, el tema del pedo ha dado lugar a un riquísimo anecdotario, que incluye desde personajes históricos famosos, hasta humildes ciudadanos como uno, todos comprometidos a veces en su afán por lograr expulsar subrepticiamente esa cosa que nos viene tan de adentro, sin que los demás lo adviertan, ya sea por su olor o por su riqueza sonora.
Tengo cuatro historias sobre este tema al que ningún hombre es ajeno, y que las mujeres desdeñan considerar (bueno, en realidad no todas), como si no pertenecieran al género humano.
La primera es con un prócer de Morón (tanto que una calle lleva su nombre), con quien éramos muy amigos. Era un gran atorrante que actuaba en política, pero insólitamente para un político, era un tipo decente, de ahí la merecida calle.
Tenía además un gran atributo: su culo era una trompeta, con la que tejía ad libitum las más ricas variaciones, tanto en lo que atañe al registro, como a la afinación y a la tonalidad. Dosificando sabiamente stacattos y ligattos. Pero además -y esto sí es más curioso-, lo hacía a voluntad. Uno le decía: "Julián, tirate un pedo", y él, siempre obediente y dispuesto, prrrrrrr.
Crab trabajaba en la administración de una fábrica con Julián y unos cuantos reos más. Por supuesto, ese gran salón donde cada uno hacía como que trabajaba sentado a su escritorio, era en realidad la gran sala de conciertos donde Julián, eximio instrumentista, desplegaba todas sus virtuosidades.
Había en la sala una gran y alta mesa-escritorio, donde estaba "la valija". Esta valija, antecesora de cuero del Samsonite, era la portadora de la correspondencia entre la oficina central de la fábrica, en Buenos Aires, y la fábrica misma, en Haedo. A la valija tenían acceso pocos privilegiados, entre ellos don José, hermano del patrón, que siempre andaba hurgando en ella.
Un día, don José, gran alcahuete que sabía que nuestro gran salón era una gran joda, y que siempre se daba una vuelta pretendiendo que tenía algo importante que hacer en el lugar, y que usaba zapatos con suela de goma para que no percibiéramos su andar, hacía como que estaba revisando unos papeles en la valija.
Julián, inadvertido de su presencia, se tiró un reverendo pedo, y dirigiéndose a su vecino, el gallego García, con cuyo anecdotario se podría también escribir un libro, le dice:
-Disculpe, señor García.
A lo que García, siguiendo la joda, le contesta, serio y circunspecto:
-No es nada, don Julián.
A todo esto, don José, que no entendió nada de tanto alarde de cortesía y educación, no tuvo más remedio que quedarse callado y comerse el pedo que le habían tirado alevosamente Julián y García.
Una tardecita, estaba Julián y otro grupito de amigos reos como él a un costado de la plaza de Morón, mirando pasar la vuelta del perro. En eso, se aparece el circunspecto Gogo Ramperti, siempre de traje y corbata, acompañado de dos chicas, una colgada de cada brazo.
Al verlo, Julián, grandes exclamaciones de júbilo:
-¡Pero Gogo, qué placer encontrarte, tanto tiempo.
A Gogo la cosa no le causaba demasiada gracia, conociendo bien a Julián y su reputación. Pero no tuvo más remedio que apechugar y recibir los saludos. Va Julián, le da un gran abrazo y, por supuesto, se tira un soberano pedo.
Gogo vuelve avergonzado con sus amigas, rezando (era muy religioso, tanto que vivía al lado mismo de la iglesia) para que sus amigas no hubieran oído, cuando Julián, reunido ya con sus amigos, le grita:
-Ah, Gogo, y si te da vergüenza, echame la culpa a mí, nomás...
La otra es la del infaltable Haroldo, que siempre estaba prendido en estas lides, y cuyo rico anecdotario sobre pedos y cagadas nunca tenía fin.
Contaba que un primo suyo participó cuando hacía la conscripción en un concurso para ver quién se tiraba el pedo más espectacular. Se había instituido un premio y todo, costeado por partes iguales por todos los participantes.
Bueno, van desfilando al frente del salón todos los candidatos, y cada uno va realizando su performance.
Cuando le toca al primo de Haroldo, se tira su gran pedo, y simultáneamente cae al suelo el cuadro de San Martín que presidía la sala.
-Por supuesto -comentaba Haroldo- le dieron el premio. Pero debe haber sido casualidad, a mí no me vas a decir...
Termino con una más conocida. Como Crab cita de memoria, no recuerda quiénes eran los protagonistas, pero es rigurosamente cierta.
Llega un mandatario latinoamericano a Londres, y el programa de festejos incluía un paseo en carruaje con la Reina.
En eso estaban, cuando uno de los caballos se tira un oloroso pedo.
-Usted me disculpará -dice la Reina- pero usted como bien sabe, estas cosas suelen ocurrir.
-Si Su Majestad no me dice -contesta el mandatario- hubiera pensado que era uno de los caballos.

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lunes, junio 11, 2007

Humor cordobés II - For man only (mujeres abstenerse: no digan que no les avisé)

No tengan vergüenza y difúndanlo...
Una contribución a los grandes temas médicos:

LO QUE SIEMPRE QUISISTE SABER... Y NUNCA TE DIO LA CARA PARA PREGUNTAR

1- ¿Qué es el pedo? ¿Cuál es su composición?
Flato, del latín flatus, significa soplo y es un compuesto de gases altamente variable, expelido por el ano. Está formado por parte del aire que respiramos, que es compuesto casi exclusivamente de Nitrógeno y Dióxido de Carbono; luego el organismo absorbe oxígeno, y los gases resultantes de las reacciones químicas entre los ácidos estomacales, fluidos intestinales y flora microbiana producen: Dióxido de Carbono, Hidrógeno y Metano.

2- ¿Qué hace que los pedos tengan olor?
El olor de los pedos proviene de pequeñas cantidades de Sulfuro de Hidrógeno (gas sulfhídrico) y Azufre libre en la mezcla. Cuanta más rica en Azufre es tu dieta, más de esos gases van a ser producidos por las bacterias en tu intestino, y más hediondos serán tus pedos. Alimentos como cebolla, coliflor, huevos y hongos, son notables por producir pedos repugnantemente hediondos. El frijol, por ejemplo produce grandes cantidades de pedos no necesariamente pestilentes (inodoros).

3- ¿Por qué los pedos hacen ruido?
Los ruidos son producidos por el pasaje de los gases a través de la abertura anal, comúnmente conocida como el orto. El ruido depende de la velocidad de expulsión del gas, y de cuán estrecha es la abertura de los músculos del esfínter anal.

4- ¿Cuánto gas produce una persona normal?
En valores promedio, una persona produce cerca de un litro de pedo por día, distribuido matemáticamente en aproximadamente 14 pedos diarios.
Puede ser difícil para vos determinar el volumen de tus pedos diarios, pero podés estimar cuántas veces al día te pedorreas. Pensá en esto como en un pequeño experimento científico: Anotá todo lo que comés y contá el número de veces que alegremente te pedorreas. Entonces podés tomar nota de la cantidad y olor de tus pedos. Descubrirás una relación entre lo que comés y la hediondez de tus pedos.

5-¿Cuánto tiempo tarda el pedo para llegar a la nariz de una víctima inocente?
Depende de las condiciones meteorológicas, humedad, velocidad del viento y distancia entre las personas. Los pedos también se dispersan, su potencial nauseabundo disminuye con la dilución. Existen condiciones excepcionales: cuando el pedo es liberado en un área pequeña y cerrada, tal como un ascensor, un cuarto pequeño, dentro de un automóvil o bajo las sábanas, porque esas condiciones limitan la cantidad disponible de diluyente (aire) y el pedo va a permanecer en una concentración tal que permitirá su percepción, por más tiempo, hasta que se condense en las paredes.

6- ¿Algunas personas nunca se pedorrean? ¡Falso! Toda entidad viva se pedorrea. Algunas personas se pedorrean aun algunas horas después de muertas (generalmente gente extremadamente vengativa...)

7- ¿Los hombres se pedorrean más que las mujeres?
¡Falso! Las mujeres se pedorrean tanto como los hombres. La diferencia es que los hombres se enorgullecen de ello.

8- ¿En qué momento uno está más propenso a pedorrearse?
Durante la manana al despertar. Esto es conocido como Cantata Matinal o Allegro, ma non tropo. ¡Si uno llega al baño y empuja fuerte se puede conseguir una buena resonancia y ser oído en toda la casa!

9- ¿El frijol hace que las personas pedorreen más?
El frijol contiene azúcares que los humanos no pueden digerir. Cuando esos azúcares llegan a nuestros intestinos, las bacterias se hacen una fiesta y producen mucho gas. Otros productores notables de pedos son: el maíz, la pimienta, el repollo y la leche.

10- ¿Es el eructo en realidad un pedo que salió por el lado equivocado?
No. La frase... "Eructo es un pedo que tomó el ascensor", o el poema "Un eructo bien lanzado, según la opinión de Ángulo, es un pedo, que cansado, no pudo llegar al culo" ... ¡son puro folklore! El eructo viene del estómago y tiene una composición química diferente a la de un pedo. Los pedos tienen menos aire atmosférico y más gases producidos por flora microbiana.

11- ¿Dónde van los pedos que aguantamos? ¿Cuántas veces Ud. se aguantó un pedo, pretendiendo soltarlo en la primera oportunidad apropiada y después descubrió que había desaparecido? ¿Salió lentamente, sin que la persona se diera cuenta? ¿Fue absorbido por la corriente sanguínea? ¿O qué carajo es lo que le pasó?
Los médicos están de acuerdo en que el pedo no es ni liberado ni absorbido. Simplemente vuelve a los intestinos y sale más tarde, como la cabeza de una tortuga. Esto reafirma el hecho que los pedos no se pierden, sino que se demoran.

12- ¿Es posible encender los pedos? La respuesta es SI. Normalmente los pedos incluyen Metano e Hidrógeno, ambos gases inflamables. Por esto, Ud. debe tener en cuenta que intentar la ignición de un pedo puede ser peligrosa. La llama puede retroceder y su ropa o lo que estuviese cerca puede prenderse fuego. Cerca del 25% de las personas que lo intentaron, quemaron sus nalgas y los pelos de su culo. Y a pesar de que es un espectáculo inolvidable ver las llamas azules que producen tos pedos, amigo, te recomiendo que mejor no lo intentes o padecerás la celebre sentencia "cagó fuego".

Continúa mañana

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domingo, junio 10, 2007

Che gélida mattina

Dedicado, una vez más, a MM.
MM cuenta en uno de sus posts, que recién pude leer hora, de regreso de Córdoba, que su padre le calentaba las manos y le cantaba che gélida mattina. La verdad, su relato me llenó de una sana envidia (si es que existe tal cosa). Pensé en mi padre, que murió cuando tenía poco más de cuatro años, y que nunca me calentó las manos ni, menos aún, me cantó che gélida mattina.
Recordé también que a su muerte, nuestro hogar, típico hogar de clase media de pueblo suburbano, de buen pasar, con sus vacaciones anuales (que entonces no eran joda, ojo), comenzó a experimentar cambios, todos para mal. Mi hermano dejó su secundario y tuvo que comenzar a trabajar, y yo con grandes sacrificios de todos pude terminar con culpas el secundario. Recordé que mi primer ópera, o sea mi primer visita al Colón, la hice a los quince años precisamente gracias a ese secundario, y a que nuestro profesor de Contabilidad era administrador del Colón y nos regalaba entradas. Entonces, el Colón era un lujo al que la gente humilde no podía acceder.
Y pensé qué hubiera sido de mí si mi padre hubiese calentado mis manos y cantado che gélida mattina. Pensé en ese gran living comedor -mi hermano ya casado-, de la casa que compartíamos con mi madre, yo sentado en la gran mesa leyendo o estudiando (más lo primero) y mi madre, que era modista, dale y dale con la Singer (que no era a pedal, eso sí, tampoco vamos recurrir al tango). Y en cómo todo ese ruido, y toda la cháchara de la vieja que como toda mujer no podía nunca quedarse callada demasiado tiempo, me impedían estudiar, o por lo menos me deparaban la excusa necesaria para no hacerlo.
Y pensé en qué hubiera sido de mí si mi papá hubiera vivido aunque fuera unos añitos más. Tanto añoré su ausencia todos estos años. Tanto que cuando fue mi turno de tener hijos, mi obsesión era permanecer vivo por lo menos hasta que tuvieran doce años, que juzgaba una edad adecuada para que quedaran huérfanos, si es que la hay. Y como eso a la vez era una especie de seguro de vida, seguí teniendo hijos, que ya pasaron los cuarenta y comienzan a pensar que ya he vivido bastante. Y a propósito de todos esos planteos de "qué hubiera sido de mí si...", recordé dos anécdotas.
Que me gustaría contarles. Bah, que les voy a contar, para algo el blog es de Crab.
Y como dicen los folkloristas: ahí va la primera:
En un tiempo, hacía correcciones para una famosa editorial de derecho (hoy australiana, por supuesto). Los tratadistas de derecho, salvo excepciones, saben de derecho, pero escriben mal: faltas de sintaxis, dan a las palabras sentidos equivocados, y hasta cometen faltas de ortografía. Es delicado corregirlos. En primer lugar, porque a nadie le gusta que le enmienden la plana. En segundo, porque ellos se dicen: "pero yo soy famoso, ¿qué títulos tiene este tipo para venir a señalarme errores?". Por lo tanto, hay que emplear sutiles maneras para persuadirlos. Finalmente, reconocen nuestro empeño porque el trabajo quede mejor y quedan agradecidos. Así, terminábamos amigos. Con algunos, muy amigos. Era el caso de un tratadista que vivía en una mansión en el barrio de Flores, que como todo parroquiano de Flores, vivía enamorado de su barrio y le dedicaba sus libros. Además, escribía poesía, buena poesía, y todavía atesoro (porque Crab es un sentimental) uno de sus libros dedicado.
Un día, trabajábamos en uno de sus tratados (para hacerlo tranquilos me invitaba a su casa) en la gran biblioteca con todas las paredes cubiertas de libros, y con amplios ventanales que daban a un exquisito jardín, diseñado evidentemente por un paisajista. Yo, entonces ya casado y que cada vez que intentaba escribir algo tenía que hacerlo rodeado por mis dos hijas y todo el quilombo que hacían, sin contar a mi mujer reemplazando con su cháchara a mi mamá, al ver el hermoso paisaje no pude menos que exclamar: "¡Ah, qué gracia, así cualquiera escribe!". A lo que mi amigo, agudo repentista en sus respuestas, contestó: "Qué vivo, según tu criterio, todos los Anchorena serían Shakespeares". Así que ya vemos, a pesar de Ortega, no necesariamente las circunstancias nos determinan.
La otra anécdota es de Marrone (de todos podemos aprender) y es uno de sus chistes, que juzgo da para pensar.
Contaba que un ayudante de portero, cuando el portero titular se jubila, se postula para reemplazarlo. Pero era analfabeto, y la reglamentación indicaba que para aspirar al puesto debía tener al menos estudios primarios, así que no accedió.
Su fracaso, en lugar de causa de frustración, fue un poderoso estímulo. Se orientó a actividades comerciales, y como era activo y emprendedor, fue progresando y se convirtió en un exitoso y poderoso empresario. Como siempre recordaba con nostalgia el colegio, y ahora era poderoso económicamente, donó una escuela para su pueblo. En la inauguración, el intendente pronunció un discurso, y entre otras cosas dijo: "y pensar que este generoso y acaudalado hijo de nuestro pueblo, ha llegado a ocupar el lugar de preeminencia que ocupa siendo analfabeto. Pienso qué hubiera llegado a ser si hubiera podido terminar sus estudios". Y el ahora empresario, a pocos metros, no pudo sino interrumpirlo: "¡Portero de escuela!".
Así que ya vemos. MM es la maravillosa personalidad que es, gracias a algo más que la gélida mattina, y Crab no, gracias también precisamente a sí mismo y a lo que hizo (o dejó de hacer) con su vida. Nada de excusas.

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sábado, junio 09, 2007

Humor cordobés

Lamento lo de Macri. Sospecho que muchos amigos (y parientes, me da vergüenza decirlo) lo votaron en secreto, si no, no se explica, realmente.
Según anunció, Crab estuvo unos días en Córdoba. Como sabemos, los cordobeses tienen un sentido del humor especial, que no siempre coincide con el nuestro. Más directo, diría, para ser delicado.
Aquí unas muestras, que iré intercalando en el futuro.

LO QUE TODO HOMBRE DESEARÍA OÍR DE BOCA DE UNA MUJER
1. Estacioná por acá, que quiero que hagamos el amor.
2. Hoy invito yo.
3. Estoy sola en casa, ¿querés que vayamos?
4. ¿Qué tal si lo hacemos toda la tarde y a la noche salís con tus amigos?
5. Espero no te importe, pero no llevo ropa interior.
6. ¿Entradas para un partido de fútbol en mi cumpleaños? ¡Qué lindo!
7. Tenés pancita de cervecero. ¡Me encanta!
8. Ya terminé de lavar tu auto.
9. Todo lo que digas está bien.
10. ¿Quedaron brillantes los zapatos? ¿O te los vuelvo a lustrar?
11. ¡Qué suerte que tengas una secretaria tan linda!
12. ¿Más ropa?... no, mi amor, gracias... tengo suficiente.
13. Todavía me sirven los zapatos que me regalaste hace tres años.
14. ¡Claro que podés sacar a bailar a mi amiga la modelo!
15. Debieras llamar más seguido a tu ex-. No seas ingrato.
16. Mi amor, cuando estés con otra, por favor usá preservativo: cuidame.
17. Cuando regreses del café despertame para calentarte la comida.
18. No, no, dejá los pies ahí, que yo paso la aspiradora más tarde.

(Eran veinte, pero suprimí dos decididamente groseros).

Vos Emma, esperá, ya te complaceré (aunque no esperes demasiado: Crab es un caballero).

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Adoos