Mascaró


Alea jacta est

Crab no se responsabiliza por las opiniones vertidas en este blog, que a veces ni siquiera comparte.

No toda la información aquí publicada ha sido debidamente chequeada. Ley 23444.

La idea de este blog es crear un espacio amable y compartir recuerdos, puntos de vista o apreciaciones con gente amiga o en proceso de serlo. Por tal motivo queda prohibido el acceso de energúmenos, cuyos comments serán eliminados. Crab atenderá y contestará por línea directa (ver Perfil) a todos los que quieran insultarlo, amenazarlo, amedrentarlo, despreciarlo o menoscabarlo. Quienes busquen sus efímeros 15´ de fama aquí, no los encontrarán.

Los contenidos de esta página pueden afectar creencias tradicionalmente aceptadas respecto de cualquier institución, grupo o individuos, tales como el estado, el gobierno, la iglesia, el sindicalismo, las fuerzas armadas, la familia, el capitalismo, el imperialismo, las madres de Plaza de Mayo, la Asociación Argentina de Fútbol, el Ejército de Salvación, la Organización Scoutista Argentina, los homosexuales, los negros, los judíos y los chinos. El acceso a la misma por parte de menores de edad queda librado por lo tanto a la responsabilidad y vigilancia de los señores padres.

martes, mayo 29, 2007

Crab de Vacaciones

Crab está por unos días (no sabe cuántos) en Córdoba. Mientras tanto, descansa, y sobre todo, da descanso a sus parroquianos.

jueves, mayo 24, 2007

Prosigo con mi selección de Cuentos breves y extraordinarios, de Borges y Bioy.

OMNE ADMIRARI
Macedonio Fernández está en lo de Dabove. Hay un perro debajo de la mesa. Macedonio observa:
-Qué inteligente es este perro. No confunde mi mano con un pedazo de carne. Es un fuerte intelectual, che.

Estanislao Gonzáles, Apuntes de un vecino de Morón (Morón, 1955).

DE LA MODERACIÓN DE LOS MILAGROS
Parece que Bertrand Russell recordaba siempre la anécdota de Anatole France en Lourdes; al ver en la gruta amontonadas muletas y anteojos, France exclamó:
-¿Cómo? ¿Y no hay piernas artificiales?
John Wisdom, Multum y Parvo (Filadelfia, 1929)

UNA NOSTALGIA
Al avanzar hacia el patíbulo, Li Su dirigió estas palabras a su hijo:
-¡Ah, si estuviéramos en Shangts'ai, cazando liebres con nuestro perro blanco!
Arthur Walley, Po Chu - I
POLEMISTAS
Varios gauchos en la pulpería conversan sobre temas de escritura y de fonética. El santiagueño Albarracín no sabe leer ni escribir, pero supone que la palabra trara* no puede escribirse. Crisanto Cabrera, también analfabeto, sostiene que todo lo que se habla puede ser escrito
-Pago la copa para todos -le dice el santiagueño- si escribe trara.
-Se la juego -contesta Cabrera; saca el cuchillo y con la punta traza unos garabatos en el piso de tierra. De atrás se asoma el viejo Álvarez, mira el suelo, y sentencia.
-Clarito, trara.
Luis L. Antuñano, Cincuenta años en Gorchs. Medio siglo en campos de Buenos Aires (Olavarría, 1911)
* Trípode de hierro para la pava del mate.

LA BOFETADA
Algunas eran traicioneras, como Halgerda la Hermosa. Tres maridos tuvo y causó la muerte de todos. Su último señor fue Gunnar de Lithend, el más valiente y el más pacífico de los hombres. Una vez, ella obró de un modo mezquino, y el le dio una bofetada. Ella no se lo perdonó.
Años después, el enemigo sitió la casa. Las puertas estaban cerradas; la casa silenciosa. Uno de los enemigos trepó hasta el alféizar de una ventana y Gunnar lo atravesó de un lanzazo.
-¿Está Gunnar en casa? -preguntaron los sitiadores.
-Él, no sé, pero está su lanza -dijo el herido, y murió con esa broma en los labios.
Gunnar los tuvo a raya con sus flechas, pero al fin uno de ellos de cortó la cuerda del arco.
-Téjeme una cuerda con tu pelo -le dijo a su esposa, Halgerda, cuyos cabellos eran rubios y relucientes.
-¿Te va en ello la vida? -ella preguntó.
-Sí -respondió Gunnar.
-Entonces recuerdo esa bofetada y te veré morir.
Así murió Gunnar, vencido por muchos, y mataron a Smar, su perro, pero no antes de que Samr matara a un hombre.
Andrew Lang, Essays in Little (1891)

EL CIELO GANADO
El día del Juicio Final, Dios juzga a todos y a cada uno de los hombres.
Cuando llama a Manuel Cruz, le dice:
-Hombre de poca fe. No creíste en mí. Por eso no entrarás en el Paraíso.
-Oh, Señor -contesta Cruz- es verdad que mi fe no ha sido mucha, Nunca he creído en Vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
-Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; más no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.
Gabriel Cristián Taboada (Buenos Aires, 1972)

EL MILADRO
Un yogui quería atravesar un río, y no tenía el penique para pagar la balsa, y cruzó el río caminando sobre las aguas. Otro yogui, a quien le contaron el caso, dijo que el milagro no valía más que el penique de la balsa.
W. Somerset Maugham, A writer's Notebook (1949)

DOS COETERNOS
Según es fama, Dios Padre no es anterior a Dios Hijo.
Creado el Hijo, el Padre le preguntó:
-¿Sabes cómo hice para crearte?
Contestó el Hijo:
-Imitándome.
Johannes Cambrencis, Animadversiones (Lichfield, 1709).

ENTRADA POR SALIDA
Se disponía a decir: "Vengo de parte de Fulano", pero vio una cara de tan pocos amigos que, antes de tomar asiento, se incorporó, se puso el sombrero y dijo, dando la espalda:
-Me voy de parte de Fulano.
Jules Renard, Journal.

DISTRAERSE
Un cazador para asustar a la caza prendió fuego a un bosque. De pronto vio a un hombre que salía de una roca.
El hombre atravesó el fuego sosegadamente. El cazador corrió tras él.-
Diga, pues. ¿Cómo hace para pasar a través de la roca?
-¿La roca? ¿Qué quiere decir con eso?
-También lo vi pasar a través del fuego
-¿Fuego? ¿Qué significa fuego?
Ese perfecto taoísta, completamente borrado, no veía las diferencias de nada.
Henri Michaux, Un barbare en Asie.

PELIGRO DEL EXCESO DE PIEDAD
Un día en que Abu Nonas visitaba a un amigo, el techo comenzó a crujir.
-¿Qué es eso? -preguntó.
-No temas, es el techo que alaba al Señor.
En cuanto oyó esas palabras, Abu Nonas salió de la casa.
-¿Adónde vas? -le preguntó el amigo.
-Temo que aumente su devoción -contestó Abu Nonas -y que se prosterne estando yo dentro.
Nozhat el Djallas
FINAL PARA UN CUENTO FANTÁSTICO
-¡Qué extraño!- dijo la muchacha, avanzando cautelosamente- ¡Qué puerta más pesada!
La tocó al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos ha enecerrado a los dos!
-A los dos, no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.
I. A. Ireland. Visitations (1319)

EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO
En el capítulo XL, de la Vida Nueva, Dante refiere que al recorrer las calles de florencia vio unos peregrinos y pensó con algún asombro que ninguno de ellos había oído hablar de Beatriz Portinari, que tanto preocupaba su pensamiento.
B. Suárez Linch, Estudios dantescos (Buenos Aires, 1891).

Etiquetas:

miércoles, mayo 23, 2007

Un paseo por el mundo de las bellas letras (literalmente)

Hoy Crab quiere recordar los tiempos -ya idos- en los que olía a tinta en las imprentas. Es un poco la continuación del post anterior, Bastardillas y negritas. En esa oportunidad, para no cansar demasiado (lo que por supuesto, de todos modos no logré), dejé sin mencionar una parte importante del acervo tipográfico: las familias y los cuerpos.
Veamos. Las familias son los diferentes dibujos que adopta cada letra en la respectiva familia. Estas familias se dividen en dos amplios universos (que vendrían a ser como el Boca-River de la tipografía): las serif y las sans-serif. Doy un ejemplo de una letra A, de una familia serif: A. Fíjense ahora como es la misma letra en una familia sans serif: A.
¿Notan que la serif tiene unos adornitos en las patitas de la A, en tanto la sans serif no los tiene? Bueno, esa es la diferencia, que se repite, por supuesto, en todas las letras, mayúsculas o minúsculas, que tengan posibilidad de un adorno: s (serif) o s (sans serif).
Ahora, desde Gutemberg hasta acá, se crearon unas 300 familias, o sea, diferentes dibujitos para cada una de las letras del alfabeto. Y cada día se crean nuevas. Algunas de estas familias son muy famosas y populares. Otras, sólo persiguen propósitos ornamentales, y no se utilizan para los propósitos corrientes.
Las familias más populares y conocidas son: Arial, Avant Garde, Bauhaus, Bodoni, Baskerville y New Baskerville, Broadway, Bookman, Caslon, Century y New Century, Cooper, Franklin, Futura, Garamond, Gothic, Helvética, Palatino, Princetown, Roman, Tiffany, Times, casi todas las cuales admiten variedades: light. condenced, black, que se explican por sí solas.
Windows y Corel han debido adoptar por su universalidad muchas de estas tipografías, pero por razones de patentes no les pueden dar el mismo nombre. En los catálogos se dan las equivalencias entre el nombre comercial patentado, y el adoptado por Corel, Microsoft, y otros, que generalmente tienen alguna similitud para que evitar confundirnos. (Helvética pasa a llamarse Switzerland; Bodoni, Bodnoff; Tiffany, Timpani, y así.
Las diferentes familias explican un poco las diferencias que hay a veces en libros o en avisos publicitarios entre uno y otro tipo de letra.
Ogilvy, uno de los grandes publicitarios de todos los tiempos, creador para Volkswagen del memorable think small, recomienda en uno de sus libros no usar en un mismo aviso más de cuatro tipografías (familias) diferentes.
Aparte de las familias, tenemos el cuerpo. ¿Qué es el cuerpo? Simplemente el tamaño de la letra. El cuerpo se mide normalmente en puntos, un tipo de medida convencional utilizado en imprenta. Un punto equivale aproximadamente a 0,45 milímetro. O sea que un cuerpo 6 (el llamado generalmente la letra chica de los contratos) tiene 2,7 milímetros de altura (el mínimo legible, no son giles).
No en todas las familias una letra de n puntos es equivalente a otra de n puntos de otra familia. O sea, las familias difieren también en eso: en que el tamaño estandar de una no es igual al estandar de la otra.
Cualquier cosa me preguntan.

Etiquetas:

martes, mayo 22, 2007

Santiago Dabove


Santiago Dabove, uno de los buenos escritores argentinos, nació, como Crab, en Morón. Lo cual por supuesto no quiere decir nada. Salvo Borges, nadie muere ni nace donde quiere.
Hoy quería continuar con los extractos de Cuentos Breves y Extraordinarios, de Borges y Casares, que inicié ayer, pero en la selección me tropiezo con un cuento atribuido a Dabove.
Dabove fue un gran escritor, que Crab llegó a conocer por razones de vecindad cuando era niño. Era amigo de Macedonio y de Borges, lo que habla muy bien de estos. Como no era cosa que le interesara demasiado, no alcanzó ser muy famoso. Su obra, sin duda, merecería un mejor lugar que el alcanzado.
Como adelanté ayer, y daré ejemplos en posts sucesivos, en Cuentos Breves y Extraordinarios, las atribuciones de títulos y autores son caprichosas y fantasiosas, Borges atribuye a autorías a autores inexistentes, o existentes pero que no las crearon en verdad, haciendo todo una melange, de la que resulta que no se termina de saber qué es verdad y qué no, y en caso de duda, uno termina atribuyendo la autoría a Borges. Esta confusión sirve para que autorías adjudicadas por Borges en otros libros, sean citadas en éste como pertenecientes a otro autor, y uno termine por pensar que éste es Borges, cuando no lo es. Espero -aunque no demasiado- haber sido claro.
Un ejemplo es el cuento atribuido a Dabove, que reproduzco, y cuya autoría, en virtud de lo explicado, queda por fin dudosa. Pero no, no hay duda acá: El tren es, en efecto, uno de los muy buenos cuentos de Dabove.
Las estaciones que el tren recorre son el trayecto que tantas veces transitó (fatigó, diría Borges) Crab, que va desde Morón hasta Once, la big apple.


EL TREN

El tren era el de todos los días a la tardecita, pero venía moroso, como sensible al paisaje.

Yo iba a comprar algo por encargo de mi madre. Era suave el momento, como si el rodar fuera cariño en los lúbricos rieles. Subí, y me puse a atrapar el recuerdo más antiguo, el primero de mi vida. El tren retardaba tanto que encontré en mi memoria un olor maternal: lecha calentada, alcohol encendido. Esto hasta la primera parada: Haedo. Después recordé mis juegos pueriles, y ya iba hacia la adolescencia cuando Ramos Mejía me ofreció una calle sombrosa y romántica, con su niña dispuesta al noviazgo. Allí mismo me casé, después de visitar y conocer a sus padres y el patio de su casa, casi andaluz. Ya salíamos de la iglesia del pueblo, cuando oí tocar la campana; el tren proseguía viaje. Me despedí, y como soy muy ágil, lo alcancé. Fui a dar a Ciudadela, donde mis esfuerzos querían horadar un pasado quizá imposible de resucitar en el recuerdo.

El jefe de estación, que era mi amigo, acudió para decirme que aguardara buenas nuevas, pues mi esposa enviaba un telegrama anunciándolas. Yo pugnaba por encontrar un terror infantil (pues los tuve), que fuera anterior al recuerdo de la leche calentada y del alcohol. En eso llegamos a Liniers. Allí, en esa parada tan abundante en tiempo presente, que ofrece el F.C.O., pude ser alcanzado por mi esposa, que traía los mellizos vestidos con ropas caseras. Bajamos y, en una de las resplandecientes tiendas que tiene Liniers, los proveímos de ropas standard pero elegantes, y tasmbién de buenas carteras de escolares y libros. En seguida alcanzamos el mismo tren en que íbamos y que se había demorado mucho, porque antes había otro tren descargando leche. Mi mujer se quedó en Liniers, pero yo en el tren, gustaba de ver a mis hijos tan floridos y robustos, hablando de fútbol y haciendo los chistes que la juventud cree inaugurar. Pero en Flores me aguardaba lo inconcebible: una demora por un choque con vagones y un accidente en un paso a nivel. El jefe de la estación de Liniers, que me conocía, se puso en comunicación teleggráfica con el de Flores. Me anunciaron malas noticias. Mi mujer había muerto, y el cortejo fúnebre trataría de alcanzar el tren que estaba detenido en esta última estación. Me bajé atribulado, sin poder enterar de nada a mis hijos, a quienes había mandado adelante para que bajaran en Caballito, donde estaba la escuela.

En compañía de unos parientes y allegados, enterramos a mi mujer en el cementerio de Flores, y una sencilla cruz de hierro nombra e indica el lugar de su detención invisible. Cuando volvimos a Flores, todavía encontramos el tren que nos acompañara en tan felices y aciagas andanzas. Me despedí en el Once de mis parientes políticos y, pensando en mis pobres chicos huérfanos y en mi esposa difunta, fui como un sonámbulo a la "Compañía de Seguros" donde trabajaba. No encontré el lugar.

Preguntando a los más ancianos de las inmediaciones, me enteré que habían demolido hacía tiempo la casa de la "Compañía de Seguros". En su lugar se erigía un edificio de veinticinco pisos. Me dijeron que era un Ministerio donde todo era inseguridad, desde los empleos hasta los decretos. Me metí en un ascensor, y ya en el piso veinticinco, busqué furioso una ventana y me arrojé a la calle. Fui a dar al follaje de un árbol coposo, de hojas y ramas como de higuera algodonada. Mi carne, que ya se iba a estrellar, se dispersó en recuerdos. La bandada de recuerdos, junto con mi cuerpo, llegó hasta mi madre. "A que no recordaste lo que te encargué", dijo mi madre, al tiempo que hacía un ademán de amenaza cómica. "Tienes cabeza de pájaro".

Santiago Dabove (1946)

Etiquetas:

lunes, mayo 21, 2007

Borges I


De Cuentos breves y extraordinarios, de J. L. Borges, escrito en colaboración con Bioy Casares (donde Bioy debió tipear los cuentos a máquina)
Según un amigo, en Francia, por supuesto, no se conocía a Macedonio. Iba Borges a París, daba conferencias, y decía cosas ingeniosas que atribuía a Macedonio Fernández. Claro, un tipo que se llamara Macedonio, y además de apellido Fernández, no podía ser sino un personaje de ficción. Por lo tanto, las cosas ingeniosas que decía Borges y le atribuía, no podían sino pertenecer a Borges. Además tenían su estilo. Si non é vero...
EL REDENTOR SECRETO
Es sabido que todos los ogros viven en Ceilán y que todas sus vidas están en un solo limón. Un ciego corta el limón con un cuchillo y mueren todos los ogros.

Del Indian Antiquary, I, (1872)
DIFÍCIL DE CONTENTAR
Kardán cayó enfermo. Su tío le dijo:
-¿Qué deseas comer?
-La cabeza de dos corderos.
-No hay.
-Entonces, las dos cabezas de un cordero.
-No hay.
-Entonces no quiero nada.

Ibn Abd Rabbih, Kitabal idq el farid, tomo III.
EL SUEÑO DE CHUANG TZU
Chuang Tzu soño que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.

Herbert Allen GilesChuang Tzu (1889)
UN GOLEM
Si los justos quisieran crear un mundo, podrían hacerlo. Combinando las letras de los inefables nombres de Dios, Rava consiguió crear un hombre y klo mandó a Rav Zera, Éste le dirigió la palabra; como el hombre no respondía, el rabino le dijo: "Eres una creación de la magia, vuelve a tu polvo".
Dos maestros solían, cada viernes, estudiar el Sepher Yezirah y crear un ternero de tres años que luego aprovechaban para la cena.

Senhedrin, 65, b
TEMOR DE LA CÓLERA
En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron porqué había hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.

Ah'med el Qalyubi, Nanadir.
EL INTUITIVO
Dicen que en el riñón de Andalucía hubo una escuela de médicos. El maestro preguntaba:
-¿Qué hay con este enfermo, Pepillo?
-Para mí -respondía el discípulo- que se trae una cefalalgia entre pecho y espalda que lo tiene frito.
-Y por qué lo dicés, salado?
-Señor maestro: porque me sale del alma.

Alfonso Reyes, El deslinde (1994)
EL AVISO
En una de las antiguas guerras de Escocia, el jefe del clan de los Douglas cayó en manos del enemigo. Al otro día llevaron a su habitación en la torre, una cabeza de jabalí en una fuente. Douglas, al verla, comprendió que su suerte estaba sellada. Esa noche lo decapitaron.
George D, Brown, Gleemings in Caledonian byways (Dunbar, 1901).
LA EXPLICACIÓN
El implacable escéptico Wang Ch'un negó la estirpe del féniz. Declaró que así como la serpiente se convierte en pez y la laucha en tortuga, el ciervo, en épocas de paz y tranquilidad, se convierte en unicornio y el ganso en fénix. Atribuyó estas mutaciones al "líquido propicio" que, 2365 años antes de la era cristiana, hizo que en el patio del emperador Yao creciera césped de color escarlata.
Eldwin Broster, Addenda to a History of Freethinking (Edimburgo, 1887)
LA FUERZA DE LA FE
Cuando las tropas del duque de Orléans sitiaban Zatagoza, el clero de la ciudad persuadió a los pobladores de que tales tropas eran apariencias producidas por un sortilegio.
Voltaire, Le Siècle de Louis XIV.
EUGENESIA
Una dama de calidad se enamoró con tanto frenesí de un tal señor Diodd, predicador puritano, que rogó a su marido que les permitiera usar de la cama para procrear un ángel o un santo: pero, concedida la venia, el parto fue normal.
Drummond, Ben Ionsiana (c. 1618)

Etiquetas:

sábado, mayo 19, 2007

A pedido. Más Idea Vilarino



Hipólita: espero tu opinión
El desgarrador poema de Vilarino tuvo repercusión. Por ello, busqué más de ella. Hice una selección, arbitraria como toda selección. Suprimí bastante: pensé que dejar todo sería demasiado abrumador. Mujer convincentemente descreída, esta poeta que nos convence de la inutilidad de toda acción, de todo sentimiento, de todo vivir. Su sentido y tremendo escepticismo nos estremece y llena también de pena y amargura. Cuánto ha sufrido, cuánto lo trasunta. Crab tuvo el inmenso gusto de poder conversar con ella hace unos años, poco antes de su muerte. Fue tan solo por teléfono, con motivo de la publicación de un libro suyo sobre la guerrilla, que finalmente no se pudo concretar. Fue difícil y se logró a través de varios intermediarios, porque rehuía todo contacto. Pero me resultó una persona muy agradable, y quedamos muy amigos. La recuerdo con mucho cariño. Sí, la recuerdo bien...


BIOGRAFÍA
IDEA VILARIÑO (1920 - )
Idea Vilariño, poeta, crítica literaria, compositora de canciones, traductora, educadora: es difícil decir cuál de estas facetas de su trayectoria influyó en más personas. Nacida en Montevideo el 18 de agosto de 1920, antes de haber cumplido los treinta años era ya ampliamente conocida en el Río de la Plata por su talento en muchas de las disciplinas mencionadas. Durante la última mitad del siglo XX críticos y profesores de todo el mundo de habla hispana así como traductores de Austria, Brasil, Italia y Estados Unidos difundieron en abundancia su poesía.Es un caso singular. Por su personalidad y convicciones, Idea Vilariño rechazó durante largo tiempo toda posibilidad de promocionar su nombre. Los editores la urgían a promover sus libros y ella se rehusaba. Más aun, mantuvo un silencio casi completo respecto a su obra, hasta el punto de negarse con regularidad a entrevistas de cualquier tipo. Sólo en 1997 aceptó contestar las preguntas planteadas por Rosario Peyrou y Pablo Rocca, en las que se basa el video Idea, estrenado en mayo de 1998, y que ahora puede encontrarse en bibliotecas. Si bien Vilariño aceptó diversos premios e invitaciones tanto en su país como en el extranjero, nunca quiso comentar sus poemas ni escribir sobre su obra poética.
Pese a esa falta de promoción, la poesía de Idea atrae cada día más lectores. Más allá de los índices públicos que dan testimonio de su fama, en Montevideo puede advertirse por todas partes su inmensa popularidad: los artesanos copian sus versos en señaladores de libros, tapices y tarjetas que venden en mercados y negocios; referencias a sus poesías en grafitos


EL AMOR
Un pájaro me canta
y yo le canto
me gorgojea al oído
y le gorgojeo
me hiere y yo le sangro
me destroza
lo quiebro
me deshace
lo rompo
me ayuda lo
levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
y desatado
gime su voz y gimo
ríe y río
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo
- no se trata de amor
damos la vida-
y me pide y le pido
y me vence y lo venzo
y me acaba y lo acabo.

YA EN DESNUDEZ TOTAL
Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.
La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.
Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.
Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.
Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada.

CUÁNDO YA NOCHES MÍAS
Cuándo ya noches mías
ignoradas e intactas,
sin roces.
Cuándo aromas sin mezclas
inviolados.
Cuándo yo estrella fría
y no flor en un ramo de colores.
Y cuando ya mi vida,
mi ardua vida,
en soledad
como una lenta gota
queriendo caer siempre
y siempre sostenida
cargándose, llenándose
de sí misma, temblando,
apurando su brillo
y su retorno al río.
Ya sin temblor ni luz
cayendo oscuramente.

LO QUE SIENTO POR TI
Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.

EL MAR NO ES MÁS QUE UN POZO
El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.
Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.
El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.
La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.

TAL VEZ NO ERA PENSAR
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

QUIERO MORIR
Quiero morir. No quiero oír ya más campanas.
La noche se deshace, el silencio se agrieta.
Si ahora un coro sombrío en un bajo imposible,
si un órgano imposible descendiera hasta donde.
Quiero morir, y entonces me grita estás muriendo,
quiero cerrar los ojos porque estoy tan cansada.
Si no hay una mirada ni un don que me sostengan,
si se vuelven, si toman, qué espero de la noche.
Quiero morir ahora que se hielan las flores,
que en vano se fatigan las calladas estrellas,
que el reloj detenido no atormenta el silencio.
Quiero morir. No muero.
No me muero. Tal vez
tantos, tantos derrumbes, tantas muertes, tal vez,
tanto olvido, rechazos,
tantos dioses que huyeron con palabras queridas
no me dejan morir definitivamente.

POEMA NÚMERO 19
Quiero morir. No quiero
Oír ya más campanas.
Campanas -qué metáfora-
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío -vamos.
Simplemente no quiero
no quiero oír más campanas.

MEDIODÍA
Transparentes los aires, transparentes
la hoz de la mañana,
los blancos montes tibios, los gestos de las olas,
todo ese mar, todo ese mar que cumple
su profunda tarea,
el mar ensimismado,
el mar, a esa hora de miel en que el instinto
zumba como una abeja somnolienta...
Sol, amor, azucenas dilatadas, marinas,
Ramas rubias sensibles y tiernas como cuerpos,
vastas arenas pálidas.
Transparentes los aires, transparentes
las voces, el silencio.
A orillas del amor, del mar, de la mañana,
en la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte.

TARDE
Cuerpos tendidos, cuerpos
infinitos, concretos, olvidados del frío
que los irá inundando, colmando poco a poco.
Cuerpos dorados, brazos, anudada tibieza
olvidando la sombra ahora estremecida,
detenida, expectante, pronta para emerger
que escuda la piel ciega.
Olvidados también los huesos blancos
que afirman que no es un sueño cada vida,
más fieles a la forma que la piel,
que la sangre, volubles, momentáneas.
Cuerpos tendidos, cuerpos
sometidos, felices, concretos,infinitos...
Surgen niños alegres, húmedos y olorosos,
jóvenes victoriosos, de pie, como su instinto,
mujeres en el punto más alto de dulzura,
se tienden, se alzan, hablan,
habla su boca, esa un día disgregada,
se incorporan, se miran, con miradas de eternos.

LA NOCHE
Es un oro imposible de comprender, un acabado
silencio que renace y se incorpora.
Las manos de la noche buscan el aire, el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano...
El mar oliendo a algas moribundas y al sol,
a arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el mundo,
se vuelve a su conciencia que da fe de las cosas,
y el haz de los sentidos le limita la noche.
I
Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.
II
Estás solo, lo mismo.
Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente,
yo no soy en tu noche más que un lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los ojos,
olvidado.
soy para ti como otra oscuridad, otra noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.
Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto...
Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.

EL OLVIDO
Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.
Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...
Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.

EL MAR
Tan arduamente el mar,
tan arduamente,
el lento mar inmenso,
tan largamente en sí, cansadamente,
el hondo mar eterno.
Lento mar, hondo mar,
profundo mar inmenso...
Tan lenta y honda y largamente y tanto
insistente y cansado ser cayendo
como un llanto, sin fin,
pesadamente,
tenazmente muriendo...
Va creciendo sereno desde el fondo,
sabiamente creciendo,
lentamente, hondamente, largamente,
pausadamente,
mar,
arduo, cansado mar,
Padre de mi silencio.

CALLARSE
Estoy temblando
está temblando el árbol desnudo y en espejos
cantando
y cantando está la luna
riendo
sin silencios
la lírica y romántica
flauta y en cielo en hoz
por vez primera
se abren su luz cereza y el estiércol.
No se pueden quejar ni las mañanas
ni el ardiente sopor que por lo estéril
no canto más no canto
ni puedo deshacer en primavera
ni negarla y beber
ni matar sin querer
ni andar a tientas
ya que el aire está duro
y hay monedas locuras
esperando
la marca del agua
en desazón riendo
riéndose riendo.
Ah si encono si entonces
ya no quiero
ya no pude se pasa nunca alcanza
una ola se vaga la marea
se desconcierta así
y el sol no existe aquí más que en palabras
Pero en cambio en el cielo
caben muchas pero muchas. A veces
se molestan se muerden
en los labios.

ESO
Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.
Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.

TRABAJAR PARA LA MUERTE
El sol el sol su lumbre
su afectuoso cuidado
su coraje su gracia su olor caliente
su alto
en la mitad del día
cayéndose y trepando por lo oscuro del cielo
tambaleándose y de oro
como un borracho puro.
Días de días noches temporadas
para vivir así para morirse
por favor por favor
mano tendida
lágrimas y limosnas
y ayudas y favores
y lástimas y dádivas.
Los muertos tironeando del corazón.
La vida rechazando
dándoles fuerte con el pie
dándoles duro.
Todo crucificado y corrompido
y podrido hasta el tuétano
todo desvencijado impuro y a pedazos
definitivamente fenecido
esperando ya qué
días de días.
Y el sol el sol
su vuelo
su celeste desidia
su quehacer de amante de ocioso
su pasión
su amor inacabable
su mirada amarilla
cayendo y anegándose por lo puro del cielo
como un borracho ardiente
como un muerto encendido
como un loco cegado en la mitad del día.

UNA VEZ
Soy mi padre y mi madre
soy mis hijos
y soy el mundo
soy la vida
y no soy nada
nadie
un pedazo animado
una visita
que no estuvo
que no estará después.
Estoy estando ahora
casi no sé más nada
como una vez estaban
otras cosas que fueron
como un cielo lejano
un mes
una semana
un día de verano
que otros días del mundo
disiparon.

SI MURIERA ESTA NOCHE
Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.

PASAR
Quiero y no quiero
busco
un aire negro un cieno
relampagueante
un alto
una hora absoluta
mía ya para siempre.
Quiero y no quiero
espero
y no
y desespero
y por veces aparto
con todo olvido todo abandono toda
felicidad
ese día completo
esa huida ese más
ese desdén entero
esa destituida instancia
ese vacío
más allá del amor
de su precario donde su no
de su olvido
esa puerta sin pared solo paraíso.
Quiero y no quiero

Etiquetas:

Rectificación de Errata

Crab quiere aclarar que por esas malas jugadas que nos hace la memoria, se publicó ayer Idea Villarino, cuando el nombre real de la poeta es Idea Vilarino.
El poema que publico se llama, además, Ya no, en lugar de Nunca más, como mi nada poética mala memoria sugería.
Especialmente importante para Rufs y otros quienes busquen sobre ella en Google o Wikipedia (Wiki no tiene nada).
Disculpen, pero siempre que me encuentre un error, lo recitificaré. Estén seguros.

Etiquetas:

viernes, mayo 18, 2007

Haroldo. El sol. Julia. La felicidad. Idea Villarino.




Dedicado a Julia. Porque pueda ser.



Antes que nada, quiero anunciar una buena noticia. Me ha llamado una periodista de Clarín, encargada de la zona, que está haciendo notas sobre personalidades literarias de Tigre, y que está interesada en mis notas sobre Haroldo para publicarlas. Lógicamente, seleccionaremos entrambos lo que se va a publicar.
Quiero tener en cuenta las oportunas sugerencias de algunas (fueron todas mujeres: parece que los hombres no somos tan delicados) amigas sobre cuestiones que transgredieron ciertos límites. De paso, sería una oportunidad para que los que transitaron el tema hicieran llegar sus opiniones sobre lo que no les gustó, para tenerlas en consideración. Después de todo, creo que esa es la idea de un blog: formar grupos de amigos que estemos de acuerdo y conformes con lo que unos y otros escriben, y por eso los frecuentamos, aunque a veces disintamos. No para tener clones de uno mismo, ojo.

Bueno, salió decididamente el sol. Hoy es un día hermoso.

Pero además lo es por otro motivo: hoy veré a Julia. Quienes han seguido la saga, se alegrarán por mí o me compadecerán. Pero el amor es así, no se extingue fácilmente, puede contra el tiempo y la distancia, se encarna tan profundamente dentro de nosotros, que al primer llamado corremos y todo vuelve a ser como antes (o así esperamos). La reunión de hoy será decisiva. Quizás no vuelva a tocar el tema. Pero hoy por lo menos, después de tanto tiempo, soy plenamente feliz.
Haroldo escribía cuando sufría. Extraía de su dolor sus más grandes creaciones. Lo sé porque lo vivíamos juntos.
A mí el dolor me inmoviliza. Bueno, respetemos las distancias: no soy para nada un creador. Pero canto cuando soy feliz. Cuando no lo soy, me recluyo en mi tristeza.

Revisando blogs amigos, y algunos favoritos de éstos, encontré esta poesía de una gran poeta uruguaya, Idea Villarino, bastante conocida entre nosotros. Cuando escuché este poema por primera vez (fue por Radio Nacional, siempre lo recordaré) corrí a comprar el libro donde estuviera. Y lo encontré. Fue en Parque Centenario, luego del consabido recorrido por todos sus puestos (aunque hay algunos sobre todo, todos sabemos, que son bien especializados y buenos conocedores de la buena literatura, y saben muy bien lo que tienen).
Lo compartí con mi querida hija Lorena (activa corresponsal del blog estos días), y terminé obsequiándoselo, ante su conmovido entusiasmo.
Hoy quiero participar a quienes no la conozcan de mi profundo gozo estético. Lamento no poder participar también de qué blog la extraje, porque como es de los que no frecuento, se me perdió en la maraña (como es amigo de un amigo, si alguien lo sabe por favor que me avise, para agradecerlo)

YA NO
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.

Bueno, el que ha perdido un gran amor, sabe de qué estoy hablando. Yo, que estoy en trance de recuperarlo, también lo sé.
Idea Villarino también lo sabía, y ¡ay! qué bien lo expresaba. Su poesía está llena de esta tremenda nostalgia por la felicidad perdida, por la interrogación acerca de lo que hubiera podido ser, por aquello que tuvimos y ni siquiera sabemos muy bien porqué perdimos...

Etiquetas:

martes, mayo 15, 2007

Los días grises

Llegó el otoño. Casi el invierno ya. Hoy es uno de esos días grises, siempre amenazando lluvia o en todo caso frío, que no soporto. Y que me dejan en casa encerrado, escuchando música o leyendo y a veces tan desolado que ni siquiera tengo ganas de leer.
Decididamente soy de los amantes del sol. No para tostarme, porque mi piel no lo resiste y con más de diez minutos quedo de cama todo colorado y lleno de ampollas.
Pero sí para verlo. Para verlo brillar ahí en lo alto, y explicarme la elevación a la categoría de dios conque lo veneraban los antiguos.
Viva la alegría, viva el sol. Abajo la tristeza, abajo los días grises. Viva el calor. Abajo el frío.
Por eso, aprovechando que tengo una nieta que se recibe de médica en Río y me quiere ahí en la colación de grados, me voy el mes que viene un mes a adorar al dios sol.
A ver si me vienen algunas ideas.
Porque no se hagan ilusiones, no me quedaré callado: allá hay dos computadoras, y siempre una disponible para mí, ya que paso gran parte del tiempo solo en la casa mirando el mar, los veleros, y el sol, el bendito sol. Y en el contrafrente, un morro del que bajan los monos y me hacen morisquetas desde los árboles.

Etiquetas:

sábado, mayo 12, 2007

Usos de la memoria


Un amigo blogero (que no menciono porque ya le he hecho mucha propaganda), me contaba que había ido a la presentación de un libro bastante aburrido, cuyo único mérito era que tenía sólo 128 páginas, porque el autor lo había leído de cabo a rabo. Le tomó dos horas.

Al terminar, el presentador preguntó al público si quería hacer alguna pregunta. Silencio total: nadie quería prolongar más la cosa. Ante el silencio general, y como al parecer la sala estaba alquilada por más tiempo, el presentador dijo entonces que iba a mostrar una faceta interesante y especial del autor. Abrió al azar un ejemplar del libro, y le pidió a alguien del público que leyera una frase cualquiera.

Así lo hizo, y el autor, desde el escenario, continuó de memoria la frase. La experiencia se repitió varias veces, y el autor sabía exactamente cómo seguía la frase que el público proponía al azar. El acto literario se había transformado en una demostración de Tu Sam: el autor no sabría escribir muy bien, pero tenía una memoria bárbara, y se sabía su libro de memoria.

Como ha contado algunas veces, Crab trabaja en producción de cine. Hace unos años, cuando todavía las computadoras no tenían la suficiente capacidad como para procesar películas con ellas (las imágenes ocupan muchísimo lugar; pesan mucho, como se dice en la jerga), los procesos eran los que se venía siguiendo desde los comienzos del cine: filmación por un lado, sonido por otro, y en la postproducción la mezcla de todas las bandas de sonido (diálogos, música, ruidos, efectos especiales) con la imagen.
En este proceso, que dirigen director y sonidista, se le da a cada banda su valor según el criterio de ambos técnicos (ecualización). Se hacía en la inmensa consola de sonido que todos conocen por haberla visto alguna vez en alguna película. Ahí, el ayudante de sonido canta el número de escena que se va a mezclar, y mientras él coloca las bandas respectivas, los demás joden. Y el sonidista era especial para eso.

Cuando el ayudante cantaba "99", él comenzaba: "99, de Liniers a Palacio de Correos", y cantaba cada una de las calles que recorría el colectivo. Cuando terminaba, cantaba el recorrido de regreso. Yo, que conocía algunas líneas, veía que no macaneaba: las calles eran exactamente las que él mencionaba.

Después de varias demostraciones, le pregunté el porqué de ese conocimiento. Entonces me contó que los fines de semana, a veces en que estaba aburrido, tomaba colectivos al azar, desde una terminal a la otra y regreso. Que eso le servía para conocer mejor Buenos Aires, a la vez que para conocer calles insólitas y poco conocidas.

Etiquetas:

viernes, mayo 11, 2007

¿sino o si no? ¿oigo o escucho?

Aunque parezca mentira, hay gente leída, que tiene incluso, como toda persona de bien, su correspondiente blog, que tiene confusiòn respecto de estas construcciones. Si no les importa, quiero aumentar más aún la confusión general:

¿sino o si no?
Sino es una conjunción. Se usa para oponer a una oración negativa, una afirmativa:
no es tiempo de risa, sino de llanto; no te traje un libro, sino dos.
En el caso del si no, si también es una conjunción, pero condicional en este caso, a la que se opone el no. O sea es como decir: si esto no sucede... resultará tal cosa.
Veamos:
Debes llegar temprano, si no, me iré solo.
Menos mal que viniste, si no, me hubiera puesto triste.
Si no llueve, iré al cine.
Si no se levanta, llegará tarde.
Hay oraciones en las que podría usarse indistintamente sino o si no, pero el sentido cambia por completo. Veamos ejemplos:
No vive si no estudia. No vive, sino estudia.
No trabaja si no descansa. No trabaja, sino descansa.

¿oigo o escucho?
Es bastante comùn oír (sobre todo en conversaciones telefónicas) el famoso: hablá más fuerte que no te escucho, lo que, bien mirado, es un agravio que inferimos al interlocutor.
Aquí se trata de dos funciones de nuestro cuerpo.
Una, sensorial, la de oír, que se produce a través de los órganos auditivos.
La otra, intelectual, que es la de prestar atención a lo que oímos, es decir, escuchar. Podemos, pues, oír sin escuchar (clásico ejemplo, los ruidos de la calle a los que no prestamos atenón). Podemos, también, escuchar y no oír, que es el caso de la conversaciòn telefónica citada.
De modo que las dos funciones son bien distintas, y decir no te escucho por no te oigo, es una barbaridad, aunque pueda sonar más fino escuchar que oír.
Así, también, hay quienes le llaman a la oreja oído, confundiendo aquí también el órgano con la función.



Etiquetas:

jueves, mayo 10, 2007

Woody Allen, el jazz, el psicoanálisis y la vanidad



Mi amigo Martín Brauer cita en su blog una película sobre Woody Allen (no de), Blues del hombre salvaje.
La película -que no está dirigida por W.A.- está al parecer concebida ad maiorem gloriam Dei (siendo Dios, obviamente, W.A.), pero su egocentrismo es tan grande, que no advierte que en realidad sobrepasa la medida y queda más bien en ridículo.
El filme relata una gira de su banda por las principales capitales europeas, con sus interioridades y exterioridades.
La cámara se concentra casi exclusivamente sobre W.A., lo que hace y lo que dice, sin reparar en que a veces lo último es para nada correctamente político. Parecería como que el director del supuesto documental quiso jugarle una mala jugada, contando con que W.A., en su megalomanía, no se daría cuenta. Y así fue.
Después hablaremos un poco del jazz (materia de la que Crab conoce un poco) y de las supuestas bondades (Martín -que no conoce- dixit) de W.A. en el clarinete.
Antes quiero destacar insólitos pasajes del filme:
La constante es que Woody rehúye en lo posible todo contacto con el público. No quiere homenajes, no quiere que lo estrujen, no quiere que lo toquen, no quiere que le digan que lo admiran y han visto todos sus filmes. Ni siquiera cuando se lo dicen alcaldes, rectores de universidades, gobernadores. Ni siquiera cuando le otorgan las llaves de importantes ciudades europeas. Él desprecia todo y a todos. No hay hotel que le parezca adecuado para su grandeza, a pesar de que se le otorgan las habitaciones más lujosas de los mejores hoteles del mundo. Siempre desprecia algo, siempre le falta algo.
La única vez que recibe una humillante lección es cuando va a visitar una legendaria fábrica de clarinetes en París. Ahí, como atención especial, se le concede tocar un famoso e histórico clarinete que está celosamente guardado en una vitrina especial, que quiere tocar a toda costa porque está buscando un sonido de un matiz especial. Cuando escucha el sonido del clarinete en cuestión, dice de inmediato: "éste es", y ofrece comprarlo. El titular le dice que no es posible, que el instrumento forma parte del museo familiar, y que es todo un símbolo para la fábrica. Woody que cree, como buen yanqui, que todo es cuestión de dinero, dobla su oferta. No. Entonces juega todas sus fichas: "estoy dispuesto a pagar un millón de dólares". Y el titular le contesta que no importa la oferta que haga, no se trata de una cuestión de dinero, sino de un símbolo que tiene un valor afectivo, del que la fábrica no se desprenderá por ningún concepto.
Todos tenemos una mala imagen de su actual mujer Soon Yi Previn, la oriental hijastra de Diane Keaton y André Previn (gran pianista de jazz francés, luego compositor y director de orquesta, radicado en EEUU) a quien sedujo y toda esa historia. Pensamos en ella como una seductora, y por supuesto, toda seductora que roba un marido no es buena persona, y peor aún, si el marido que roba es el de su madrastra. Curiosamente, sin embargo, la chica muestra sus firmes principios, y está continuamente discutiendo las erróneas decisiones de Woody respecto a saludar o no a determinadas personas, a no querer estrechar manos ni firmar autógrafos, etc.
Al concluir la gira, es tan grande la cantidad de objetos acumulados: plaquetas, bandejas, pergaminos, medallas, llaves de ciudades, etc., que es necesario deshacerse de parte del equipaje. Se pasa lista a cada regalo para que Woody decida. Nuevamente el desprecio total por TODOS los obsequios recibidos, que se manifiesta por el destino que les da: "tiralo a la basura, regaláselo al portero, regaláselo a la mucama, etc.
Al llegar a casa, en Nueva York, se repite la escena. Pocos recuerdos de la gira permanecen, y gran parte es regalado a los padres, en la escena que Martín cita.
En fin, conocemos a un héroe verdaderamente despreciable en sus valores humanos, y la película, en un Buenos Aires gran admirador de Allen (quizás por ser una de las ciudades que cuenta con mayor cantidad de shrinks por habitante en el mundo, y que comparte por lo tanto con él una de sus mayores aficiones), pasó justa y curiosamente inadvertida.
En cuanto a los valores jazzísticos del sujeto, un poco de historia. El jazz nació en los albores del siglo XX, y sintetizando (porque serían necesarios varios "post" para esbozar siquiera una historia) comprende en rasgos generales cinco estilos o movimientos: el new orleans, el chicago, la era del swing, el be-bop, y el jazz moderno (actual). El estilo new orleans, con el que se origina el jazz, nace del acompañamiento musical que se hacía a los funerales en New Orleans, con un conjunto formado por tres instrumentos que tocaban la melodía: trompeta, clarinete y trombón, y dos rítmicos, banjo y washboard, tabla de lavar que era realmente una tabla de lavar -a la que a veces se agregaban tiras metálicas para enriquecer su sonido- con la que el músico, con dedales en los dedos, formaba un entramado rítmico. Obviamente, estos instrumentos estaban limitados por la necesidad de ser portátiles (acompañaban un funeral).
Posteriormente, en los salones, el washboard pasa a ser una batería y se agrega el piano. Uno de los primeros famosos conjuntos new orleans de salón, fueron los Hot Five, de Armstrong, que estaba formado justamente por: trompeta, clarinete y trombón, piano y batería, donde tocaba el piano ¡oh sorpresa, para aquellos tiempos! una mujer, excelente pianista, Lil Hardin, que fue la segunda esposa de Armstrong, y que integró, junto con él, el primer conjunto new orleans famoso, el de King Oliver.
Bien, el conjunto de Woody toca esa arqueológica que es el new orleans. Con el agregado de saxofones, que lo hace inauténtico, y que es en realidad más bien característico del Chicago. Hace 30 o 40 años hubo una serie de conjuntos así, generalmente europeos, que se llamaban revivals y que tuvieron su momento. Aquí teníamos el Buenos Aires Jazz Hot, que los boppers de entonces (entre los que Crab se contaba) contemplábamos con piadosa y burlona ironía. Pero que actualmente haya gente que toque new orleans, realmente...
W.A. es un correcto instrumentista, pero sin duda un pésimo jazzista. Un músico que pretenda tocar jazz debe tener sonido propio, ataque, matices, ideas, y sobre todo swing. Hay una frase famosa de Ellington: it doesn't mean a think, if ain't got that swing (no significa nada si no tiene swing). Allen ni lo tiene ni entiende nada de eso.
Para colmo de torpezas, quiere llevar la voz cantante. El new orleans era una música polifónica, en la que la trompeta llevaba la voz melódica, el clarinete bordaba fiorituras en su torno, y el trombón subrayaba acompasadamente los tiempos débiles. Así comenzaban y finalizaban las ejecuciones. En medio, cada instrumento tocaba un solo.
W.A. no, él quiere llevar la voz cantante, y por supuesto, el trompetista se niega, y tienen largas discusiones sobre el tema, que finalmente gana W.A., porque como dice el trompetista, él es el patrón.
Ese es el verdadero W.A., que ni me emocionó ni me hizo reír, y que me costó una seria discusión con mi hija, que lo adora.

Etiquetas:

martes, mayo 08, 2007

Susana IV (Final)

Susana (continúa su relato)
...Por otra parte, tené en cuenta, yo provenía de un hogar religioso, donde la sola mención de la palabra sexo era pecaminosa, y donde no se me habían impartido ni las menores instrucciones acerca de lo que debía esperar al respecto.
Gracias al tratamiento que seguí, a un médico que me comprendió y trató con mucha paciencia, pude llegar a tener hijos, aunque el primero con serias dificultades. A todo esto, pensando quién sabe qué cosas respecto de nuestro matrimonio, aparece tiempo después el médico que me había tratado.
Comienza a visitarnos, como amigo. Yo, que no entendía mucho lo que estaba pasando, lo dejaba conversando con Ricardo y me iba a dormir.
Hasta que un día, a solas, me contó que en realidad él no estaba interesada en Ricardo, sino en mí. Le contesté que yo le agradecía todo lo que había hecho por mí, y que le tenía verdadero aprecio, pero que más allá de eso, nada. Que era casada, con tres hijos, y por el momento no me interesaba nada más, y ahí terminó la cosa.
Pero un tiempo después, no sé que me agarra, todavía no lo entiendo bien, y comienzo a sentir un resentimiento con Ricardo, a tratarlo mal, y termino pidiéndole el divorcio.
Ricardo tampoco entendía nada, ya que me seguía queriendo y no sabía qué es lo que había hecho, de qué debía sentirse culpable. Lo cierto es que la única culpable de todo era yo y mi locura. Tratá de comprenderme: yo era todavía una chiquilina.
Así que finalmente me salí con la mía y me separé. No quise llevarme nada, Ricardo se quedó con el departamento, y yo con los chicos, naturalmente.
Cada tanto, cuando venía los fines de semana a mi casa para llevárselos, hacía tentativas para recuperarme, pero yo seguía en las mías, loca.
De todo lo que vos me contás sobre mis infidelidades nada te puedo decir, excepto que Ricardo encuentra primero a esa mujer, Sara, la borracha (¡pobre Ricardo!), y se casa con ella. De modo que es él quien tiene primero una pareja y se casa.
Un buen día recibo una llamada del abogado de Ricardo diciéndome que me mandaba, para que los firmara, los papeles para el divorcio. Recuerdo que ese sábado, cuando vino a buscar a los chicos, le dije de todo. Estaba furiosa. Le dije que porqué me había tenido que mandar los papeles por medio del abogado, que si él no tenía las suficientes pelotas como para traerlos personalmente. Y otras consideraciones que bien te podés imaginar sobre Sara y sobre ambos. ¡Estaba realmente furiosa con todo el asunto!
En realidad no entendía bien qué es lo que me pasaba. Por un lado, era yo la que me había separado de él, por mi propia voluntad y decisión, sin que el pobre tuviera nada que ver ni hubiera hecho nada para merecer tal trato. Y ahora que él pretendía buscar la felicidad con otra persona, yo me sentía furiosa. Pienso que en todo esto estaban un poco mezclados los celos, la certeza de que ahora sí lo perdía para siempre, y el saber, recién ahora, que en el fondo todavía lo seguía queriendo.
Pero vos fijate, con respecto a todo esto que me estás contando sobre mi supuesta infidelidad, recién dos o tres años después que Ricardo se casa, conozco a este gordo infame, grandísimo hijo de puta que me cagó la vida, Andrés, gerente de un establecimiento avícola, y conocido de una amiga, y me caso con él.
Luego, muchos años después, vino lo de Guillermo. Largos meses en el sanatorio primero, y luego, cuando no pudimos más, en el hospital. Ahí nos encontrábamos todos. Yo a veces iba con Andrés, y Ricardo iba con Sara. A veces la conducta de Sara era tan desubicada que le tenía que pedir a Andrés que se la llevase a algún lado para de ese modo quedarnos solos con Ricardo. Recuerdo que una vez que se habían ido ambos, me dijo: "Ya ves, otra vez estamos juntos los dos".
Sí, Sara es una borracha de esas. Y además una sucia. El departamento de ambos es un desastre, y a uno le cuesta entrar. Había veces, en el período final de Guillermo en el que nos lo tuvimos que llevar a casa, que por mayor comodidad era la de Ricardo, daba vergüenza entrar: su ropa usada por los sillones, sobre la mesa sobras de comidas anteriores, papeles, revistas diseminados por todas partes, en fin: un lastimoso desastre. Ella es consciente, y por eso raras veces te invita.
Remigio me contó que la ceremonia de las cenizas de Ricardo fue para él una cosa lamentable. Sara y González hablaban de negocios, como si nada importante sucediera. Y estaban arrojando al río las cenizas del marido de una y del mejor amigo del otro. Él parecía ser el único que se sentía realmente conmovido por lo que estaba viviendo.

Sí, una sola vez Remigio fue a ver una ópera con Sara. Pero después fueron a tomar algo en el bar del Colón, y como ya es habitual en ella, Sara, después de tomar un par de copas, hizo una escena a propósito de cualquier cosa, así que Remigio se fue y la dejó sola. Debut y despedida: fue la única y última que fueron juntos a una ópera.
******

Algunos se preguntarán qué pasó en realidad con Susana, por qué su interés por recuperar su amistad conmigo después de cuarenta años. Y si consiguió, después de tanto tiempo, lo que se había propuesto conseguir. Si, pero fue una conquista con sabor amargo. Para ambos, creo.

Etiquetas:

lunes, mayo 07, 2007

Susana III

El caso es que mi deseo de recuperar un amigo, de saber qué había sido de él durante esos largos años de separación, de compartir, ya en una etapa avanzada de nuestras vidas, experiencias buenas y malas, se veía de repente frustrado por la fatalidad.
Pensé entonces que una buena manera de rescatar al amigo perdido sería escuchar a quienes habían compartido con él todos estos años e intentar reconstruir parcialmente la historia a través de los retazos, necesariamente, inconexos, parciales y subjetivos.
Sara
Poco es lo que mostró Sara, excepto afán de impresionar al alguna vez dilecto amigo de su esposo. Pero no tenía demasiado con qué impresionar. Más bien de tipo vulgar, nada hermosa (aún haciendo uno una recomposición de lo que podría haber sido treinta años atrás), la pregunta era porqué Ricardo, porqué precisamente Ricardo, la había elegido, a no ser por la soledad. La soledad.
Hicimos con Ricardo un largo viaje. Recorrimos toda la provincia de Misiones. La verdad es que la pasamos muy bien. Hasta que al final, sucedió lo que ya te conté.
A pedido de Ricardo, lo cremamos. Traje sus cenizas a Buenos Aires, y las esparcimos en el Río de la Plata, en una ceremonia muy íntima, en la que estuvimos Juan, González, Remigio y yo.
Lo cierto es que Ricardo había cambiado mucho desde la muerte de Guillermo, su hijo, que murió de SIDA, tras una larga y dolorosa enfermedad.
Durante meses estuvimos junto a él, en el sanatorio primero, y luego en el hospital. Con Ricardo, con Remigio, y muchas veces con Susana, su primera mujer.
Si, con la ex-mujer, a pesar de todo lo que pasó, nos seguimos viendo.Yo con el jazz no tengo mucho que ver. A mí me gusta la ópera, que a Ricardo no le gustaba. A Remigio en cambio sí, y muchas veces vamos a ver alguna ópera juntos.
Con González y la señora hemos ido muchas veces de vacaciones, a distintos lugares. Nos llevábamos muy bien, y éramos muy amigos.
Y con Susana y su marido, que también murió hace unos años, poco antes de la muerte de Guillermo, también nos veíamos, a veces comíamos juntos los cuatro.
Yo al principio no me di cuenta de nada, pero un par de meses después de la muerte de Ricardo, reventó todo. Caí en una gran depresión, que me atacó también el hígado, me hinché toda, y estuve durante unos meses así, en tratamiento médico, hasta que hace poco comencé a recuperarme.Yo ya te voy a llamar para entregarte los discos. No por ahora, ya que el departamento es un quilombo, y está muy sucio, pero dame un poco de tiempo: yo te voy a llamar.
Al tiempo me llamó. Fueron unos pocos CD, ya que Ricardo no se había actualizado y tenía casi todo en vinílico, cuando ya los mismos CD presgiaban ponerse viejos.
Sara al poco tiempo se volvió a casar, me contó después Susana.
González
González seguía siendo el mismo tipo insignificante que había conocido en mi adolescencia, y que nunca supe explicarme porqué integraba, siquiera esporádicamente, nuestra barra selecta. González era la formalidad, el tipo cuidadoso en la indumentaria y el lenguaje, el tipo que nunca estaba fuera de lugar dondequiera uno fuese, pero que tampoco estaba dentro.
Desde el principio, como era de temer, expuso un catálogo de sus realizaciones materiales, de sus propiedades, de sus autos, y de su maravillosa familia, además de su traje con camisa al tono y corbata italiana.
La verdad es que Ricardo no tuvo suerte con ninguna de sus dos mujeres. La primera, Susana, una loca, pero de veras, le metió los cuernos al poco tiempo de casados. Un día, Ricardo me viene a pedir ayuda. Estaba casi convencido de que Susana le era infiel y quería que yo le ayudara a seguirla, para poder obtener evidencias, poder divorciarse y quedarse con los hijos. Como yo tenía un coche, me puse a su disposición. Y ahí estábamos ambos, convertidos en dos Sherlock Holmes, agazapados en el auto esperando que ella saliera para seguirla. Parecía que la cosa era con un médico que la había tratado de un problema que tenía. Pero no pudimos obtener nada.
Susana tenía muy mal carácter, y la verdad es que lo tenía cagando. Presencié escenas en las que nunca me hubiera gustado participar. Pero él, a pesar de todo, la adoraba.
La cuestión es que unos pocos años después, se separaron. Ricardo se fue a vivir un tiempo solo, hasta que conoció a Sara, que había enviudado y se había mudado a la misma casa de departamentos. Y se casa con ella.
Con Sara le fue peor, porque además de tener también un carácter de mierda, y tenerlo completamente dominado, tomaba. A veces se ponía borracha de una manera lastimosa, y hacía cosas que uno quería que lo tragara la tierra para no tener que presenciarlas.R
icardo cambió sin duda con la muerte del hijo. El hijo tenía SIDA. No sé si era o no homosexual. La verdad es que si lo era, no era muy ostentoso, pero es cierto que era un poco raro, y que no se le conocían relaciones con mujeres. Fue un largo proceso, que Ricardo se bancó a su lado, compartiendo hasta el fin su larga agonía. También solía estar Susana, que a veces venía también con su marido, con lo cual eso por momentos eso parecía un gallinero. El marido de Susana era un tipo bastante pelotudo y elemental (¡para que Fernández dijera eso!): un vendedor de pollos.
Con Sara y Ricardo fuimos sólo una vez de vacaciones juntos, pero el comportamiento de Sara era tan lastimoso que juré no repetir la experiencia. Ricardo me pedía que nos adelantáramos, camináramos juntos y las dejáramos solas, así no tenía que aguantarla. Lástima que la que se la tenía que bancar era mi mujer.
En fin, que Ricardo no fue muy feliz con las mujeres. Y por otra parte, al parecer no tenía demasiado criterio para elegirlas, se enamoraba con mucha facilidad, y desesperadamente.
Con los hijos no le fue mejor. El más chico murió, como te conté. La hija es una loca, casi igual que la madre. El mayor es también un tipo raro, que vive solo, que no se sabe muy bien lo que hace ni de qué vive.
Nos volvimos a encontrar una vez más con Fernández y Sara, a instancias de esta. La tercera vez, la entrega de los discos, le pedí a Sara con la excusa de que era una ceremonia íntima, que no lo invitara.
Susana
Susana era sin dudas la más interesante del trío. En sucesivas reuniones, me di cuenta de al menos dos cosas: de primera intención me mentía, para posteriormente rectificarse. Parecía como si su intención fuera no develar la verdad de entrada -quizá le fuera doloroso hacerlo- sino llegar por fin a ella a través de sucesivas aproximaciones. Era una cebolla a la que había que ir despojando de las sucesivas capas, hasta llegar a la sustancia. En segundo lugar, planteada frente a una pregunta que le resultaba difícil contestar, se escapaba, bifurcando los temas casi hasta el infinito. Era muy difícil seguirla, y sobre todo reconstruir un relato a través de los sucesivos e intrincados meandros por los que se internaba. Era, sin duda, el jardín de los infinitos senderos borgeanos. A pesar de su actitud autoindulgente y autoexculpatoria (como la de todos los demás, por otra parte) parecía sin duda la más honesta de todos.
Eso que me contás de que yo te haya dicho que estaba enamorada de vos, ¿sabés que no lo recuerdo para nada? En realidad yo era una chiquilina alocada y no recuerdo demasiado las locuras que hacía en esa época.
Volví de mi luna de miel virgen, como había salido. Todos los esfuerzos que hicimos para que dejara de serlo fueron vanos. Al parecer había algo raro en mí. Lo cierto es que todo ese tiempo, que para mucha gente es motivo de regocijo y agradables recuerdos, fue para nosotros un tiempo que pasamos bastante desconcertados y aburridos. Al regreso consulté un médico y me diagnosticó una vagina flexible. Pero en forma inversa, en vez de abrirse, se cerraba. Recién después de un prolongado tratamiento pude llegar a la normalidad y a un normal disfrute de la relación sexual, pero ya para entonces, nuestras relaciones con Ricardo estaban infestadas por esta iniciación antinatural y que tanta culpabilidad de ambas partes ocasionó.

Etiquetas:

domingo, mayo 06, 2007

Ricardo V (Final)

Quedé esperando, nuevamente. Dos días después, me llama una mujer.
Me dice: soy Sara, la mujer de Ricardo. Usted le ha mandado una carta muy afectuosa que he abierto y leído. Acabo de regresar de Misiones, donde estuvimos paseando un largo tiempo con Ricardo. Recorrimos todo Misiones, de una punta hasta la otra, en un viaje muy hermoso, hasta llegar a las Cataratas. Llegamos por la mañana, y el primer paseo, por supuesto, fue la visita a las Cataratas. Volvimos hacia mediodía, y Ricardo me dijo: me siento un poco cansado.
(Todo un largo monólogo, puntuado apenas cada tanto con algún ¡ajá! de asentimiento mío para que supiera que seguía ahí. Mientras tanto yo sentía y sabía que me estaba anunciando algo, pero dejaba continuar el relato. De todos modos, el tono casual, sereno, calmo y pausado conque el mismo iba avanzando, no permitía presagiar nada demasiado serio: tal vez -pensé- Ricardo había tenido un pequeño problema de salud y había quedado internado en Iguazú).
Le contesté: es natural, hemos andado mucho, ¿porqué no te recostás un rato? Así lo hizo. Miró un poco de televisión, y durmió una larga siesta. A la tarde se levantó y me dijo: siento un pequeño, muy leve dolor en el pecho. Le dije: ¿no querés que llame un médico? No vale la pena, es una pequeña molestia, nada más. Bueno, al menos bajemos, tomemos un remise y vayamos al hospital a que te revisen. Eso sí, me contestó. Bajamos, y comenzamos a cruzar la calle, cuando me dijo: detengámonos, me siento mal, y comenzó a caerse. No alcancé a sostenerlo. Cayó al suelo, y yo a los gritos pidiendo auxilio. Vinieron los choferes de los remises, uno me ayudó, y en el mismo remise lo llevamos al hospital, pero cuando llegamos, ya estaba muerto...
Y al regresar me encuentro con su carta. Tan conmovedora. He sacado como diez fotocopias, para repartir entre la familia, los amigos. Y con Remigio, el hijo mayor de Ricardo, hemos decidido que como nadie como usted está en mejores condiciones de apreciarlos, le queremos regalar todos los discos de jazz de Ricardo.
Quedé helado por la noticia. Imaginate, después de tanto tiempo, tenía esta vez la seguridad de recobrar a un viejo y querido amigo, y en cambio recibía su herencia. Así se lo dije a Sara: que me sentía muy conmovido por la noticia, y por su ofrecimiento, del que por otra parte no me consideraba merecedor.
Sara me dijo que mucha de la gente que había leído la carta, amigos comunes, Juan, el hermano mayor de Ricardo, Susana, su primera mujer, se habían también sentido muy conmovidos por ella, y que tenían muchas ganas de volverme a ver, de hablar conmigo.
A los dos días, me llama Remigio, el hijo mayor de Ricardo. Nuevamente la misma historia: que había leído mi carta, que se había sentido muy conmovido, que habían resuelto conjuntamente con Sara regalarme la colección de discos de jazz. Nuevamente decirle que yo también había quedado muy conmovido por la noticia de la muerte de Ricardo, que lo de los discos era algo de lo que no estaba muy seguro de ser merecedor, que no consideraba que el hecho de haber escrito una carta verdaderamente sentida me hiciera acreedor a una herencia, etc.
Un par de días después me llama González, el amigo que cito más arriba,. Otra vez la misma historia, y quedamos en encontrarnos, lo cual en verdad no me entusiasmó tanto, ya que González no era por cierto Ricardo.
Pasaron otros tres o cuatro días, ¿y quién crees que me llama esta vez? Sí, Susana...

Etiquetas:

sábado, mayo 05, 2007

Ricardo IV

Por fin, época actual. Ha salido una selecta colección de jazz en fascículos, algunos de los cuales compro (la mayoría los tenía). Estoy escuchando uno, cuando siento algo así como "están tocando nuestra canción". Es uno de esos solos de Parker que nos enloquecían con Ricardo. Y entonces pienso, ¡qué joder! Ya pasó tanto tiempo... ¡Lo voy a llamar! Agarro la guía, encuentro su número, y lo llamo.
Me atiende una mujer (¿su actual señora?) Y me dice que va a estar a las doce, que lo vuelva a llamar. Así hago, y me atiende él, en tono muy cordial, se ve ya avisado de mi llamado. Le explico que escuchando uno de los viejos discos que escuchábamos juntos me acordé muy intensamente de él, y que eso me había movido a llamarlo. Luego entramos en un intercambio de novedades: amigos muertos, sobre todo. Ahí es cuando después de darme el parte, y como una muestra de que su humor permanecía, me dice: "Y nosotros tenemos también que ir pensando en hacer las valijas" (yo para mis adentros contesté: "vos andá haciéndolas, yo ni pienso"). Pero esta vez el tono era distinto, afectuoso, y la conversación se extendió por una media hora más. Nuevamente quedamos en vernos, y entonces me explica que se había terminado de operar de la vesícula, que aún estaba convaleciente y que casi no salía, pero que le dejara mi teléfono, que cuando estuviera mejor me llamaría. No muy convencido, recordando antecedentes anteriores, se lo di, y quedé a la espera. Interiormente me dije que dejaría pasar un mes, y que si no me llamaba lo volvería a hacer yo.
Pasó el mes sin noticias, pensé que era mejor escribirle. Por teléfono uno (y sobre todo en un caso así) se cohibe un poco. Si bien está hablando con el otro, no es face to face. No lo vemos, no vemos sus expresiones, sus reacciones, sus gestos. De algún modo uno se siente un poco inhibido. En cambio, en una carta, nos expresamos con libertad, sin que nos perturbe la presión de los silencios del otro (de hecho, nada nos puede perturbar) y nos haga decir cosas erróneas. Además, en una carta uno tiene todo el tiempo para decir lo que realmente quiere decir, sin apuros, sin presiones, sin silencios, sugestivos o no. Y el otro no tiene más remedio que escucharlas (leerlas).
De hecho, estuve pensando esa carta durante varios días. Le daba vueltas y vueltas. Obviamente, debía ser muy delicada y cuidadosa. Había una herida abierta, y no sé si estaba ya cerrada. Sabía que las dos veces de mis anteriores intentos, seguía abierta. En efecto, ¿qué podía decirme cuando nos encontráramos? Cuando comenzara el ineludible recuento de nuestras vidas, cuando llegáramos al momento de su separación de Susana, ¿qué podría decir?: "¿Tenías razón?"
Convengamos, era un poco duro. No sé si logré del todo mi propósito. O si logré exactamente lo que quería.

Etiquetas:

viernes, mayo 04, 2007

De los plagios que se pueden perdonar (aunque, la verdad, no costaba nada mencionar la fuente)


Maiakovski, poeta ruso suicidado luego de la revolución de Lenin escribió, en los inicios del siglo XX:
En la primera noche, ellos se aproximan
Y recogen una flor de nuestro jardín
Y no decimos nada.
La segunda noche, ya no se esconden,
Pisan las flores, matan nuestro perro
Y no decimos nada.
Hasta que un día, el más frágil de ellos
Entra solito en nuestra casa, nos roba la luna, y
Conociendo nuestros miedos,
Nos arranca la voz de nuestras gargantas
Y porque no decimos nada
Ya no podemos decir nada.

Después de Maiakovski:
Primero se llevaron a los negros
Pero no me importó
Porque yo no era negro
En seguida se llevaron algunos obreros
Pero no me importó
Porque yo no era obrero.
Después prendieron a los miserables
Pero no me importó
Porque yo no era miserable
Después agarraron algunos desempleados
Pero como yo tengo mi empleo
Tampoco me importó
Ahora me están llevando a mí
Pero ya es tarde
Como yo no me preocupé por nadie
Nadie se preocupa por mí.
Bertold Brecht (1898-1956)

Un día vinieron y se llevaron a mi vecino que era judío
Como yo no soy judío, no me molestó
El día siguiente vinieron y se llevaron a mi otro vecino que era comunista
Como yo no soy comunista, no me molestó
Al tercer día, vinieron y se llevaron a mi vecino que era católico
Como yo no soy católico, no me molestó
Al cuarto día vinieron y me llevaron
Ya no quedaba nadie para protestar...
Martín Niemöller, 1933
(Símbolo de la resistencia contra los nazis)

Primero robaron nuestras señales, pero yo no me perjudiqué
Después incendiaron nuestros ómnibus, pero yo no viajaba en ellos
Después cerraron calles, donde yo no vivo
Cerraron entonces la entrada a la favela, que yo no habito
En seguida arrastraron hasta la muerte a un niño, que no era mi hijo
Claudio Humberto, 09/02/2007

Lo que los demás dijeron, fue después de leer a Maiakovski
Lo increíble es que, después de cien años,
Todavía nos encontremos tan desamparados, inertes y sometidos
A los caprichos de la ruindad moral de los poderes gobernantes,
Que vampirizan el erario, aniquilan las instituciones,
Y dejan a los ciudadanos los huesos roídos y el derecho al silencio:
Porque la palabra, hace mucho que se tornó inútil...

¿Hasta cuándo?

Etiquetas:

miércoles, mayo 02, 2007

Ricardo III (Susana II)

Nos sentamos y comienza a contarme. Que en realidad a ella, Ricardo no le gustaba para nada. Que desde el primer día, quien la había vuelto loca era yo, y que sólo había aceptado salir con él porque vio que nosotros éramos muy amigos, y que la única oportunidad que tenía de seguirme viendo, era saliendo con él. Que con el mismo propósito me había traído amigas, para así poder salir los cuatro y seguirme viendo.
Te imaginás qué lío. Ahí estaba yo, sentado con la mujer de quien estaba enamorado como un imbécil mi mejor amigo, confesándome su amor... ¡por mí!
Le dije que me sentía muy halagado por todo lo que me estaba contando, pero que no sentía absolutamente nada por ella, y que aún sintiendo, de ningún modo podía herirlo a Ricardo, que era mi mejor amigo.
Pero quedaba lo peor.
¿Qué hacer al día siguiente, cuando Ricardo viniera a casa a escuchar jazz, como todos los domingos por la tarde?
1) ¿ocultarle lo conversado con Susana, para provocarle solo sufrimientos más grandes cuando llegara el momento de la inevitablemente cruel y dolorosa separación? o,
2) ¿decirle lo sucedido, corriendo el riesgo, dado su ciego enamoramiento, de que no me creyera?
Por supuesto, había elegido 2): si tiene que doler, cuanto antes sea, mejor.
Cuando llega a casa, por supuesto, la primer pregunta fue: ¿y, qué pasó?
Pero ya entonces yo tenía preparado mi relato, luego de largas cavilaciones acerca de lo más conveniente por hacer. Cuando termino de contarle, él, de costumbre sereno y tranquilo, se pone loco, me dice que soy un delirante, que quién sabe qué comentario inocente habría hecho Susana que había desencadenado quién sabe qué delirios imaginativos míos, y que, por supuesto, no me creía una sola palabra, y que, también por supuesto, no tenía ningún interés en seguir siendo mi amigo, y que no nos volveríamos a ver. Y así fue.
Años después, Ricardo trabajaba en una joyería, donde trabajaba también Juan Visto, otro compañero de secundario de ambos. Un día, habían pasado cuatro años, me comprometo con una de mis tantas novias y le compro los anillos a Visto.
Cuando voy a buscarlos, me encuentro con Ricardo, a quien saludo calurosamente, y que me trata con gran frialdad.
Después del saludo, le digo que porqué no nos encontramos para tomar un café y charlar, lo que no parece despertarle gran entusiasmo. Ante mi insistencia, me dice que le dé mi teléfono y promete llamarme. Todavía estoy esperando...
Pasan seis años, ya estoy casado con mi primer mujer. Me encuentro en la calle con González, otro compañero común, con el cual comenzamos a recordar los viejos buenos tiempos idos, y de pronto me pregunta:
-Decime, ¿qué pasó con vos y Ricardo, que eran inseparables, y de repente...?
Entonces le cuento toda la historia. Y él, que lo seguía viendo, me cuenta a su vez:
-Sí, se casaron, y Ricardo descubrió al tiempo que Susana le metía los cuernos, de modo que se separó.
Pasaron otros doce años. Corina y Elisa, mis hijas, andaban por los 14 y 12. Como el recuerdo de Ricardo y las cosas verdaderamente geniales que hacíamos juntos (todavía las recuerdo) siempre estaba presente, se ve que les conté algunas anécdotas. Entonces me dijeron:
-¿Y porqué no lo llamás?
-Y... después de tanto tiempo, ¿qué sentido tiene, cómo me recibirá?
Un día vuelvo a casa, y me dice Elisa que me había llamado Ricardo , y que había dejado dicho que lo llamara. Yo contesté:
-Pero si ni siquiera tengo el número.
-Está en la guía, -me contestaron.
Así que agarro la guía y lo llamó:
-Hola ¿Ricardo? Soy yo, Crab, me dijeron que me habías llamado.
-¿Yo? ¡Jamás!
Interiormente pienso: cuando cuelgue las agarro a esas dos hijas de puta y me las van a pagar. Pero me sobrepongo e intento otra vez:
-Bueno, habrá sido una confusión. Pero ya que estamos, ¿porqué no nos vemos un día de estos, y charlamos?
Nuevamente, la misma frialdad de hace unos años:
-Bueno, en realidad en estos momentos ando muy ocupado, pero dejame tu teléfono. Yo te voy a llamar.
Sigo esperando. Por supuesto, apenas cuelgo las agarro a las dos y les reprocho el papelón, y me contestan que debe haber sido alguna travesura de... ¡los hijos de Ricardo!

Etiquetas:

martes, mayo 01, 2007

Susana I (Ricardo II)

Tanto empecinamiento había de dar sus frutos, y en una de esas salidas conocimos a Susana. La verdad es que a mí Susana no me hizo mover un pelo. No era demasiado linda, no era nada inteligente, o sea que no tenía ningún atractivo... para mí. Porque para mi sorpresa, cuando nos despedimos luego de caminar unas cuadras con ella, Ricardo le pide una oportunidad para volverla a ver; usa para ello un repetido clisé:
-Bueno, espero que esta amistad que ha comenzado tan auspiciosamente no vaya a concluir aquí.
A lo que ella contesta:
-No, si quieren, el miércoles paso a la misma hora por el mismo lugar.
Y yo, prestamente:
-El miércoles no podemos, tenemos Cultural, y Ricardo, más presto aún:
-No importa, yo sí puedo.
Ni hablar que me sentí bien traicionado. La Cultural formaba parte de uno de nuestros ineludibles ritos, que se estaba haciendo a un lado con cruel ligereza.
Ahí comienza una nueva historia, en que íbamos ambos (no olvidar que éramos inseparables) a ver a Susana, y cuando ésta llegaba, yo me iba para casa. O a veces me quedaba un poco, para intercambiar unos chistes más con Ricardo. Otras veces Susana me traía amigas, que como eran tan tontas y superficiales como ella, sólo daban para una salida, y no más. Yo siempre pensando qué le veía Ricardo a Susana, ya que para mí carecía tan obviamente de atractivos. Pero dicen que así es el amor: ciego.
Hasta que un sábado viene Ricardo a verme y me dice que había muerto un primo repentinamente, y que tendría que ir al velatorio, y que como estaba citado con Susana, tenía que hacerle el favor de reemplazarlo, ya que ella no tenía teléfono y no tenía cómo avisarle. Además, como ella inventaba excusas para salir de la casa, tendría que quedarme con ella hasta medianoche.
Que la invitara al cine, o algo así.
Aunque pasarme tres o cuatro horas con Susana no era la mejor idea que tenía yo de cómo pasar un sábado por la noche, todo sea por un amigo, allá fui. Le expliqué todo, y le pregunté adónde quería ir. Como nos habíamos encontrado cerca de un parque, y era una hermosa y cálida noche de verano, me dijo:
-Mirá, no tengo ganas de ir a ningún lado, ¿porqué no nos sentamos en un banco del parque y charlamos?

Etiquetas:

Billy Wilder

Para los aficionados al cine, recomiendo muy especialmente el post de hoy en el blog de mi amigo Martín Brauer, ¿Cáncer de qué?

Etiquetas:

Adoos