Mascaró


Alea jacta est

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sábado, octubre 30, 2010

Uno de Saki: El cuentista

Saki es sin duda uno de los maestros del relato corto, comparado con O. Henry y con Dorothy Parker. Sus personajes están finamente dibujados y sus elegantes tramas han recibido muy buenas críticas. Quizá sea La ventana abierta ("The Open Window") su cuento más famoso; su última frase: «Las fabulaciones improvisadas eran su especialidad» se ha hecho célebre. Escribió también algunos dramas, la novela corta El insoportable Bassington (1912); y dos novelas satíricas: The Westminster Alice (1902, parodia de Alicia en el país de las maravillas), y Al llegar Guillermo ("When William Came", 1914).

Describió incomparablemente a sus contemporáneos de la clase media victoriana, tan estrictos en sus maneras y amantes de absurdas fórmulas y rutinas. Su sentido del humor, cáustico e irónico, era muy apreciado por Jorge Luis Borges, quien lo situaba al lado de Kipling y Thackeray, como uno de los ingleses ilustres nacidos en Oriente. En el prólogo a la edición de los relatos de Saki perteneciente a la colección borgiana “La Biblioteca de Babel”, escribió: «Con una suerte de pudor, Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde».

El cuentista

Era una tarde calurosa y el vagón del tren también estaba caliente; la siguiente parada, Templecombe, estaba casi a una hora de distancia. Los ocupantes del vagón eran una niña pequeña, otra niña aún más pequeña y un niño también pequeño. Una tía, que pertenecía a los niños, ocupaba un asiento de la esquina; el otro asiento de la esquina, del lado opuesto, estaba ocupado por un hombre soltero que era un extraño ante aquella fiesta, pero las niñas pequeñas y el niño pequeño ocupaban, enfáticamente, el compartimiento. Tanto la tía como los niños conversaban de manera limitada pero persistente, recordando las atenciones de una mosca que se niega a ser rechazada. La mayoría de los comentarios de la tía empezaban por «No», y casi todos los de los niños por «¿Por qué?». El hombre soltero no decía nada en voz alta.

-No, Cyril, no -exclamó la tía cuando el niño empezó a golpear los cojines del asiento, provocando una nube de polvo con cada golpe-. Ven a mirar por la ventanilla -añadió.

El niño se desplazó hacia la ventilla con desgana.

-¿Por qué sacan a esas ovejas fuera de ese campo? -preguntó.

-Supongo que las llevan a otro campo en el que hay más hierba -respondió la tía débilmente.

-Pero en ese campo hay montones de hierba -protestó el niño-; no hay otra cosa que no sea hierba. Tía, en ese campo hay montones de hierba.

-Quizá la hierba de otro campo es mejor -sugirió la tía neciamente.

-¿Por qué es mejor? -fue la inevitable y rápida pregunta.

-¡Oh, mira esas vacas! -exclamó la tía.

Casi todos los campos por los que pasaba la línea de tren tenían vacas o toros, pero ella lo dijo como si estuviera llamando la atención ante una novedad.

-¿Por qué es mejor la hierba del otro campo? -persistió Cyril.

El ceño fruncido del soltero se iba acentuando hasta estar ceñudo. La tía decidió, mentalmente, que era un hombre duro y hostil. Ella era incapaz por completo de tomar una decisión satisfactoria sobre la hierba del otro campo.

La niña más pequeña creó una forma de distracción al empezar a recitar «De camino hacia Mandalay». Sólo sabía la primera línea, pero utilizó al máximo su limitado conocimiento. Repetía la línea una y otra vez con una voz soñadora, pero decidida y muy audible; al soltero le pareció como si alguien hubiera hecho una apuesta con ella a que no era capaz de repetir la línea en voz alta dos mil veces seguidas y sin detenerse. Quienquiera que fuera que hubiera hecho la apuesta, probablemente la perdería.

-Acérquense aquí y escuchen mi historia -dijo la tía cuando el soltero la había mirado dos veces a ella y una al timbre de alarma.

Los niños se desplazaron apáticamente hacia el final del compartimiento donde estaba la tía. Evidentemente, su reputación como contadora de historias no ocupaba una alta posición, según la estimación de los niños.

Con voz baja y confidencial, interrumpida a intervalos frecuentes por preguntas malhumoradas y en voz alta de los oyentes, comenzó una historia poco animada y con una deplorable carencia de interés sobre una niña que era buena, que se hacía amiga de todos a causa de su bondad y que, al final, fue salvada de un toro enloquecido por numerosos rescatadores que admiraban su carácter moral.

-¿No la habrían salvado si no hubiera sido buena? -preguntó la mayor de las niñas.

Esa era exactamente la pregunta que había querido hacer el soltero.

-Bueno, sí -admitió la tía sin convicción-. Pero no creo que la hubieran socorrido muy deprisa si ella no les hubiera gustado mucho.

-Es la historia más tonta que he oído nunca -dijo la mayor de las niñas con una inmensa convicción.

-Después de la segunda parte no he escuchado, era demasiado tonta -dijo Cyril.

La niña más pequeña no hizo ningún comentario, pero hacía rato que había vuelto a comenzar a murmurar la repetición de su verso favorito.

-No parece que tenga éxito como contadora de historias -dijo de repente el soltero desde su esquina.

La tía se ofendió como defensa instantánea ante aquel ataque inesperado.

-Es muy difícil contar historias que los niños puedan entender y apreciar -dijo fríamente.

-No estoy de acuerdo con usted -dijo el soltero.

-Quizá le gustaría a usted explicarles una historia -contestó la tía.

-Cuéntenos un cuento -pidió la mayor de las niñas.

-Érase una vez -comenzó el soltero- una niña pequeña llamada Berta que era extremadamente buena.

El interés suscitado en los niños momentáneamente comenzó a vacilar en seguida; todas las historias se parecían terriblemente, no importaba quién las explicara.

-Hacía todo lo que le mandaban, siempre decía la verdad, mantenía la ropa limpia, comía budín de leche como si fuera tarta de mermelada, aprendía sus lecciones perfectamente y tenía buenos modales.

-¿Era bonita? -preguntó la mayor de las niñas.

-No tanto como cualquiera de ustedes -respondió el soltero-, pero era terriblemente buena.

Se produjo una ola de reacción en favor de la historia; la palabra terrible unida a bondad fue una novedad que la favorecía. Parecía introducir un círculo de verdad que faltaba en los cuentos sobre la vida infantil que narraba la tía.

-Era tan buena -continuó el soltero- que ganó varias medallas por su bondad, que siempre llevaba puestas en su vestido. Tenía una medalla por obediencia, otra por puntualidad y una tercera por buen comportamiento. Eran medallas grandes de metal y chocaban las unas con las otras cuando caminaba. Ningún otro niño de la ciudad en la que vivía tenía esas tres medallas, así que todos sabían que debía de ser una niña extraordinariamente buena.

-Terriblemente buena -citó Cyril.

-Todos hablaban de su bondad y el príncipe de aquel país se enteró de aquello y dijo que, ya que era tan buena, debería tener permiso para pasear, una vez a la semana, por su parque, que estaba justo afuera de la ciudad. Era un parque muy bonito y nunca se había permitido la entrada a niños, por eso fue un gran honor para Berta tener permiso para poder entrar.

-¿Había alguna oveja en el parque? -preguntó Cyril.

-No -dijo el soltero-, no había ovejas.

-¿Por qué no había ovejas? -llegó la inevitable pregunta que surgió de la respuesta anterior.

La tía se permitió una sonrisa que casi podría haber sido descrita como una mueca.

-En el parque no había ovejas -dijo el soltero- porque, una vez, la madre del príncipe tuvo un sueño en el que su hijo era asesinado tanto por una oveja como por un reloj de pared que le caía encima. Por esa razón, el príncipe no tenía ovejas en el parque ni relojes de pared en su palacio.

La tía contuvo un grito de admiración.

-¿El príncipe fue asesinado por una oveja o por un reloj? -preguntó Cyril.

-Todavía está vivo, así que no podemos decir si el sueño se hará realidad -dijo el soltero despreocupadamente-. De todos modos, aunque no había ovejas en el parque, sí había muchos cerditos corriendo por todas partes.

-¿De qué color eran?

-Negros con la cara blanca, blancos con manchas negras, totalmente negros, grises con manchas blancas y algunos eran totalmente blancos.

El contador de historias se detuvo para que los niños crearan en su imaginación una idea completa de los tesoros del parque; después prosiguió:

-Berta sintió mucho que no hubiera flores en el parque. Había prometido a sus tías, con lágrimas en los ojos, que no arrancaría ninguna de las flores del príncipe y tenía intención de mantener su promesa por lo que, naturalmente, se sintió tonta al ver que no había flores para coger.

-¿Por qué no había flores?

-Porque los cerdos se las habían comido todas -contestó el soltero rápidamente-. Los jardineros le habían dicho al príncipe que no podía tener cerdos y flores, así que decidió tener cerdos y no tener flores.

Hubo un murmullo de aprobación por la excelente decisión del príncipe; mucha gente habría decidido lo contrario.

-En el parque había muchas otras cosas deliciosas. Había estanques con peces dorados, azules y verdes, y árboles con hermosos loros que decían cosas inteligentes sin previo aviso, y colibríes que cantaban todas las melodías populares del día. Berta caminó arriba y abajo, disfrutando inmensamente, y pensó: «Si no fuera tan extraordinariamente buena no me habrían permitido venir a este maravilloso parque y disfrutar de todo lo que hay en él para ver», y sus tres medallas chocaban unas contra las otras al caminar y la ayudaban a recordar lo buenísima que era realmente. Justo en aquel momento, iba merodeando por allí un enorme lobo para ver si podía atrapar algún cerdito gordo para su cena.

-¿De qué color era? -preguntaron los niños, con un inmediato aumento de interés.

-Era completamente del color del barro, con una lengua negra y unos ojos de un gris pálido que brillaban con inexplicable ferocidad. Lo primero que vio en el parque fue a Berta; su delantal estaba tan inmaculadamente blanco y limpio que podía ser visto desde una gran distancia. Berta vio al lobo, vio que se dirigía hacia ella y empezó a desear que nunca le hubieran permitido entrar en el parque. Corrió todo lo que pudo y el lobo la siguió dando enormes saltos y brincos. Ella consiguió llegar a unos matorrales de mirto y se escondió en uno de los arbustos más espesos. El lobo se acercó olfateando entre las ramas, su negra lengua le colgaba de la boca y sus ojos gris pálido brillaban de rabia. Berta estaba terriblemente asustada y pensó: «Si no hubiera sido tan extraordinariamente buena ahora estaría segura en la ciudad». Sin embargo, el olor del mirto era tan fuerte que el lobo no pudo olfatear dónde estaba escondida Berta, y los arbustos eran tan espesos que podría haber estado buscándola entre ellos durante mucho rato, sin verla, así que pensó que era mejor salir de allí y cazar un cerdito. Berta temblaba tanto al tener al lobo merodeando y olfateando tan cerca de ella que la medalla de obediencia chocaba contra las de buena conducta y puntualidad. El lobo acababa de irse cuando oyó el sonido que producían las medallas y se detuvo para escuchar; volvieron a sonar en un arbusto que estaba cerca de él. Se lanzó dentro de él, con los ojos gris pálido brillando de ferocidad y triunfo, sacó a Berta de allí y la devoró hasta el último bocado. Todo lo que quedó de ella fueron sus zapatos, algunos pedazos de ropa y las tres medallas de la bondad.

-¿Mató a alguno de los cerditos?

-No, todos escaparon.

-La historia empezó mal -dijo la más pequeña de las niñas-, pero ha tenido un final bonito.

-Es la historia más bonita que he escuchado nunca -dijo la mayor de las niñas, muy decidida.

-Es la única historia bonita que he oído nunca -dijo Cyril.

La tía expresó su desacuerdo.

-¡Una historia de lo menos apropiada para explicar a niños pequeños! Ha socavado el efecto de años de cuidadosa enseñanza.

-De todos modos -dijo el soltero cogiendo sus pertenencias y dispuesto a abandonar el tren-, los he mantenido tranquilos durante diez minutos, mucho más de lo que usted pudo.

«¡Infeliz! -se dijo mientras bajaba al andén de la estación de Templecombe-. ¡Durante los próximos seis meses esos niños la asaltarán en público pidiéndole una historia impropia!»

FIN

jueves, octubre 28, 2010

¿Y ahora qué?

Nos tomó de sorpresa. Nos dábamos cuenta de que estaba apostando fuerte, como solía hacer. A todo o nada. Y fue nada.

Un poco de irresponsabilidad y otro poco de autoinmolación.
Ahora, la pregunta que surgió espontánea, fue la del título. Y también la comparación. Ambos matrimonios cogobernantes: Perón-Isabel, Kirchner-Cristina.
Sin duda hay similitudes, pero también diferencias profundas. Es que algo debe enseñar la experiencia, aún a los peronistas, duros para aceptar la realidad.
Similitud: tanto Perón como Kirchner se rodearon para gobernar de mediocres cuyo mayor mérito fue su capacidad de adulación. No hubo, no lo permitieron, delfín que les sucediera.
Diferencia: Cristina, gracias a dios, no es Isabel.
Será frivola, le gustarán las joyas, carteras y vestidos de marcas famosas, hacer pilates, pero es otra cosa.
Lo que no implica necesariamente que sea una gran gobernante. Quien gobernó estos siete años fue el marido. Aunque algunas cosas pudieran discutirse, y en algunas hasta pudiera llegar a convencerlo, el que fijaba las líneas era sin duda Néstor.
Cristina se destacó como senadora. Tuvo ideas progre, y mostró su aguerrido temperamento en los debates del senado. Muchos legisladores aprendieron a respetarla y temerla. Pero una cosa es teorizar sobre el mando y otra muy distinta ejercerlo.
Néstor era también el que gobernaba a la tropa, que ni siquiera él podía mantener siempre disciplinada.
Yo sé que ahora vendrán caras extrañas. Nadie ocupará, claro, el espacio que ocupaba Kirchner, pero todos se expandirán un poquito para tratar de que no se note tanto ese vacío.
El primero Scioli, que en verdad es un looser, y nadie da diez guitas por él, así que ni vale la pena considerarlo. Los barones del conurbano se lo comerán en dos bocados.
No hay nadie destacado y con posibilidades de triunfar en un eventual enfrentamiento con la UCR y los aliados que llegue a cosechar.
Habrá cambio de ministros, que será la primera demostración de Cristina de que tiene ganas de demostrar lo que vale por las suyas. Esperemos que sepa elegir mejor que el marido, y que se rodee de gente capaz.
Con su vice no podrá hacer nada, y sería mejor que no siguieran intentándolo, para no revolver más el avispero, que ahora se alborotará con mayor facilidad, a falta del apicultor con la máquina de echar humo.
El gran tema, sin duda, es Moyano, que ahora queda en posición debilitada, dado que se rompió la ya de por sí endeble alianza que tenía con Néstor. Pero que fue el primero que salió a la palestra, proclamando su apoyo a la presidenta. Moyano está enfrentado a los gordos, que ocupan gran parte de la porción de poder en que se divide la CGT. Pero tiene también a su favor prácticamente a todos los gremios que se deslizan sobre ruedas. O sea que tiene la capacidad de parar el país si lo quiere. Y con gremios violentos y agresivos, que, como vimos, llevan revólver a la cintura.
Moyano ya mostró en algunas oportunidades sus ambiciones presidenciales. Así como al pasar, sabido de que si manifestaba muy en serio lo iban a retar.
Pero ahora no hay quien lo rete. Y se estará seguramente frotando las manos, y diciendo: "ahora es la mía; ¿por qué no?"

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martes, octubre 19, 2010

Saramago en sus palabras

Cuando sale un Nobel, diarios, revistas, TV, editoriales, tratan de hacer su negocio. Cuando se muere, ídem.

En el caso de Saramago, muerto hace unos meses, ya comienzan a salir libros que pretenden sacarle el jugo.
Algunos, como el de Fernando Gómez Aguilera, recién salido en España, con el sencillo y eficaz truco de tomar citas suyas y componer con ellas un diccionario.
Crab, para no ser menos ladrón ni menos ingenioso, lo copia. Todo sea en honor al admirado Saramago.
Comunismo. Mi partido tiene sus ideas, y yo las ideas de mi partido, pero no necesariamente de la misma manera.
Dios. Sería más cómodo creer en Dios, pero escogí el lugar de la incomodidad.
Escritor. No uso la literatura para hacer política, porque por experiencia conozco muy bien los males de la demagogia y hasta qué punto pueden perjudicar la causa que yo mismo defiendo. Siempre aplico un cuidadoso extremo, una autovigilancia, para que la demagogia no entre en nada de lo que hago.
Ética. Ni el arte ni la literatura tienen que darnos lecciones de moral. Somos nosotros los que tenemos que salvarnos, y sólo es posible con una postura ciudadana ética, aunque pueda sonar a antiguo y anacrónico.
Lanzarote. Digamos, para no dramatizar las cosas, que Lanzarote apareció cuando yo más necesitaba un lugar así.
Latinoamérica. El descubrimiento no fue un diálogo de culturas ni un encuentro de pueblos, fue violencia, depravación y conquista.
Mujer. Siento que las mujeres son, por regla general, mejores que los hombres. Parece que el hombre hubiese renunciado a su punto de vista viril, seductor, y ahora no supiera muy bien cómo debería ser. La mujer, en cambio, es y, a la vez, siempre está dispuesta a ser.
Periodismo. Se ha establecido y orientado una tendencia a la pereza intelectual y en esa tendencia los medios tienen una responsabilidad
Política. Sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de políticos profesionales.
Portugal. Nosotros, los portugueses, no sabemos porqué pensamos determinadas cosas que creemos que pensamos.
Ser humano. Creo que Dios Nuestro Señor creó el mundo el también creó las contradicciones y después, como no sabía qué hacer con ellas, inventó el hombre.

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sábado, octubre 16, 2010

Una de Atahualpa

Hace ya muchos años, Crab andaba por Montlucon, cerca de Vichy. Un amigo pintor lo había invitado porque exponía allí.

Cuando termino el vernissage, una francesa nos dice: Vengan al anfiteatro, que va a cantar un argentino. Y era Atahualpa.
Cuando terminó su espectáculo, cenamos juntos con otra gente. En la conversación, salió el tema de su habitual parquedad. Entonces nos contó la siguiente historia que siempre recuerdo:
Un paisano, que vivia en Pergamino, tenia un hijo en Chivilcoy, y como se acercaba el fin de año, le manda un telegrama diciéndole, "para fin de año ¿venis a casa, o nosotros vamos para Chivilcoy? Dos dias despues recibe el telegrama del hijo, que dice: "Si..." El padre le manda otro preguntándole: "Si, ¿que?; y dos dias despues recibe la contestacion: "Si, papa..."

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lunes, octubre 11, 2010

España y Rajoy

Aunque parezca mentira, después de todo lo que pasaron con Franco, en España los conservadores son mayoría.

Y si Aznar no mete la pata echándole la culpa del atentado de Atucha a la ETA -lo que le costó la elección que ganó Zapatero-, hubieran sido reelegidos.
Pero no obstante ello, lograron la mayoría en muchos distritos importantes, como Valencia y Madrid, donde han producido una serie de negociados que dejan pequeños a los Kirchner y -bueno, ahí hay una pequeña diferencia- la mayoría de ellos está siendo investigada -lentamente, como es costumbre- por la justicia.
El desastre sufrido produjo el desplazamiento de Aznar en el partido conservador que se llama paradójicamente Partido Popular, que ahora es presidido por un personaje verdaderamente siniestro, llamado Rajoy. Basta ver la foto para darse una idea: "¿usted le compraría un auto usado?"
Bien, como ahora se vienen elecciones para designar a la presidenta (así se llama allá a lo que sería nuestro intendente) de Madrid, el partido socialista ha realizado elecciones internas.
Consultado Rajoy sobre el procedimiento, pronunció una frase memorable: "nosotros a lo nuestro"

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miércoles, octubre 06, 2010

Un poco de economía

En junio de 2008, el gobierno Bush estudiaba lanzar un proyecto de ayuda a la economía norteamericana. Un analista de inversiones, Marc Faber, escribía con humor este comentario en su boletín mensual:
"El Gobierno Federal está estudiando conceder a cada uno de nosotros una suma de U$S 600,00.
Si gastamos ese dinero en Walt-Mart, ese dinero va para a China.
Si lo gastamos en gasolina, va para los árabes.
Si compramos un computador, va para la Índia.
Si compramos frutas, irá para México, Honduras o Guatemala.
Si compramos un buen auto, irá para Alemania o Japón.
Si lo gastamos en tonterías, se va para Taiwan, y ningún centavo de ese dinero ayudará a la economía americana.
El único medio de mantener ese dinero en USA es gastándolo con putas o cerveza, considerando que son los únicos bienes todavía producidos aquí.
Yo, estoy haciendo mi parte...”


Un economista argentino le responde con igual sentido del humor:

"Estimado Marc:
Realmente la situación de los norteamericanos es cada vez peor. Lamento informarle que la Budweiser fué recientemente comprada por la brasileña AmBev. Por lo tanto, les quedan solamente las putas.
Ahora, si ellas (las putas), deciden mandar su dinero a sus hijos, el mismo vendría directamente hacia Buenos Aires, donde existe la mayor concentración de hijos de puta del mundo”.

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domingo, octubre 03, 2010

Los boludos de la semana

Scioli
El gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció el aumento de las tarifas de peaje, que oscilará entre un 25 y un 33%.
Scioli justificó el aumento diciendo que los concesionarios debían encarar trabajos de bacheo y reparación de banquinas.
¡Mirá vos! Y Crab que creía que era para eso que se pagaba el peaje.
La Hiena Barrios
Declaró en un reportaje que "el no era un asesino", que lo único que hizo fue chocar a un auto, y que ese auto había matado a una mujer. ¿Cuánto tomaste, Barrios?
Crab, pide todo el rigor de la ley para ese auto asesino, y tiene confianza en que se hará justicia.

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Adoos