Mascaró


Alea jacta est

Crab no se responsabiliza por las opiniones vertidas en este blog, que a veces ni siquiera comparte.

No toda la información aquí publicada ha sido debidamente chequeada. Ley 23444.

La idea de este blog es crear un espacio amable y compartir recuerdos, puntos de vista o apreciaciones con gente amiga o en proceso de serlo. Por tal motivo queda prohibido el acceso de energúmenos, cuyos comments serán eliminados. Crab atenderá y contestará por línea directa (ver Perfil) a todos los que quieran insultarlo, amenazarlo, amedrentarlo, despreciarlo o menoscabarlo. Quienes busquen sus efímeros 15´ de fama aquí, no los encontrarán.

Los contenidos de esta página pueden afectar creencias tradicionalmente aceptadas respecto de cualquier institución, grupo o individuos, tales como el estado, el gobierno, la iglesia, el sindicalismo, las fuerzas armadas, la familia, el capitalismo, el imperialismo, las madres de Plaza de Mayo, la Asociación Argentina de Fútbol, el Ejército de Salvación, la Organización Scoutista Argentina, los homosexuales, los negros, los judíos y los chinos. El acceso a la misma por parte de menores de edad queda librado por lo tanto a la responsabilidad y vigilancia de los señores padres.

miércoles, agosto 08, 2007

Dedicado a Estrella, no sé muy bien porqué

Crab vive en un par de torres gemelas. Cuando se sienta a comer o a leer, no puede evitar ver lo que pasa enfrente, ya que a Crab le gusta la luz natural y no usa cortinas (que las use el vecino, si no le gusta que lo miren). No son deleites de voyeur, aclaro: se trata de esas miradas ociosas que uno echa cada tanto, para descansar la vista.
El departamento de enfrente se alquiló, y vino a vivir en él una pareja de hombres. Andarían por los 35, más o menos. Estuvieron como un mes atareados en el febril empeño de poner a nuevo el departamento. Pintaron todo, hasta los adminículos más inverosímiles. Todo de un resplandeciente blanco. Y con una minuciosidad y empeño increíbles.
(Crab pensaba: "tanto matarse, para un departamento que no es de ellos. Deben ser buena gente").
Discutían bastante, pero se ve que en el fondo se querían. Seguramente eran discusiones futiles sobre si había que lijar un poco más, los colores a usar (que siempre estaban muy cerca del blanco, por otra parte), o sobre la mejor ubicación de algún mueble.
Después de un tiempo, la parte que estaban pintando quedó terminada y dejó de vérselos. Pasaron a trabajar en el dormitorio, que daba a un balcón frente al balcón terraza de Crab, que éste usa poco.
Así que por un tiempo los perdí de vista. Los veía a veces en la cocina, preparando comidas. Se ve que uno de ellos, el gordito, era medio gourmet (como Crab), porque la preparación de sus manjares le llevaba su tiempo. Preparaba sin prisa las salsas, que probaba cada tanto con su cucharón.
Un día, tres o cuatro meses después, Crab estaba trabajando sentado a la mesa, y lo ve al gordito paseándose a lo largo del balcón, con su celular en la mano, y gestos de contrariedad. Al parecer, o no le contestaban, o le daba ocupado, o fuera de servicio, porque insistía e insistía, ofuscado.
Tanto obstinado empeño comenzó ahora sí a preocuparme. ¿Cuál era esa necesidad tan urgente de comunicarse? ¿Porqué no esperar un largo rato y luego volver a intentarlo? Y, por fin: ¿a mí que carajo me importaba?
La cuestión es que el ir y venir por el balcón siguió una media hora, hasta que por fin, cansado, trepó por la baranda y se lanzó.
Crab quedó helado. No hubo tiempo de nada. De pegar un grito, de llamar su atención. Nada.
El ruido fue idéntico a si hubiera caído un piano. Casi una explosión. Mi hijo, siempre pegado a su computer, me gritó desde su habitación: "Papá, ¿qué pasó?". "Bajá que te cuento".
Le cuento. "¿Y qué podemos hacer? ¿Llamar una ambulancia?". "Matías, ¿desde un piso 13º? Lo único que podemos llamar es un patrullero".
Después, la agencia de noticias del edificio me trajo la versión fidedigna. El suicida estaba poniendo un bar, y necesitaba cinco mil dólares. Se los había pedido al padre, con quien no se llevaba bien porque éste no aceptaba su homosexualidad, y el padre se los había negado.
La conversación había tenido lugar una hora antes en el departamento de los muchachos. El padre se fue, reiterando su negativa. Se fue en su auto, pues vivía en Luján. Y para que no quedaran dudas de su determinación, apagó su celular.
Ahora se estará preguntando, supongo, ¿cuánto vale un hijo, 5.000 dólares?
Solemos hablar de las causas del suicidio. Aquí evidentemente, estamos ante una venganza: "¿me negaste cinco mil dólares? Viví con mi muerte el resto de tu vida".
Camus, en Le premier homme (la cito en el original porque no sé si se tradujo) -una interesante novela en la que estuvo trabajando un año hasta que lo sorprendió la muerte-, relata la búsqueda de su padre, que murió cuando él era niño.
Como la novela quedó inconclusa, fue publicada por la hija. Como addenda, se agregan las notas, observaciones sobre el estilo, dudas, y agregados posteriores anotados por Camus. Todo muy interesante, sin duda: la cocina de un escritor.
En un inteligente párrafo, que Camus pensaba agregar y la muerte le impidió, dice:
"Solo vos sabrás que me maté. Conocés mis principios. Odio a los suicidas. A causa de lo que le hacen a los demás. Es necesario, si uno lo intenta, maquillar la cosa. Por generosidad. ¿Porqué te lo digo? Porque te encanta la desgracia. Es un regalo que te hago. ¡Buen provecho!".
Es también un regalo que les hago. Estuve casi dos años sin poder contarlo a nadie.

Etiquetas:

13 Comentarios:

A la/s 9:55 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

El desamor del padre deja heridas que difícilmente sanen pronto
El dinero es sólo un detonante
Qué impresión para vos
Imaginate el padre del pibe!
p.k.

 
A la/s 11:21 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

¡Guau!
Esmeralda.

 
A la/s 5:03 p. m., Blogger tan versátil como acústica dijo...

odia a los suicidas, se odia a sí mismo, corolario, se mata. súper coherente a mi entender.

 
A la/s 5:06 p. m., Blogger Estrella dijo...

Gracias por la dedicatoria, yo tampoco entiendo por qué. Buen relato de un terrible momento, leí el libro de Camus, me había olvidado de esa historia.

 
A la/s 5:07 p. m., Blogger Mascaró dijo...

No, versátil, si yo lo entiendo bien, la cosa sería así: odia el suicidio y consecuentemente a los suicidas, por lo que les hacen a los demás, dejarlos con la culpa, pero no por disponer de su propia vida, que él juzga lícito. Entonces dice: de hacerlo, hay que maquillarlo de modo que no parezca suicidio, así nadie carga con eso.

 
A la/s 5:14 p. m., Blogger Mascaró dijo...

Figura al final, entre los agregados que Camus pensaba hacer y dejó sin insertar. Insisto, hablo de la edición francesa.
La dedicatoria, en realidad sé muy bien porqué. Me conmovieron mucho tus posts sobre Federico y sobre el amor. Leí TODO tu blog, fascinado.
Osadamente, te propongo un link. Como ves, son pocos los que tengo porque soy muy selectivo, pero igual pienso que salís perdiendo.

 
A la/s 6:37 p. m., Blogger Estrella dijo...

Y yo, felicísima, acepto. Y además te agradezco: por leerme, por haberme contado tu impresión, por la propuesta del link. Una gran alegría, Crab, de verdad. Mi blog es nuevito y esto me llena de entusiasmo.
Gracias! Nos leeremos, entonces!

 
A la/s 12:02 a. m., Blogger Swimming In A Fish Bowl dijo...

Ay Crab!!!
tremendo lo suyo, tremendo!!!
igual vio que dicen, que el suicida siempre fué suicida, no es que el tipo amaba la vida y se tiro por 5.000 dólares, lo hubiera terminado haciendo igual.
Se imagina la culpa del padre?, por ahi la historia termina con un suicidio más.
Beso.

 
A la/s 12:47 a. m., Blogger Mascaró dijo...

Swimming: el mundo de los suicidas es muy misterioso, y lo peor de todo, también muy incitante. A veces invita a asomarse.

 
A la/s 9:10 p. m., Blogger Swimming In A Fish Bowl dijo...

Ud cree???
Yo tengo un amigo que es un depresivo tremendo, un suicida en potencia, habla de eso todo el tiempo...y yo casi elijo ya ni hablarle porque me angustia por transitividad...
no se, yo no le veo el encanto.

 
A la/s 12:34 a. m., Blogger Mascaró dijo...

Swimming: no te digo estar con la idea fija. Te digo que a veces uno se pone a pensar en la inutilidad de tanto afán, en un mundo tan hostil, en tantas cosas que nos rodean y no nos agradan y contra las cuales no podemos hacer nada... Ahí es cuando nos invade la desesperanza.
Sólo nos salvan ustedes. Aunque, a veces, también son las que nos hunden.

 
A la/s 11:34 p. m., Blogger Swimming In A Fish Bowl dijo...

hmmm... ustedes a veces hacen que uno tenga ganas de matarlos..
entonces, los suicidas son uds, nosotras somo simplemente asesinas.
arreglamos asi?
le dejo un beso.

 
A la/s 10:29 a. m., Blogger Mascaró dijo...

Swimming: Habría que ver las estadísticas, pero a ciegas me animo a apostar que los hombres nos suicidamos más que las mujeres.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

Adoos