Dios es argentino
Un norteamericano decide escribir un libro sobre famosas iglesias en todo el mundo.
Decidió comenzar por China.
El primer día estaba tomando fotos en una iglesia cuando advirtió un teléfono dorado fijado a la pared con un cartel que decía: 10.000.- dólares la llamada.
El norteamericano, intrigado, le preguntó a un monje que pasaba para qué era ese teléfono.
El monje le contestó que era una línea directa al cielo, y que por 10.000 dólares uno podía hablar con Dios.
El norteamericano agradeció al monje y siguió su camino.
La etapa siguiente era Japón. Ahí en una inmensa catedral vio el mismo teléfono dorado con el mismo cartel debajo.
Se preguntó si sería el mismo tipo de teléfono que había visto en la China, y le preguntó a una monja que había cerca. Esta le contestó que era una línea directa al cielo, y que por 10.000 dólares uno podía hablar con Dios.
Bien, muchas gracias, contestó el norteamericano.
Así, atravesó Pakistán, India, Srilanda, Rusia, Alemania y Francia.
En cada iglesia encontró el mismo teléfono dorado, con el signo de 10.000 dólares la llamada debajo.
El norteamericano volvió a su país.
Ahí decidió ver que pasaba en América del Sur, que había dejado para el final de la gira.
Comenzó por Argentina, y en este país, por el norte, en una pequeña iglesia perdida en la cima de una montaña.
Ahí encontró el mismo teléfono, pero esta vez, el cartel debajo del mismo decía: Un peso la llamada.
Lógicamente, el norteamericano quedó muy sorprendido, así que le preguntò al cura por el cartel. "Padre, he viajado por todo el mundo, y he visto el mismo teléfono dorado en muchas iglesias. Se me dijo que era una línea directa con el cielo, pero en todas el precio de la llamada era de 10.000 dólares. ¿Por qué es tan barato aquí?"
El cura sonrió, y respondió: "Usted está ahora en la Argentina, aquí es una llamada local."
Etiquetas: Mi País
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