Mascaró


Alea jacta est

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lunes, marzo 17, 2008

Macacadas


Con mi hija, que está enfermita pero lucha duro, les llamamos macacadas.
Son cosas que después, en muchos casos, adoptamos nosotros, pero que siempre, cuando vengo, encuentro primero aquí.
Recuerdo un poco:

Las trabas para el volante.
Los avioncitos de telgopor.
Los aparatos donde poníamos los rollos de papel, de celofán y de alumini9o.
Los pusha-sacolas (los tubos con un agujero y un elástico en cada punta donde poníamos arriba las bolsas del supermercado y las sacábamos por debajo).
Los caimanes que movían la cabeza y la cola para la luneta trasera-
El aerosol con olor a cuero para rociar el auto y que pareciese siempre nuevo.
Las bolitas que tirábamos al aire y se e3ntrechocanam emntre sí.

Y ahora, la última:

¡Las raquetas matamosquitos!

¿Quién no odia a los mosquitos? ¡Vamos, no jodan! Eso de que te estén amenazando con su continuo fuiiiiiii, y de repente cesen en su amenaza, el momento en que estás esperando el picotazo y, como no sabés por dónde andaba merodeando, tampoco sabés dónde recibirás exactamente el picotazo para pegar ahí el cachetazo... ¡Se acabó!
Ahora, con la raqueta cazamosquitos, que pronto estará de moda en Baires, terminaremos con esa tortura, a la vez que no tendremos nada que envidiar ni a Federer ni a Nadal.
¡A raquetazo limpio! Drives y reveses (¡sin necesidad de ambas manos!). La verdad es que constituye un deporte que nos mantendrá en forma y, a la vez, contribuirá a nuestra tranquilidad nocturna.
Aclaremos que, con su apariencia inocente, la tal raqueta es una verdadera silla eléctrica para moscas y mosquitos. Y como la humana, hace un par de chirridos que nos hace recordar tantas películas sobre el tema. Y hasta me atrevería a decir que se siente un poco de olor a carne quemada (¿los mosquitos tienen carne?)
Con decirles que mi yerno, que es un apacible músico, de naturaleza sensible y pacífica, se ha transformado en un temible Eichmann, y raqueta en mano se pasa acechando a los amenazadores monstruos zumbantes, y viene y me cuenta regocijado, y con una sonrisa que tiene un no sé qué de sádica y siniestra: "esta tarde ya llevo matados quince".
Así que disfrute de los últimos estertores del verano. Compre ya la raqueta matamosquitos, que pronto se pondrá -según es costumbre- de moda en Buenos Aires. Y si no la encuentra, solicítela por línea privada a Crab, a precios inigualables.

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