El amor ¿otra vez?
Una mariposa se posó sobre mi hombro. Leve, sutil.
Y ahí pareció se quedaría, con un tenue aleteo.
Hermosa. Nunca había visto tanta belleza. No pude resistir (¿qué pasa con la belleza, que no nos alcanza con contemplarla, que queremos poseerla?) y tendí la mano. Con levedad. A medida que mi mano se acercaba, su aleteo se hizo más acentuado. Final, y fatalmente, voló.
La vi partir hacia mi olvido. Quedé apenado. Hubiera querido que permaneciera.
Días después volvió. Ahora no tan decidida. Dio unas vueltas en torno, como pensándolo (¿las mariposas piensan?). Me quedé quieto, volvió a posarse.
Ya era como si me perteneciera. Ya no tenía necesidad de atraparla. Sólo debía cuidar mis movimientos, hacerlos más cautelosos… Claro, el pausado aleteo proseguía. Quise creer que más lento ahora.
Pero fatalmente, hice algún movimiento brusco, supongo, y volvió a volar.
Otra vez sentí el sonido del cristal haciéndose trizas.
Volví a lo mío, que ahora carecía de sentido. Todo lo perdía sin ella.
Claro, lo que uno hace en estas ocasiones es culparse. Pensé que ciertamente era mi culpa, que sabía que era muy delicada, y que al menor movimiento -posesivo o no- volaría, como en efecto sucedió.
Juré que si volvía me cuidaría más, pero también pensé que, ya escarmentada, no volvería.
Mis amigos, enterados de mis avatares, comenzaban a aconsejarme: “que no me convenía, que era una veleidosa, que no era confiable, que si volvía, en cualquier momento volvería a irse y abandonarme. Y que alguna vez sería para siempre”.
Tal vez tenían razón… ¡Pero, dios, era tan hermosa! Estaba dispuesto a soportar cada vez el dolor de su partida, con tal de tener el inapreciable don de su regreso.
Pero unos días después volvió otra vez. La tercera. Bueno, sin dudas yo tenía algo con ella (eso era seguro), pero también ella algo conmigo. Sólo que la asustaba un poco. Y al parecer, ella no podía evitarlo.
Le hablé (¿nos entenderán las mariposas?):
-Bueno, al parecer algo nos une. Te vas, luego volvés. Quiero que te quedes conmigo para siempre. Estoy dispuesto a quererte, a cuidarte, a no hacer nada que cause tu espanto.
No sé si me entendió. Hasta ahora está conmigo. Y hasta a veces hace pequeños vuelos delante de mí, como para mostrárseme en toda su belleza. Y luego vuelve al que eligió como su lugar, bien cerca, siempre leve y tenue.
Los que conocen mis historias anteriores, saben que mi mariposa se llama Julia.
5 Comentarios:
:)
disfruta, disfruta, disfruta.
ama
y..cuídala.
Rufs
Te agradezco. Sobretodo sabiendo quién sos.
Hola. Muy lindo y muy emotivo lo que escribiste. El dolor de la partida siempre se soporta sabiendo que habrá un regreso. Espero que te quedes con ella para siempre.
Te cuento que tengo un blog sobre literatura, cine, música, deportes y otras cosas. La dirección es http://todoloqueimagines.blogspot.com
Me gustaría que lo visites y me dejes tu opinión.
Saludos.
Journalist: gracias por tu visita. Vi tu blog. Me gusta. Si querés linkeamos.
Crab, sigo fascinada recorriendo el aleteo de tu mariposa. Que seas feliz, muy feliz, dure lo que dure.
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