Seguimos con los derechos
La autenticidad de la carta del post anterior me pareció sospechosa, pero el hecho de estar firmada por el ministro de Canadá, sin que éste saliera a desmentirlo, calmó un poco mis sospechas.
No ocurre lo mismo con ésta, evidentemente apócrifa, que contiene todos los clásicos argumentos de la derecha, repetidos al cansancio.
Carta de una madre a otra madre: Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la manifestación de ayer en favor de la reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a sus familiares. Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para vos ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia. Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia. Si aún no lo sabes, yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al trabajo con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores y que fue asaltado y herido mortalmente de un tiro que realizo tu hijo. En la próxima visita cuando tu estés besando y acariciando a tu hijo yo estaré visitando al mio y depositándole unas flores en su tumba. ¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los días. Otra cosa querida: ni en el cementerio, ni en mi casa nunca vino ningún representante de esas entidades que tan solidarias son con vos para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento y ni siquiera para decirme cuáles son MIS derechos. |
Etiquetas: Mi País
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