SIGO CON CAÑAS.
Como se vio, no me gusta mucho el fútbol. Me gusta más el tenis. Soy partidario y he competido en deportes individuales, no de contacto. Mirar ciclismo o remo en televisión, aparte de que se pasan poco, sería más aburrido que chupar un clavo. Pero el tenis, en cambio, es de lo mejor. Se puede apreciar hasta el mínimo detalle. Y ahora se ha agregado, para colmo de delicadezas, el ojo de halcón, con el que se puede ver el exacto lugar en el que picó la pelota dudosa.
Quería hacer llegar (aunque nunca le llegue) un saludo a Cañas, que está haciendo una muy brillante campaña. Comerse sucesivamente a los número uno, seis y siete del ranking, es una hazaña poco igualada. A mediodía lo espera el compromiso definitivo por la copa. El rival es difícil: es de estos jóvenes nuevos que se llevan a todo el mundo por delante. Lo vi jugar el viernes y la ponía en los lugares más impensados, con increíbles fuerza y justeza.
No puedo aventurar pronósticos. En tenis no gana siempre el que juega mejor, sino el que aguanta mejor. Es un tema de concentración, pero sobre todo de temperamento, de no achicarse ante el rival, ni amilanarse porque nos metió un ace indevolvible. Poner cara de póker y dar vuelta el estofado. Y creo que Cañas viene irrebatible.
Otra vez: ¡Mucha suerte, Guillermo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario