El doctor, concluido el examen, suspiró y dijo: "Le tengo malas noticias. Usted tiene cáncer. Sería mejor que pusiera sus cosas en orden."
La mujer acusó el impacto, pero se las arregló para componerse, y caminó hacia la sala de espera donde su hija la estaba esperando.
Bien, le dijo, las mujeres celebramos cuando las cosas salen bien, y celebramos cuando las cosas no salen tan bien. En este caso, las cosas no salieron bien. Tengo cáncer. Por lo tanto, vamos al club y tomemos un Martini.
Luego de 3 o 4 Martinis las dos comenzaron a sentirse un poco menos sombrías. Hubieron algunas risas y más Martinis. Se aproximaron algunas viejas amigas, curiosas por saber qué estaban celebrando. La mujer le contó a sus amigas que estaban bebiendo por su inminente final. "Me han diagnosticado Sida".
Las amigas quedaron horrorizadas, dieron a la mujer sus condolencias y emprendieron una precipitada retirada.
Luego que sus amigas se fueron, la hija se inclinó y susurró: "Mamá, pensé que habías dicho que tenías cáncer, pero dijiste a tus amigas que tenías Sida, ¿porqué hiciste eso?"
La madre replicó: "porque no quiero que ninguna de ellas se acueste con tu padre una vez que yo me haya ido".
Y eso, amigos, es lo que yo llamo...
Poner tus cosas en orden.
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