Las Leonas salieron campeonas del mundo. Bravo, se lo merecieron.
Lo que no se merecieron, ni nosotros tampoco, fueron los desafueros del comentarista que acompañó el partido (De paso -largo paréntesis-: ¿son necesarios en TV los comentaristas? ¿Hace falta que me digan lo que estoy viendo? Recuerdo que cuando se comenzaron a transmitir los partidos de fútbol por TV, uno de los comentaristas a cargo señaló que puesto que la imagen lo decía todo, lo único que podía hacerse era indicar la persona que recibía la pelota. Y así se hizo en sus comienzos, durante muchos años. Hasta que a alguien se le ocurrió volver a la radio).
Si escuchábamos a este tipo (Crab se limitó a oírlo, no tuvo más remedio), las Leonas simbolizaban y representaban todo lo bueno que tenemos los argentinos (lo cual aún está en duda que poseamos): nuestro coraje, nuestra habilidad, nuestra potencia, nuestra valentía, nuestra determinación para sobreponernos a la adversidad. En fin, todas las virtudes que tenemos los argentinos, que nos han llevado al envidiable lugar en el que estamos situados.
Y que, por supuesto, le debemos a las Leonas, sí, pero además y sobre todo a Kirchner y señora.
Me hizo a acordar los hermanos Sojit.
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