Hace un tiempo, una gran amiga y excelente poeta, publicó en su blog un cuento de su hija.
Lo que me hizo recordar que también tenía atesorada una joyita de una mis queridas hijas (claro: ¿para qué padre no ha de ser una joyita algo que escribió su hija?).
Sin propósito de entablar competencias, sino más bien de estimular en los amigos este tipo de recuerdos, aquí va (se respetó rigurosamente el original):
Lo que pasó esta tarde
Mamá dijo: ¿vamos al balcón? ¡sí! ¡sí! Dos voces gritaron: eran yo y Elisa (mi hermana). Llegamos al balcón era un día fresco y cuando entramos mamá dijo Corina (yo) ¿traes el Royal Ludo? Bueno, mamá, lo traje y Elisa y yo empezamos a jugar. Elisa hizo una pequeña trampa y yo la dejé, pero no, no la pude dejar y le hice yo también otra trampa. Ella se dió cuenta y empezamos a pelear y terminamos:
1o. Elisa me empujó y le rompió una maceta a mamá.
2o. Elisa tiró el Royal Ludo y casi me pierde una bolita.
Después me dijo mamá, hacé una composición y... ¡aquí está!
Corina Laporte
Jajaja muy buena la composición de Corina que, por pagar con la misma moneda, tuvo que reflexionar!!!!!
ResponderBorrarEstas son las cosas que nos enseñan los hijos, que son una riquísima fuente de sabiduría y amor.
Besos de Luna para la "tramposa" Elisa, para la "reflexiva" Corina y por suuesto para Usted Mr. Crab