A Crab le parece que los violines no tienen nada que hacer en el jazz.
Sin embargo, hay excepciones. Stephan Grafelly, por ejemplo, que tocaba con Django Reinhardt.
Hay grabaciones que hizo Gillespie acompañado por violines que, con excelenteds orquestaciones, casi pasaban inadvertidos.
Acá tenemos otra excepción. Clifford Brown, acompañado solamente por un leve piano y delicados violines que exponen el tema, y llenan algún vacío.
Nótese la total ausencia de vibratos, y la carencia de estridencias. Todo el tema está tocado sin salirse del pentagrama, sin ningún alarde. Salvo el del buen gusto, la sobriedad y la plenitud de ideas musicales.
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