En otro blog, una comentarista habla de su desprecio por las bastardillas.
Quisiera hablar un poco del tema.
Un español prestigioso, creo que Unamuno, decía que las bastardillas eran una falta de respeto al lector, una forma de decirle: "¡eh, atención, fijate acá que he puesto algo muy ingenioso y sutil, no quiero que se te pase por alto"!.
Pero hay en el mundo editorial una serie de convenciones, que convendría aclarar.
El que sigue es un uso indicado en el mundo editorial, y es una convención universalmente aceptada.
Comprende a las bastardillas (o también itálicas), a las negritas, y a las menos conocidas VERSALITAS (small caps, pequeñas mayúsculas, les llaman los sajones).
Son todas variaciones de la tipografía, con las que hacemos distinciones en la escritura.
Las comillas se usan casi exclusivamente para indicar que se trata de una cita textual. A veces se usan superfluamente en combinación con las bastardillas, por ejemplo.
Las bastardillas están recomendadas para citar nombres de obras y para indicar que una palabra está escrita en un idioma distinto del castellano. Los autores, además, las usan para destacar una palabra del contexto.
Este es el uso contra el cual ironizaba Unamuno, y también -creo- nuestra comentarista. Personalmente pienso que si no se abusa, es legítimo.
El uso editorial prescripto para las negritas es específicamente para jerarquizar los títulos, o títulos de capítulos. A veces se usan combinados con las bastardillas, lo que produce entonces una gran variedad de combinaciones posibles. Algunos autores las usan para destacar también una palabra dentro de un texto. Me parece inadecuado y excesivo.
Las VERSALITAS se usan también para distintas jerarquías de capítulos o acápites. No se utilizan normalmente en un texto literario. Generalmente se usan más bien en las notas, donde a veces es necesario distinguir entre un montón de títulos: título del libro, título del artículo dentro del libro (si reúne distintos autores, sobre todo en el caso de obras científicas), título del capítulo, editorial y nombre del autor.
Todo esto da lugar al uso indistinto, y a veces combinado, de todas las variantes posibles antes indicadas.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarInmediatamente se me vino a la cabeza Salinger, especialmente en "Franny and Zoey" y en "Raise High the Roof Beam..." como ejemplo del buen uso de bastardillas, aunque en general es un recurso que no me merece gran simpatía, salvo en el caso de palabras de otros idiomas, títulos o autores.
ResponderBorrarSaludos nerds (ahí vendría bien una bastardilla).
Justamente en eso, en la precisa y medida utilización de los recursos con que cuenta, es que conocemos al buen autor.
ResponderBorrarGracias por tu comentario (y sí, nerd debiera ir en bastardillas, así como quizás mi debiera).