Walter Neves, biólogo y arqueólogo de la Universidad de San Pablo, nos ofrece una interesante conjetura.
Esta es una respuesta largamente esperada por nosotros, muchachos normales, especialmente los que nos quedamos sin la gatita que tanto nos gustaba, reemplazados por el malandro de la escuela, un sujeto delgado, que fumaba a los 14 años y usaba campera de cuero. Y por las chicas, que se preguntan porqué rayos cambiaron aquél muchacho simpático y gentil por ese otro rockero que escupía y usaba campera de cuero.
No se martirice. Competir con los bad boys es pérdida de tiempo. El mensaje que transmiten a las mujeres es por demás de poderoso. Si el tipo se toma cinco cervezas, pelea con todo el mundo, sale con su moto haciendo chirriar los neumáticos y, con todas las posibilidades de estrellarse contra un árbol, llega vivo a su casa, es porque sus genes son nada menos que increíbles.
Es como la cola del pavo -dice Neves-, un órgano que en la práctica no sirva para nada, es pesada y demanda mucha energía para formarse. Entonces, ¿porqué es interesante para el pavo sustentarla? Para ostentarse. Está señalando a las hembras que se puede dar el lujo de realizar un formidable dispendio y aún así huir de los predadores y conseguir alimento. Es la misma receta del tipo en cuestión, que utiliza tretas sucias a discreción y coloca su vida en riesgo sin necesidad.
En realidad, está mostrando su cola de pavo a las hembras a su alrededor.
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