Además, la pantalla gigante del estadio lo mostraba tal como lo mostró desde diferentes ángulos nuestro televisor en casa. Eso volvió locos a los mejicanos, que se le fueron encima al juez de línea a reclamarle que mirara la pantalla y se rectificara.
Lo que hizo, al punto de ir y decirle al árbitro titular que modificase el fallo porque se había equivocado. Pero Rosetti no le hizo caso, ya que una vez dictado un fallo no se puede rectificar. Y menos aún sobre la base de la tecnología, que no puede interferir en los fallos.
Por supuesto, como dijo un cronista de La Nación, a estas alturas el operador de la pantalla gigante del estadio ya se quedó sin trabajo.
Ahora bien, ¿cuál fue el comentario oficial de la FIFA? Cualquier persona sensata podría pensar que "en lo sucesivo en estos casos tomaremos en cuenta la evidencia que señalan los medios de registro oficiales". No, nada de eso. Eso hubiera sido si en la FIFA prevaleciera la sensatez. El comentario fue que "en el próximo Mundial se prohibirán las pantallas gigantes de los estadios".
O sea, podemos equivocarnos, pero no lo hagamos evidente.
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