jueves, enero 01, 2009

El auto usado II


Adolfo Rodríguez Saá





Alberto Rodríguez Saá




Adhemar do Barros


Algunos me han protestado por la inclusión de personajes supuestamente de izquierda entre los vendedores de autos usados.
Aclaremos: soy de izquierda pero no estúpido, y no me gusta que me roben ni los de derecha ni los de izquierda.
En mi vida he escuchado siempre a quienes tenían algo interesante que decirme. Por lo tanto, he frecuentado gente de derecha muy culta y esclarecida, que defendían con rigor lógico sus ideas, lo que, aunque uno no comparta, es digno de respeto y hasta de admiración.
Hay algo innegable en la gente de derecha: cuanto dicen que hay que arrasar con las villas que afean la ciudad y mandar a los negros otra vez a sus provincias a trabajar el campo, creen firmemente en que esta sería la mejor solución, y si llegaran a gobernar, probablemente lo intentarían.
La gente de izquierda que he conocido, en cambio, tienen todos por supuesto ideas progresistas: defienden la salud y la educación públicas y las soluciones posibles al problema de la vivienda popular, pero todos coinciden en algo: apenas tienen la posibilidad de un poquito de poder, olvidan todo eso y se decidan a robar.
Afán e inquietud que comparten, por supuesto, con muchos (la mayoría) de la derecha.
Yo, debo aclarar, no quiero que nadie me robe, no importa su pertenencia o no a mis ideales.
Hay, claro, una soluciòn intermedia: la de los "roban, pero hacen". A tal medida llegó su descaro que Adhemar do Barros, antiguo gobernador de Río Grande do Sul, en Brasil, cruzaba las rutas con pasacalles que proclamaban "Adhemar rouba, mais faz". En nuestro país seguidores de esta filosofía serían los Rodríguez Saá que, curiosamente, con sus grandes realizaciones (que son innegables: no confundamos las cosas) en materia de obras públicas sobre todo, concitan la admiración de muchos. Ambos ladrones, claro, pero al Alberto le da un poco por la cultura (javascript:void(0)si se entiende como cultura encamarse con cuanta actriz pueda).
No, definitivamente no.
Ya demasiado tenés con vivir absolutamente gratis: no pagás alquiler, ni luz, ni gas, ni agua corriente, ni traslados, ni servicio doméstico, ni comida, todo te lo paga el estado. Tenés regalos de todo tipo y de todos lados. Y además tenés un sueldo de la puta madre. Contentate con eso. Juntá la guita que ganás, a la que agregarás cuanto termines tu mandato una excelente jubilación (piensan en todo estos muchachos) y hacé aquello que el pueblo tanto te pide y necesita.
Seas de izquierda o de derecha.

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