Todo este quilombo no hace sino confirmar lo que viene sosteniendo Crab desde hace tiempo: que Grondona es un grandísimo hijo de puta. Con este descubrimiento, lo sé, no me van a dar ningún premio Nobel.
Pero tengo la solución: nada le impide a Maradona contratar a Ruggieri como su secretario personal (ya lo hizo con el personal trainning con quien nos hizo perder el mundial de EEUU, ante la complaciente benevolencia de Basile), a lo que Grondona no puede oponerse.
Como su secretario personal, Ruggieri estará siempre a su lado, y por supuesto podrá dar todas las opiniones que quiera y Maradona también por supuesto, hacer lo que quiera con ellas (la mayoria de las veces ignorarlas).
El sueldo de Ruggieri lo pagaría, claro, Maradona de su propio peculio ¿no tiene acaso ya bastante guita? (aunque reconozco qaue esta es la parte más floja del plan).
Dejo a los lectores adivinar, como de costumrbe, si esta es una propuesta seria, o un nuevo sarcasmo de Crab.
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