La Villa 31 - II
M. –Y ahí comenzamos una relación. Cada tanto me llamaba y nos encontrábamos.
C. -¿Y no tenías miedo de que empezara a gustarte y la cosa se te complicara?
M. –No, yo la tengo muy clara: cuando veo que la cosa se complica, la corto. Uno no puede andar jugando con esas cosas: tengo tres hijos que dependen de mí y me necesitan, y no puedo andar jodiendo con eso. Por otra parte, todo lo que nos seduce cuando conocemos a un tipo nuevo, con el tiempo se convierte en lo mismo que teníamos. Con el tiempo, la rutina termina con todo el encanto.
C. (Ansioso por conocer el final de la novela) –Bueno, ¿y cómo sigue la cosa?
M. –Bueno, ya le conté. ¿Se acuerda cuando le conté que me habían robado el bolso en la Estación Terminal, cuando fui a despedir a mi cuñada que se iba a Salta?
C. –Si, ahora recuerdo (en realidad no recordaba nada, era una de esas conversaciones que no registro),
M. –Bueno, en el bolso llevaba el celular, y me lo robaron también, así que no supe más de él.
C. -¿Y no lo extrañás?
M. –No, porque ya se había empezado a poner pesado…
C. -¿Cómo, pesado?
M. –Sí, empezaba con la historia de por qué no dejaba a mi marido y me iba a vivir con él.
C. –Me imagino lo desesperado que debe estar el tipo, llamando al celular y que no le contesten, o que le conteste otra persona (el que se lo afanó) y le diga que ahí no hay ninguna Mary.
M. –Sí, y parece que ya anduvo averiguando con mi hermana, que había ido al bar el día en que nos conocimos, y le preguntó por mí, y cómo me podía encontrar. Pero mi hermana, ya avisada por mí, le digo que se había peleado hace tres años conmigo y que desde entonces no me veía, y así terminó la historia.
Reflexiones de Crab:
Al parecer, los valores occidentales y cristianos de Mary con respecto a la familia son más sólidos que los corrientes de este lado de las vías. Confieso que me resulta envidiable esa convicción con que sostiene “cuando la cosa se complica, la corto”. Justamente a Crab, personalmente, cuando la cosa se complica es cuando más le empieza a gustar. Hasta límites impensados.
¿Será que no somos nosotros los destinados a hacer perdurar los viejos valores familiares en los que creímos hasta mediados del siglo xx?
Etiquetas: El mundo es ancho y ajeno.
2 Comentarios:
Bien por Mary. La tiene clara. Cuando se complica huir es la consigna. Lo que la salva es que no se enamoró. Además las mujeres aguantan porque tienen cría. Alguién debe ayudarlas. Eso le da la pauta Crab que somos todos occidentales y cristianos en nuestros internalizados pero descoloridos valores. Me encantó la historia. Mis respetos a Mary.
Sí, así. Es cierto: Mary la tiene clara. Más que muchos de nosotros. Agradezco, como siempre, tu cordial visita.
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