
Bertone, el Secretario de Estado vaticano, visitó a la pareja presidencial, y le regaló su sonrisa siniestra y, claro, el rosario de rigor.
Cristina lo mira asombrada, como preguntándose: "¿para qué servirá esto?"
Luego, como no tenían el facón o el Martín Fierro de rigor acostumbrados para retribuir el regalo, no tuvieron más remedio que invitar al Papa a visitar el país.
Invitaciòn que, por supuesto, Bertone agradeció y aceptó.
Por supuesto, al Papa nunca lo veremos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario