martes, marzo 06, 2007

El discurso de Kirchner en el congreso

Quisiera fundamentalmente un presidente que me representase. Un presidente que fuera de todos los argentinos. ¿Será mucho pedir? No me gusta particularmente Macri, pero tampoco me gusta que mi presidente lo agreda, porque un presidente es presidente de todos, insisto. Menos me gusta que un presidente haga cortes de manga. Eso está bien para los teatros de revista y la televisión, no para el Congreso.
Tampoco me gusta que se gaste mi dinero en sandwiches y cocas para llevar gente a aplaudir. Que vaya el que quiera, y si no van muchos por las suyas, hagamos lo posible para que vayan, pero no sobornándolos.
En cuanto al discurso en sí, parece que la economía creció por quinto año consecutivo, que bajó la ocupación, que se crearon muchos nuevos empleos, que aumentaron las exportaciones y que creció la inversión en obras públicas.
Muy bueno, pero la gente percibe otra realidad: una policía numerosa pero ineficaz, incapaz de resolver delitos; hospitales en crisis, que atienden mal o directamente no atienden a la gente, por falta de médicos, enfermeros y medicamentos; una justicia lenta e injusta la más de las veces; una escuela que no enseña, con docentes numerosos, pero que todos los años se declaran en huelga; crecimiento desmesurado de villas de emergencia, que ya no son tales, y comienzan a crecer hacia arriba; un transporte público en ruinas e insuficiente para cumplir las necesidades de la gente que trabaja; una burocracia en constante crecimiento, que dificulta cada vez más los trámites que debemos realizar.
La protesta parece haber adoptado ahora expresiones que llegaron para quedarse. No hay protesta sin que se joda a media humanidad, muchos más siempre que quienes protestan. Las ocupaciones de espacios que son de todos, el corte de calle por las que todos tenemos derecho a transitar son la regla.
Entonces me pregunto ¿estamos realmente en un país mejor? Todos los datos que dio Kirchner no le interesan a la gente. Son datos para los economistas y para todos los que se benefician con esos crecimientos, que no son los trabajadores ni la gente común.
Agrego el conflicto con los uruguayos, que siempre fueron nuestros mejores amigos. Que, estoy seguro, pudo y debió tratarse de una forma más elegante. Pero la elegancia está reservada sólo para los atuendos de Cristina, también en esto lejos del pueblo.
Me doy cuenta de que esto suena muy gorila, muy diario La Nación, pero es lo que realmente estoy sintiendo en estos momentos de bronca, en que percibo que vivo en un país que me trata mal en todos los sentidos posibles. A mí y a muchos que no leen La Nación.

6 comentarios:

  1. Anónimo3:48 p. m.

    Me gustó tu comentario inaugural...
    MÁS BESOSSSSS!!!!!!!!!

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  2. Anónimo1:01 p. m.

    Que pasa Crab??
    Necesito tu editorial del dia de hoy!
    Cariños
    A

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  3. Anónimo2:16 p. m.

    hola crab! qué bueno que abriste tu blog. te felicito y espero que sigas escribiendo...

    creo que todos los comentadores de ememe deberíamos animarnos con uno (especialmente Hipólita y A).

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  4. Bienvenido, Crab, al mundo de los blogs.Ingenuamente, pensé que todos los comentators tenían plataforma propia: o sea, un blog para decir lo que se les cante a propósito de nada. Los animo a que lo hagan: yo los leería.
    besos,
    A.

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  5. Anónimo4:43 p. m.

    hola crab. a mí también me parece que en alguna gente crea ese microclima (no en ememe, por ejemplo).
    me parece que muchas de las cosas de las que te quejás no van a cambiar si cambia el presidente, sino si limpiamos ese cáncer de corrupción y dejadez que invade nuestras instituciones. la política es a menudo un reflejo de lo podridos que estamos todos también. qué sé yo. tampoco leo la nación.

    potus

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